Es indudable que el voto "no positivo" de Julio César Cleto Cobos al proyecto oficial de retenciones móviles, en la histórica sesión del Senado del 17 de julio de 2008 , cambio el mapa político del país y dejó debilitado al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. De inmediato, además comenzó un debate que perdura hasta hoy: ¿Debe renunciar el vicepresidente?
Desde el kirchnerismo le hicieron saber su opinión a Cobos ese mismo día: recibió amenazas, escraches y hasta aparecieron pintadas de rechazo . Como contrapartida, su popularidad se disparó y comenzó a perfilarse como uno de los personajes políticos del año, con buenas posibilidades de ser candidato en 2009 o 2011.
Pronto empezaron también los clamores por la renuncia del "traidor". Primero fue el senador José Pampuro, quien pidió que Cobos "dé un paso al costado" . Luego se sumaron diputados oficialistas como Carlos Kunkel , Edgardo Depetri y el titular de la bancada kirchnerista en el senado, Miguel Ángel Pichetto. Incluso el cineasta peronista Leonardo Favio y el actor Raúl Rizzo pidieron la salida del vice.
Parecía que la reconciliación entre Cobos y la Presidente, o entre Cobos y el kirchnerismo, sería imposible . En la primera reunión que tuvieron tras el voto "no-positivo" , acordaron una coexistencia pacífica. En los hechos, la estrategia del Gobierno desde entonces consistió en ignorar y ningunear lo más posible a su vicepresidente.
El ex presidente Néstor Kirchner, por su parte, atacó a Cobos en varias ocasiones, aunque sin pedir su renuncia. Lo propio hizo Luis D'Elía, titular de la Federación Tierra y Vivienda (FTV), que lo calificó de "miserable traidor".
El vicepresidente salió a defenderse: justificó que su voto "evitó que Cristina tuviera que irse antes de cumplir su mandato" , y dijo que sólo podrían echarlo a través de un juicio político . También sugirió llamar a un plebiscito para decidir su renunci a , pero al final descartó la idea.
Una encuesta reciente de Perfil.com parece ratificar el pensamiento de Cobos: un aplastante 85 por ciento de los votantes (12.025) estimó que debe quedarse hasta el final del mandato, mientras que sólo el 7 por ciento (996) cree que debe renunciar. El 8 por ciento restante (1.098) apoyó la idea del plebiscito.