Córdoba fue la provincia que marcó el precedente de la oleada de protestas policiales. El martes 3 de diciembre al mediodía, los agentes se acuartelaron en reclamo de mejoras salariales.
Tras una noche de saqueos y zona liberada, donde hubo dos víctimas fatales, De la Sota volvió a la provincia de urgencia, pidió a la Gendarmería por Twitter y terminó acordando un aumento de sueldo con la policía al día siguiente y echando, una semana después, a su ministra de Seguridad.
A partir de allí, las fuerzas policiales de diferentes provincias siguieron los pasos de Córdoba en un “efecto contagio”dejando zonas liberadas donde no tardó en llegar la ola de saqueos. En total hubo 10 muertos y, en el plazo de 15 días, fueron 14 las provincias en conflicto.
"Hay un problema con las normas sociales y su vigencia en la mente de la gente. La sociedad funciona cuando las normas están internalizadas en los individuos. Hay personas que no las internalizan ya sean por rebeldes o porque no quieren.Pero cuando tenes un fenómeno muy generalizado de la no vigencia de las normas que es el caso de la Argentina, es un problema muy serio”, dijo a Perfil.com el consultor político y sociólogo, Manuel Mora y Araujo.
“Otro tema distinto es la policía, distinto pero muy argentino. La policía está mal insertada en la sociedad y no cumple sus funciones que es esencialmente el mantenimiento del orden sobre la base de la confianza de la sociedad. Y lo que sucede, es que justamente la sociedad no confía en su policía”, agregó el sociólogo.
El festejo de los 30 años de la Democracia. A pesar del pedido de varios dirigentes opositores de suspender el mega festejo para festejar los 30 años de Democracia mientras en el resto de las provincias continuaban en conflicto, el Gobierno Nacional decidió realizarlo igual.
Durante su discurso, Cristina se refirió brevemente a las protestas sociales y los saqueos aunque evitó hablar de los muertos. "Yo no nací en el Palacio Anchorena, soy hija de trabajadores. Nunca me sobró nada y nunca se me ocurrió ir a saquear", vociferó la presidenta.
“Los 30 años de la democracia se cumplen en medio de problemas que la Argentina no ha resuelto: problemas con la policía, problemas estructurales de pobreza. Y por un lado, uno por supuesto puede celebrar que tenemos 30 años de democracia porque no es nada menor pero por otro lado no es para dar festejos demasiado festivos”, finalizó el analista Mora y Araujo.