Ricardo Lorenzetti prefirió no hablar de su posible renuncia como presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Al llegar a la Feria del Libro para dictar una conferencia sobre el Nuevo Código Civil, el titular del máximo tribunal no mencionó los rumores de su posible apartamiento del cargo, pero tampoco negó la versión de “cansancio moral” que habría hecho conocer a sus colegas en el día de hoy.
“No hablaré al respecto, sólo disertaré sobre el Código Civil”, reiteró el magistrado a los periodistas que lo esperaban en la recepción del Pabellón Rojo de la Rural previo a ingresar al Salón José Hernández donde lo esperaba un auditorio repleto.
El jurista santafesino se reunió esta mañana con sus pares Elena Highton de Nolasco y Juan Carlos Maqueda, y les habría adelantado la decisión de terminar su gestión como estaba prevista hasta finales de 2016 pero que renovaría el cargo de presidente por estar agotado de las “presiones”.
El ambiente está caldeado. Ayer el exministro de la Corte Suprema, Eugenio Zaffaroni, cuestionó en duros términos a Lorenzetti al adelantar su tercera reelección. Advirtió que sería conveniente que la presidencia “fuese rotativa”, año por año.
El presidente del Máximo Tribunal es el encargado de buscar consenso en casos de discrepancias, empate o en caso de situaciones complejas que se pueden dar en el manejo interno del último eslabón del poder judicial.
Entre otras de las facultades, el titular del máximo tribunal es la autoridad entre los ministros, toma decisiones y aprueba la administración del Comité de Inversiones. Este órgano financiero fue creado en 2007, precisamente con la asunción de Lorenzetti, para manejar de los fondos del poder judicial entre la Corte y el Consejo de la Magistratura. La cabeza de esa “ingeniería financiera” es el presidente de la Corte y por debajo, el Administrador General de la Justicia, el contador Daniel Marchi.
Para el Jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, Lorenzetti se maneja como “un monarca” y quisiera tener un “unicato”, en vez de “ampliar las voces judiciales en beneficio de la ciudadanía”.
Para los allegados a Lorenzetti, el desgaste viene de hace muchos años y el pico máximo fue durante la puja por la Ley de Medios en 2013. Año en el que el actual Secretario de la Legal y Técnica, Carlos Zanini, lo habría “hostigado” hasta el cansacio para que los ministros resolvieran por la “constitucionalidad”.
Por ello, previo a la resolución que puso límites a la pelea del Gobierno contra el Grupo Clarín, Lorenzetti amenazó a sus pares con renunciar al cargo de ministro. “Estuvo muy mal, agotado, presionado”, explican aquellos que lo conocen en la cotideaneidad.
La puja que encubriría esta tensión se centraría en que el Gobierno quiere asegurarse el quinto cargo de ministro antes de abandonar la gestión. Fracasada la postulación de Robertino Carlés, la idea sería nombrar en el lugar que dejó vacante Zaffaroni a Carlos “Chino” Zannini con los del peronismo federal en la Cámara Alta.
La Constitución establece que los ministros de la Corte serán nombrados con el voto de los dos tercios de los miembros “presentes”. Esa interpretación daría lugar a que existan ausencias, enfermedades o aviones que no arriben desde alguna provincia.
La apuesta del Gobierno será a todo o nada. En los últimos días, tanto Zannini como Aníbal Fernández, Jefe de Gabinete, le habría hecho llegar dos propuestas que dependerán de los resultados de las elecciones de Octubre.
Como primera opción, consensuar una transición y asumir el costo político de ampliar la Corte Suprema a siete o nueve miembros con un Gobierno que se iría legitimado por el caudal de votos, explican funcionarios a Perfil.com. Esto implicaría acordar dos candidatos para la oposición y tres para el oficialismo. O dos a uno, según la cifra de miembros a la que se extienda el Máximo Tribunal.
La segunda oferta sería acordar con el próximo Gobierno la modificación de la integración de la Corte Suprema, y que el costo político lo asuma la nueva gestión consensuada por el voto popular.
Los hombres duros del Gobierno confían en que será el bonaerense Daniel Scioli, con el que podrán consensuar la nueva Corte Suprema “con disparidad de voces”.
Analizan también el escenario con un Mauricio Macri triunfante. Y deslizan que sería más complejo, aunque el mediador sería un posible candidato a ministro, el jurista radical Ricardo Gil Lavedra.
Quienes conocen a la presidenta coinciden en que será ella la que decida de qué manera se hará la transición hacia una nueva constitución del Máximo Tribunal post 2015.