Trabajan en tándem, sí, pero cada uno siempre con un ojo mirando lo suyo. El vínculo entre el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, y el jefe del bloque del Frente de Todos, Máximo Kirchner, demostró estar muy aceitado durante el atípico año parlamentario y permitió comandar casi sin fisuras el bloque de la primera minoría con 118 diputados.
Sin embargo, el desenlace del proyecto de Aporte Solidario y Extraordinario, que finalmente será llevado al recinto el próximo martes, mostró las distintas miradas sobre las prioridades políticas.
Según describió a PERFIL un diputado del oficialismo muy interesado en el avance del proyecto, “había una decisión de Máximo Kirchner de avanzar” con el texto que elaboró en conjunto a Carlos Heller y que, en su momento, contó con el visto bueno del presidente Alberto Fernández. Es por eso que el jueves por la noche se lanzó la convocatoria a una sesión especial, que no fue comunicada a través de los canales institucionales habituales sino que salió directamente de la oficina de prensa de Máximo Kirchner, en parte compartida con su madre la vicepresidenta Cristina Kirchner. La oposición de Juntos por el Cambio no formó parte de las negociaciones y se enteró una vez que se hizo público el llamado a la sesión.
En privado, el hijo de la vicepresidenta explicaba que la demora del tratamiento tenía que ver con un “ultimatum” que le había puesto al sector empresario. “Manden una contrapropuesta para alcanzar la misma plata que el Aporte Solidario y lo vemos”, resumía Máximo.
La contrapropuesta nunca llegó y, al parecer, el tiempo se acabó, concluyen en el oficialismo.
El asunto es que menos de una semana antes de la novedad, desde el entorno de Sergio Massa habían dejado trascender que el Aporte Solidario y Extraordinario iba a buscar la media sanción recién cuando llegara la reforma tributaria elaborada por Martín Guzmán, sobre finales de noviembre, para evaluar cualquier contradicción entre las propuestas y esquivar inconvenientes fiscales como podría ser una doble imposición sobre los mismos bienes.
“Hay buena onda,
pero el vínculo de
Massa con algunos
sectores Máximo
no lo tiene.”
“Massa y Máximo representan a dos espacios distintos, es cierto que hay buena onda y que se manejan muy bien, pero el vínculo que tiene Massa con algunos sectores, no lo tiene Máximo”, resume otro integrante del bloque mayoritario, en referencia con los buenos vínculos empresarios que mantiene el tigrense desde hace tiempo.
Precisamente, esa construcción es la que también pone bajo sospecha el real avance de la ley de etiquetado de alimentos, que cuenta con media sanción del Senado y ahora pasará por cuatro comisiones para su debate en la Cámara baja, en medio de un fuerte lobby empresario del sector azucarero para frenarlo.
Desde Diputados revelaron que hubo una charla previa entre ambos el miércoles y remarcaron que Cecilia Moreau, la mano derecha de Massa en el manejo interno, estuvo entre las firmantes del pedido de sesión especial.
Además de la intención de que el proyecto no se siga postergando, hubo una voluntad de aprovechar la iniciativa para generar un “hecho político”, ya que el martes 17 de noviembre se celebra el Día del Militante Peronista, que recuerda el regreso de Juan Domingo Perón al país en 1972, luego de 18 años de exilio en España. Máximo aprovechará ese día para incorporar en el temario su proyecto que modifica la ley de Manejo del Fuego, que incorpora una prohibición de entre 30 a 60 años para cambiar el uso de las superficies afectadas por incendios, en su mayoría intencionales.
Como dato político, el martes también se dará sanción definitiva al Presupuesto 2021, luego del insólito olvido que truncó la sanción en el Senado el jueves. El texto completo pasará el lunes por la Comisión de Presupuesto y el martes, antes del tratamiento de los asuntos en agenda, se buscará sancionar la Ley de Leyes.