Faltan 500 días para la renovación del mandato presidencial en Argentina, en un momento bisagra dado que el peronismo podría perder la reelección por primera vez en su historia, uno de los últimos mitos de la política contemporánea. En el ojo del huracán está el conductor oficial: el presidente Alberto Fernández.
Las divisiones de criterio dentro del tripartito Frente de Todos hicieron estragos en la capacidad de gobierno de la exitosa máquina electoral creada por Cristina Kirchner en 2019. La coronación de este proceso fueron los hechos que derivaron en la corrida cambiaria que marcó récords históricos llevando al dólar paralelo a aumentar $99 en tan solo un mes.
Con condicionantes mediante, como el acuerdo con el FMI, la pandemia de coronavirus y la guerra en Ucrania, el gobierno panperonista se convirtió en la práctica en una bomba de tiempo, y golpeó a su conductor de manera casi irreversible, a tal nivel que circularon rumores de renuncia o incluso de que estaría negociando no presentarse a la reelección.
A todo esto se suman internas que dificultan su gobierno y la parálisis en el Congreso, desde donde la coalición opositora cuida su propia base electoral. Todos estos son los desafíos que se le presentan al presidente en lo que podría ser el último tramo de su gestión, enmarcado en un resonante tic tac que marca la falta de respuestas que alivien la crisis y envíen certidumbre a la ciudadanía y a los mercados.
Resolver la parálisis de gobierno
Una de las consecuencias de la falta de coordinación de la dupla presidencial fue la renuncia del exministro de Economía, Martín Guzmán, que provocó una crisis política, una corrida cambiaria y la pérdida de la credibilidad que le quedaba a Fernández. Esta situación agitó el viejo fantasma de presidentes vacíos de poder que se van en el helicóptero junto a la imagen de caos social, producto de una fuerte inestabilidad política.
"Estamos ante una situación de parálisis política, que tiene que ver con un problema de gobernanza de la coalición, donde no rigen reglas de funcionamiento, definición de roles, procesos de tomas de decisiones o mecanismos de resolución de conflictos", explicó a PERFIL el politólogo y consultor político, Facundo Cruz.
En tanto, el investigador señaló que, ante la falta de coordinación en el ejercicio del poder, eso llevó a "errores graves del ejercicio del liderazgo" del Frente de Todos, reafirmando la tesis de que más allá de la fragilidad de la economía argentina, el problema es político: Cristina por exigir el uso de la lapicera y Alberto por callar.
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En ese sentido, y luego del frenesí de esos días, el Ejecutivo se dispuso a negociar cambios en el gabinete para equilibrar las fuerzas y relanzar el gobierno, algo en lo que tanto Cristina como Alberto coinciden, especialmente luego de que la designación de Batakis no calmara la situación como se esperaba. "El funcionamiento de la coalición depende enteramente de la voluntad de sus dirigentes. Si no se ponen de acuerdo, se bloquea la coalición automáticamente", subrayó el especialista.
Para solucionar la parálisis entra "el plan Massa". En los últimos días, las reuniones entre Cristina, Alberto y Massa vaticinaron llegada del tercer aliado al gabinete que buscará apaciguar las aguas. Eso dependerá de las concesiones que le den en el área económica, consignó este miércoles 27 de julio a PERFIL una fuente cercana al líder del Frente Renovador.
Los "mitos peronistas" en riesgo
La renovación del mandato presidencial. Más allá de cómo se autopercibe Alberto, si socialdemócrata o peronista, uno de sus principales desafíos de acá a las elecciones es pilotear la nave para no convertirse en el primer presidente peronista de la historia que perdió una reelección. "El último mito en Argentina es que un gobierno peronista renueva su mandato, nunca en la historia ocurrió lo contrario. Si esto pasa, romperá el piso del 30% asociado a ese mito", puntualizó Cruz al respecto.
Trabajadores formales pobres. Una de las deudas de campaña del presidente es reducir la alarmante pobreza, acentuada por la crisis económica y la descontrolada inflación que socava el poder adquisitivo de los trabajadores. Lo insólito de la coyuntura actual es que en tres años, el gobierno no pudo revertir la situación de los trabajadores formales, que a pesar de tener trabajo, son pobres, algo que va en contra del "mito fundacional" y, por ende, la base electoral del peronismo. A esto se suman los trabajadores informales y los movimientos sociales, en creciente tensión con el gobierno, como evidenció la advertencia de Juan Grabois sobre los saqueos.
Renuncia y llamado a elecciones anticipadas. En medio de la inestabilidad financiera del último mes, circularon rumores acerca de un escenario de renuncia del presidente y elecciones anticipadas, algo que no ocurrió nunca en la historia.
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Tender puentes con la oposición
Bastaron 3 años, una pandemia y una guerra para que Alberto Fernández pasara del "unir a todos los argentinos" al “no me van a voltear" del discurso que dio luego de la feroz corrida cambiaria que catapultó al dólar a los $350. Hasta ahora el hecho de que haya sectores de la oposición que no quieren que el presidente termine su mandato son solo rumores. Sin embargo, reflejan la falta de diálogo con la oposición, entendida como "parálisis externa". En ese sentido, el presidente deberá hacer concesiones para que el Congreso le apruebe leyes vitales para la gobernabilidad.
Los referentes de Juntos por el Cambio, la única coalición "no peronista" que sobrevivió a la gestión presidencial, no parecieran estar dispuestos a ceder, viendo al gobierno golpeado. Y menos aún si el presidente continúa demonizando a los productores agropecuarios, un electorado cambiemita, a quienes acusó en varias oportunidades de "no querer liquidar" los dólares en detrimento de la frágil balanza comercial argentina.
"El gran desafío que tiene el gobierno es resolver la parálisis interna y resolver la parálisis externa, que tiene que ver con la relación entre el oficialismo y la oposición en el Congreso y la tasa de aprobación de los últimos dos años. La falta de punto de contacto mínimo se da al tocar las variables económicas, por ejemplo, cuando creen que determinado proyecto afectará a su propio electorado. Los déficits de funcionamiento y la disfuncionalidad del Frente de Todos son producto de esta parálisis", concluyó Cruz.
CD / ED