Faltazo a las actividades del viernes, reunión sorpresa con el fundador de Facebook y un discurso cargado de críticas al los Estados Unidos y el Reino Unido. Así fue el breve paso de la presidenta Cristina Kirchner por la VII Cumbre de las Américas, que transcurre este fin de semana en Panamá. La gran novedad fue que vinculó por primera vez las sanciones norteamericanas contra funcionarios venezolanos con la política británica en las Islas Malvinas. Elevó así la tensión con estos dos países tras reiterados intercambios diplomáticos de fuerte tono en las últimas semanas.
Fue el último encuentro hemisférico de su mandato y, a la luz de los escasos contactos bilaterales y el fuerte tono de su discurso, pareció más orientada al consumo interno. No participó de ninguna de las actividades que le hubieran permitido un intercambio con el presidente Barack Obama, pero le dio la mano durante la toma de la foto oficial. También intentó aleccionarlo durante un tramo de su discurso. El golpe de efecto fue malogrado porque el norteamericano se había retirado. “No sé si estará, no alcanzo a ver, tendría que ponerme los anteojos y no tengo ganas. No está. No importa, alguien se lo contará”, dijo durante un pasaje de su intervención ante el plenario.
“Ningún país del continente americano puede ser una amenaza para Estados Unidos”, disparó la mandataria durante su intervención, al criticar las sanciones del gobierno estadounidense contra dirigentes venezolanos. También hubo críticas a la principal potencia hemisférica por su política sobre narcóticos: “La droga y el dinero quedan para los países desarrollados y los muertos y las armas para los países de América Latina”.
Similar tono utilizó al denunciar al gobierno británico –que no participa del encuentro– por la militarización y la explotación petrolera en el Atlántico Sur. La vinculación de la política de los dos países anglosajones constituyó una novedad. “Llamó la atención la similitud y la simultaneidad de ambas posiciones”, sugirió la mandataria.
El viernes, Cristina no llegó a tiempo para –o desistió participar de– los eventos oficiales y fue reemplazada por Timerman en la apertura y la cena de bienvenida. Sólo mantuvo dos reuniones en paralelo a la cumbre. Un encuentro con Rousseff, del que no trascendió información, y una “audiencia privada” con Mark Zuckerberg, fundador de Facebook. El encuentro con el joven empresario fue para “analizar políticas de innovación tecnológica, ciencia y tecnología”, informó ayer Télam.