El 17 de octubre fue la evidencia de que las diferencias internas recrudecerán de cara al rearmado electoral del próximo año. Pero esto no quedó ahí, porque esta misma semana el sindicalismo y el Movimiento Evita que hasta ahora mantenía las críticas a puertas cerradas, decidieron hacerlas públicas al sentirse amenazados por un protagonismo de Cristina Kirchner que los termine excluyendo o disminuyendo al máximo su lugar en la mesa que definirá cómo pelear el 2023.
Ni a Cristina Kirchner ni a Máximo Kirchner les gusta que les hablen a través de los medios o en actos, a pesar de que ellos mismos utilizan los escenarios para enviar mensajes internos. Por eso, el primer movimiento que irritó al kirchnerismo fueron las frases lanzadas por Gerardo Martínez y Sebastián Maturano el Día de la Lealtad. “Queremos poner concejales, legisladores provinciales, diputados y senadores nacionales. No podemos ser convidados de piedra y nos van a respetar porque tenemos la fuerza”, lanzó el secretario general en la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA). Minutos antes, el secretario de la Juventud de la CGT disparó: “No tengo nada contra La Cámpora pero ¿es más importante que nosotros?”. Máximo Kirchner les respondió el mismo día asegurando que “el desafío por delante no es ver quién tiene lugar en las listas”.
Massa esquiva la discusión política al asegurar que tiene problemas más urgentes
Los dirigentes sindicales y sociales saben que el diputado nacional volverá a tener la lapicera el año próximo y que su representatividad corre peligro. “No se entiende muy bien qué reclaman. En 2019 Máximo fue en el quinto lugar de la boleta de diputados por la provincia de Buenos Aires y Leonardo Grosso, representando al Movimiento Evita, fue tercero”, dicen desde el entorno del diputado y presidente del PJ bonaerense. Admiten, de todos modos, que la mayor cantidad de bancas se las llevará quien represente la mayor cantidad de votos “y ese espacio es el de Cristina Kirchner”, dicen.
Cuando hablan de listas, Máximo Kirchner suele decir que nunca fueron mezquinos. En las discusiones que se dan sobre el límite de la presentación de candidaturas suele recordar cómo La Cámpora cedió lugares y hasta bajó candidaturas. Uno de los ejemplos que esta agrupación recuerda es que bajaron a su candidato a intendente en General San Martín en 2019 por pedido de Alberto Fernández. “Es fácil bajar una lista cuando tienen pocas chances de ganar”, replican del otro lado.
La CGT funcionó hasta ahora como el aliado principal de Alberto Fernández y el Movimiento Evita liderado por Emilio Pérsico y Fernando Navarro como el brazo territorial del Presidente. En cambio, “Los Gordos” y los independientes nunca tuvieron afinidad con Cristina Kirchner mientras que el Evita viene de años de disputas por territorios con La Cámpora y aunque en 2019 compitieron juntos, venían de estar en la boleta de Florencio Randazzo. Ahora quieren presentar candidatos en la boleta del Frente de Todos y desafían con disputar La Matanza con candidata propia. “Siempre fueron oficialistas sin importar el gobierno de turno. Para ellos que gobernara Cristina o que gobernara Macri era lo mismo”, es el principal reproche del kirchnerismo a estos sectores y recuerdan que las peleas con Juntos por el Cambios en el gobierno las dieron en soledad.
El Movimiento Evita sigue al lado de Alberto Fernández mientras que la CGT se está mostrando distante del Presidente desde que decidió no consultar con ellos el nombre del reemplazo de Claudio Moroni en el ministerio de Trabajo. Pero el jefe de Estado no pretende aliarse al kirchnerismo en esta batalla ya que en la discusión por las listas que está dispuesto a dar la CGT lo puede llegar a fortalecer.
Máximo Kirchner agilizó esta semana una mensa que empiece a discutir la estrategia electoral en la provincia de Buenos Aires. Allí no hubo ni representantes del sindicalismo, ni del Movimiento Evita. Tampoco llegó a La Plata nadie en nombre de Alberto Fernández.
Pelea por redes. Este viernes, la pelea pública escaló. “La CGT y el Movimiento Evita dieron señales de que trabajarán juntos contra el kirchnerismo”, “Sorpresiva alianza de la CGT con piqueteros oficialistas para enfrentar a los K en 2023”, decían los titulares que La Cámpora decidió salir a responder. Solo tres palabras bastaron para mostrar el malestar: “Y Macri también”, escribieron en las redes sociales de la agrupación para marcarles que parecen un partido opositor. “Nosotros nunca dijimos que vamos a trabajar en contra de alguien y nunca trabajamos en contra de un sector de nuestra propia alianza, sabemos que esta línea no es responsabilidad de quien escribe, sino de la dirigencia que decide filtrar eso”, dicen desde el kirchnerismo. La pelea no quedó ahí. “Compañeros, hagámonos cargo de los problemas que sufre la Argentina y trabajemos para resolverlos. Además ¿no era que Clarín miente?”, respondieron desde la cuenta del Movimiento Evita.
Más allá de la discusión por las listas y el rearmado electoral que recién comienza, la disputa con la CGT tiene que ver con la insistencia de La Cámpora de conseguir una suma fija para los trabajadores. “Suma fija ya”, dicen las pintadas que comenzaron en agosto en el conurbano bonaerense mientras la central obrera prioriza la discusión paritaria. “Nosotros no planteamos una suma fija para ir en contra del poder de los gremios, lo hacemos como medida urgente para morigerar la caída de la capacidad adquisitiva de los trabajadores, acá nadie quiere eliminar las paritarias”, dicen desde el kirchnerismo.
Al mismo tiempo, Emilio Pérsico salió a cuestionar el anuncio de un bono de $45.000 para quienes se encuentren por debajo de la línea de indigencia y no reciban ninguna ayuda social. Esta medida fue reclamada por el kirchnerismo pero también por Juan Grabois. “Nadie está en contra de los planes sociales y está bien que discutamos cómo mejorar el ingreso de quienes lo reciben pero no podemos no atender a quienes están por debajo de ellos”, dicen desde el tercer piso del Congreso.
Cristina Kirchner y Sergio Massa hacen silencio. El ministro de Economía está decidido a mostrarse ajeno a cada disputa política y económica que no tenga que ver con las urgencias a resolver. “¿No te parece que tengo asuntos un poquito más complejos para resolver? Dólar, FMI, déficit, reserva e inflación!!!” lanzó el diputado cuando le consultaron sobre dónde estaba parado en la discusión encrudecida entre La Cámpora, la CGT y el Movimiento Evita.