El pianista argentino Miguel Angel Estrella murió en París a los 81 años de edad. Había emigrado a Francia, en 1976, luego de sufrir la persecusión política, la cárcel y las torturas de dos dictaduras latinoamericanas, la argentina y la uruguaya.
"La Delegación Argentina ante la UNESCO lamenta anunciar el fallecimiento de Miguel Ángel Estrella, quien fue Embajador de Argentina ante la UNESCO y Embajador de Buena Voluntad de la UNESCO, pianista y fundador de la ONG Música Esperanza", anunció vía Twitter ese organismo que dirigía el pianista argentino.
Miguel Ángel Estrella recibió numerosas distinciones internacionales. Era Caballero de la Legión de Honor de Francia, Comandante de la Orden de las Artes y las Letras del gobierno francés y Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de Tucumán, por sólo nombrar algunos lauros.
De origen libanés y fuerte militante de los derechos humanos, en tres oportunidades (2012, 2013 y 2014) fue convocaco para ser integrante del jurado del Tribunal Internacional sobre Crímenes de Guerra que habían creado Bertrand Russell y Jean Paul Sartre. En su caso, debía juzgar el accionar de Palestina en el tablero internacional.
Miguel Ángel Estrella, “turco de mierda”
Su familia de origen, Nashem, era libanesa y había llegado a la Argentina con un más que rudimentqario español. Cuando en el Hotel de Inmigrantes le preguntaron al abuelo su nombre, se limitó a mirar el cielo, insistentemente (“Nashem” significa “estrella” en árabe).
Las autoridades argentinas, sin embargo, lo entendieron y sin más préambulos decidieron que Estrella sería el apellido de la familia. “Pónganle Estrella a estos turcos de mierda”, ordenó a su escribiente. Y así fue.
Miguel Ángel nacería el 4 de julio de 1940 en San Miguel de Tucumán, donde se radicó la familia. Sin embargo, pasó su primera infancia en Vinará, una ciudad de Río Hondo, en Santiago del Estero.
La Estrella abrazada a la música
De vuelta en Tucumán, a los 12 años descubrió la música, cuando su padre lo llevó a un concierto y escuchó a Chopin por primera vez en su vida. Fue entonces cuando tomó la decisión de abrazarse a la música y, al terminar el ciclo medio, viajó a Buenos Aires para ingresar en el Conservatorio Nacional.
Ya egresado, un oportuno curso de perfeccionamiento en París, con las maestras Marguerite Long y Nadia Boulanger, sería una experiencia decisiva en el futuro próximo, porque al regresar a la Argentina, se encontró con la “guerra sucia” y los años de plomo.
Y no la pasó nada bien: amenazas, persecusiones, sospechas, lista negra y poco trabajo…. Entonces decidió partir hacia Uruguay. De Guatemala a guatepeor…
Cuando pisó Montevideo, en 1978, lo llevaron “de los pelos” a una vivienda clandestina cerca del Aeropuerto de Carrasco. Allí lo colgaron de una roldana, en el techo y lo sometieron a varias sesiones de tortura con picana eléctrica. Luego lo trasladaron a un centro penitenciario en donde estuvo preso durante 27 meses.
En ese centro de detención que se llamaba Libertad, continuaron las torturas, pero con mayor sadismo. “Durante seis días me ataban las manos a la espalda y me hacían el simulacro de cortármelas con una sierra eléctrica», contó el pianista durante una entrevista.
Miguel Angel Estrella, color esperanza
Finalmente, una petición internacional encabezada por sus maestros Marguerite Long y Nadia Boulanger, con el apoyo de UNESCO, surtió efecto y finalmente logró salvar su vida, sus manos y su libertad, en 1980.
Fue entonces cuando Miguel Angel Estrella se radicó en Francia y su nombre quedó definitivamente asociado a la música como hecho cultural que dignifica la condición humana.
En esa línea debe comprenderse la fundación del movimiento internacional Música Esperanza, el 10 de diciembre de 1982, mientras en Buenos Aires, las Madres de Plaza de Mayo convocaban a la segunda Marcha de la Resistencia, durante la dictadura militar agónica, para reclamar la aparición con vida de sus hijos detenidos y/o desaparecidos.
En 2003 fue nombrado embajador argentino ante UNESCO, cargo que desempeñó hasta el año 2016.
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