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Opinión

Tenembaum: "La historia con el Fondo Monetario siempre salió mal"

Comienza una nueva negociación entre el FMI y el Gobierno. El desafío de Guzmán y Fernández es lograr que caiga el déficit fiscal sin aplicar la receta que siempre recomienda el organismo internacional. ¿Saldrá bien esta vez?

Una delegación del Fondo Monetario Internacional ha llegado a la Argentina y empieza una crucial negociación con el Gobierno, para el presidente Alberto Fernández y especialmente para su ministro de Economía, Martín Guzmán, que viene trabajando con la gente del Fondo hace ya muchos meses, casi desde la asunción. Esto es un desafío gigantesco porque consiste en nada más y nada menos que encontrarle la cuadratura al círculo. Es como encontrar una solución a un problema que aparentemente no tiene solución.

La Argentina le debe, desde la época de Mauricio Macri, muchísimo dinero al Fondo Monetario y no lo puede pagar. No tiene plata. Entonces, lo único que puede hacer es pedir clemencia, piedad, comprensión y afecto, lo que en el idioma del Fondo Monetario Internacional significa un poco de plazo, es decir, no pagar ahora, sino empezar a pagar en cómodas cuotas dentro de 4 años, 5 años. Lo que se pueda.

El Fondo a veces da esas concesiones porque son países finalmente los que lo conforman, pero nos da condiciones muy firmes. Una condición es que el país que pide esa clemencia tenga equilibrio fiscal, es decir, que no gaste más de lo que recauda. Y la otra condición, que es peor aún, es que recomienda herramientas muy específicas para que eso se produzca.

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Habitualmente en la historia argentina esto ha sido muy difícil y también en la historia mundial, porque el Fondo recomienda herramientas que no siempre son acorde a su objetivo y finalmente responsabilidad, no en el Fondo, sino del país que las aplica.

Joseph Stiglitz, el maestro de Martín Guzmán, ha explicado 20 mil veces lo mismo: que si a una economía se le aplica el ajuste que recomienda el Fondo lo que se produce es que la economía deja de crecer y cuando la economía deja de crecer se pagan menos impuestos. Entonces, se ajustaron los gastos para tener menos déficit, pero eso ajusta los ingresos y entonces el déficit sigue existiendo, pese a que se realizó un esfuerzo muy doloroso.

Sin embargo, a lo largo de las décadas, el fondo insiste con esa receta y es el que impone las condiciones. He allí el desafío de Martín Guzmán y de Alberto Fernández. Los dos tienen que encontrar en negociación con el Fondo una manera de salir del dilema, de lograr que la economía crezca. De lograr que caiga el déficit fiscal sin aplicar la receta que siempre recomienda el Fondo Monetario. Convencerlos y que eso funcione.

Habitualmente esto no ha sido así. De repente, si la economía empieza a crecer encuentra una solución, porque si la economía crece hay más recursos y menos déficit. Pero hay que ver si la economía crece y hay que ver si el Fondo no es demasiado exigente. Es una historia que recién empieza y que siempre salió mal. Todavía hay sólo preguntas. ¿Saldrá bien esta vez?