La mayor parte del agua subterránea se acumula gracias a la lluvia. Y no sólo está literalmente bajo tierra sino también en los poros de las superficies y en las grietas de las rocas.
Es tanta que si no quedara sepultada, cubriría toda la tierra con una capa de 11 metros de líquido. Según algunas estadísticas, en su conjunto constituye un caudal veinte veces superior al agua de todos los continentes. Y es dulce, por eso su presencia sigue siendo tan importante. Equilibra el ciclo hidrológico del planeta, mantiene el caudal mínimo de los ríos, conserva la humedad del suelo en bosques, selvas y riberas.
Acceder a estos manantiales sin embargo no siempre es fácil. Algunos estuvieron sepultados durante miles de años, o mucho más. Otras se congelan. A veces emergen solos transformándose en manantiales. La gente pasa sed por falta de agua; a otros los tapa; no faltan quienes se pelean por juntar tan solo un balde del oceáno dulce que circula debajo nuestro. Y es lógico: el agua subterránea es más saludable que la superficial, porque en general no está contaminada por residuos ni microorganismos.
Dónde están realmente? No vayamos muy lejos… Aquí, en Argentina, tenemos el acuífero guaraní, hasta ahora uno de los mayores del planeta. Abarca 1,2 millones de kilómetros cuadrados y en algunos tramos alcanza un espesor de 800 metros. Se encuentra debajo de Santa Fe y se comparte con Brasil, Uruguay y Paraguay. Su volumen ronda los 40 mil kilómetros cúbicos y puede abastecer diariamente a 360 millones de personas.
Es cierto que América del Sur concentra en números redondos un tercio de la disponibilidad de agua dulce renovable del planeta. Pero no nos dejemos ganar por la megalomanía, porque la distribución de agua es inequitativa en algún sentido.
Países como Brasil, tiene muchísima y otros, como China, que parecen tan potentes, casi nada. De hecho, nuestro vecino lidera el ranking mundial de disponibilidad de agua. Según se desprende de la tabla comparativa del Sistema de Información Global en Agua y Agricultura de FAO, Argentina, a grosso modo y en promedio puede disponer de casi 20 mil m3 anuales de aguas renovables por persona por año
Brasil, sobrepasa los 41.000 m3 de agua por persona por año; Estados Unidos sólo dispone de 9.500 m3; y China, tiene muy poco: menos de 2 mil.
Es decir, China tiene menos del 5% del agua disponible per cápita en Brasil y el 10% de lo que nosotros tenemos a nuestro alcance. Pero China tiene siete veces más habitantes que Brasil.
En el 2019, se descubrió en Estados Unidos una franja acuífera de 350 kilómetros que se extiende desde Massachusetts hasta Nueva Jersey y arranca en la costa atlántica y se pierde en el lecho marino, con una profundidad que oscila entre 180 y 360 metros. Se estima que contiene unos 2.800 kilómetros cúbicos de agua subterránea de escasa salinidad. Se habría formado hace más de 15 mil años y tal vez podría evitar que Donald Trump compre Groenlandia, en caso de ser reelecto.
El 97% del agua planetaria es salada; sólo el 3%, dulce, y es precisamente la que necesitamos los humanos. Dentro de este mínimo 3 %, 70 % está en los glaciares, 1% es superficial (ríos y lagos) y 29% es subterránea.
Un 25% en promedio de los acuíferos mundiales a veces están explotados en exceso, una acción que provoca conflictos ambientales. Hay satélites que pueden medir su distribución en las entrañas terrestres e incluso detectar en donde están sobreexplotdas.
Cerca de 2 mil millones de personas padecen distintos sufrimientos por no tener agua. Para que no falte donde se necesita, el uso doméstico del agua corriente debe reducirse de todas las maneras posibles.