SOCIEDAD

Murió Verón: adiós a la polémica mirada sobre el lector

El semiólogose destacó por su perspectiva comunicacional. Legado y agudeza analítica.

Con Verón, muere un intelectual lúcido y polémico. Seguramente, el ritmo vertiginoso y cambiante de la comunicación, nos hará extrañar sus análisis agudos.
| CEDOC.

No resulta fácil poder resumir en pocas líneas la importancia del recorrido intelectual de Eliseo Verón, lo que lo ha llevado a ser uno de los investigadores argentinos más reconocidos y citados en el mundo.

Desde la semiótica, fue un audaz analista de las diversas maneras de construir sentido y allí estriba uno de sus aportes principales a través de lo que él denominó teoría de los discursos sociales: lo “real-social” se construye precisamente en la negociación del sentido.

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No hay que olvidar que Verón partió de dos hipótesis: una es que toda producción de sentido es siempre social. La otra es que todo fenómeno social es siempre y necesariamente, un proceso de producción de sentido. Esta doble idea le permitió formular el conocido concepto de “semiosis social”, que es precisamente entender que todos los fenómenos sociales tienen una dimensión significante.

Como estudioso de los medios, Verón escribió en la década del 80 un texto muy interesante, Construir el acontecimiento, en donde analizó de qué modo los medios masivos en Francia contaron el accidente en la central nuclear de Trhee Mille Island en 1979. ​

El caso le sirvió para explicar que la actualidad es generada por los medios de comunicación, que no transmiten los hechos, sino que los crean: es decir que cualquier hecho no existe como realidad social hasta que los medios los construyen y, por eso, para Verón los medios informativos son “máquinas de producción de realidad social”.

El semiólogo a quien hoy evocamos, fue claro al establecer que todos los discursos guardan una relación doble: con las restricciones, el contexto, y el modo en que ese discurso se produjo y con las restricciones, el contexto y el modo en el que se interpreta.

Uno de los grandes aportes de Verón es precisamente haber insistido en que el plano de la producción de un mensaje y el de la recepción no son idénticos (tal como lo sostuvieron durante años varias teorías de comunicación).

Verón, desde su análisis, comenzó a considerar con más fuerza al receptor, y por eso en algún momento en una entrevista dijo: “A mí me interesa la recepción, lo que le ocurre a la gente”. Desde allí comenzó a estudiar cuestiones como el “contrato de lectura”, que no es ni más ni menos entender por qué un determinado consumidor de medios lee PERFIL y otro Página/12. Desde este lugar, adoptó una postura crítica contra varias teorías no sólo de la comunicación sino de la lingüística, que privilegiaron en su análisis al texto o al emisor y que trasvasaron sus hipótesis sobre los lectores sin siquiera haber realizado trabajos de campo.

Su visión sobre los consumidores de medios expresada hace más de 25 años, se reactualizó y cobró más vigencia que nunca con la digitalización e Internet, en donde los receptores “toman el mando” y se lo disputan a los productores. Verón entendía que la red de redes no es un medio, sino un proceso de circulación de los discursos.

De este modo, Verón trató de desacralizar la idea de los medios superpoderosos, que sorprendentemente, sigue vigente en algunas tradiciones académicas.

No hay que olvidarse que el semiólogo a quien hoy recordamos situó al poder del lado de la recepción (los efectos) y estableció precisamente que “no hay una causalidad lineal en el universo del sentido” y que por lo tanto que un efecto, no puede inferirse directamente de un análisis en producción, es decir, del emisor y que, en tal caso, los “efectos” no son unos, sino múltiples.

Esto quiere decir que, cada vez que tengamos que justificar a un poderoso o superpoderoso, no podemos argüir únicamente criterios desde la construcción de un mensaje, sino que insoslayablemente tenemos que estudiar a quien lo recibe.

En su último libro, aparecido el año pasado y titulado La semiosis social 2 el intelectual argentino dedica una parte de su obra a analizar la mediatización, a la que describió como un hecho antropológico “fundamental”, que no tiene su origen primario en los medios, sino en las actividades de pensamiento del hombre.

Como analista del discurso político, Verón produjo junto a Silvia Sigal “Perón o muerte. Los fundamentos discursivos del fenómeno peronista”, en donde analizó la constitución del discurso peronista y en donde es interesante el estudio sobre la voz de Perón durante su exilio en Madrid.

Sobre la televisión y los discursos políticos, escribió “El cuerpo de las imágenes”, en donde se dedica a analizar los debates presidenciales en Francia entre los candidatos Giscard D’Estaing y Mittérrand a principios de la década del '80 y analizó el fenómeno de la mediatización de la política.

Con Verón, muere un intelectual lúcido y polémico. Seguramente, el ritmo vertiginoso y cambiante de la comunicación, nos hará extrañar sus análisis agudos.

Sin embargo, nos queda una vasta obra que nunca envejece: todo lo contrario, es necesario volver una y otra vez a ella para poder analizar fenómenos actuales.

 

(*) Profesor de Semiótica y Linguística y Director del Área de Educación de la FCECS de la Universidad del Salvador (USAL)