El descubrimiento de Ford de que sus pruebas de emisión podrían ser defectuosas pone de relieve un desafío de medición que puede fácilmente conducir a errores por parte de los fabricantes de automóviles, señaló un defensor del aire limpio que ayudó a exponer el fraude de Volkswagen.
Los fabricantes de automóviles tienen un tiempo difícil para estimar la carga, que es la cornucopia de los factores que pueden reducir la economía de combustible, como la fricción, el peso y la aerodinámica, señaló John German, consultor independiente que recientemente dejó el Consejo Internacional de Transporte Limpio. Eso significa que los fabricantes a menudo cometen errores al estimar la economía de combustible y las emisiones en cada variación de vehículo que venden, indicó.
Es costoso probar todos los modelos y todas las configuraciones, por lo que los fabricantes de automóviles utilizan modelos de computadora para probar la carga y su impacto en el ahorro de combustible y las emisiones. La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos alienta tal simulación, comentó German. Ser voluntario del error probablemente le daría indulgencia a Ford, dijo.
Ford quiere hacer más audaz la conducción de vehículos autónomos
"Al parecer alguien se equivocó", indicó German, cuyo equipo en ICCT ayudó a destapar el fraude mediante un dispositivo engañoso de emisiones diésel de Volkswagen en 2015. "Pero si Ford se presentó voluntariamente y revisará los cálculos de emisiones de CO2 y los valores de kilometraje, es probable que no haya multas", acotó.
El asunto se volverá más serio si Ford necesita revisar sus etiquetas de economía de combustible porque los consumidores estarán muy en desacuerdo, dijo. Las etiquetas les dicen a los compradores de autos cuánto cuesta conducir un vehículo.
Ford reveló el jueves que su prueba podría ser defectuosa. La compañía ha contratado a una empresa externa para ayudar a llevar a cabo una investigación que podría extenderse hasta el verano.
