ECONOMIA
TIPO DE CAMBIO Y DeFICIT

CFK, con alertas económicas que no se hubiese permitido Néstor

Ejes. Abrir importaciones y pacto social con la CGT de Caló.
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La disparada del dólar paralelo obsesiona cada vez más a la Presidenta, Cristina Kirchner, que no encuentra hasta ahora una solución definitiva, al tiempo que la inquieta cada vez más la diferencia entre ingresos y gastos.

Para emparchar el de-sequilibrio del mercado informal, el Gobierno inyectó dólares –lo hizo a través de bancos “amigos”–, y llegó a bajar la cotización 30 centavos. Una fuente con llegada a la Casa Rosada confirmó a PERFIL que en el Gobierno no hay hasta ahora ningún plan integral para saldar la brecha entre el dólar oficial y el blue. Y, para colmo, el equipo económico es disperso y está plagado de internas.

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El “dream team” lo conforman el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, Axel Kicillof (viceministro), Ricardo Echegaray (AFIP), Mercedes Marcó del Pont (Banco Central) y Guillermo Moreno (Secretaría de Comercio Interior). Entre ellos se echaron la culpa en la cumbre de último momento que CFK convocó el miércoles por la noche en Olivos, cuando la divisa extranjera trepó a $ 8,75. De esa reunión, la Presidenta no sacó ninguna conclusión. Para una fuente con despacho en Balcarce 50, “Lorenzino es un desastre, Kicillof está metido en YPF, Echegaray y Marcó del Pont no aportan un plan alternativo” y Moreno (“con sus limitaciones”) “hace lo que puede”.

El problema es que, mientras tanto, las variables de la economía argentina están afectando el ingreso de inversiones. Un ejemplo que preocupa en Gobierno es el de la minera Vale, que puso en duda un proyecto de US$ 5 mil millones en Mendoza. ¿Cuál es el problema que tienen las empresas? Tienen que entregar dólares al cambio oficial, pero los insumos los consiguen a la cotización del paralelo.

El año pasado fue la primera vez, en 15 años, que hubo déficit primario. Si hay algo que Néstor Kirchner tenía claro y Cristina no –dicho por la misma fuente– es que la variable dólar tiene que estar estable, porque los argentinos están acostumbrados a refugiarse en esa divisa y no por casualidad: entre la hiperinflación de la década del 80 y el corralito de la crisis de 2001, es lógico que la moneda argentina genere tanta desconfianza.

Al mismo tiempo, otra variable que no es el dólar perturba a la jefa de Estado: la caja del Gobierno nacional cruje. La falta de recursos de la Nación perjudica, además, a las provincias. Ni siquiera los gobernadores aliados reciben el dinero que necesitan para cubrir sus déficits, y para colmo éste es un año electoral. El único alivio con el que cuenta el Gobierno es que este año tiene que pagar menos deuda que el anterior. Va a tener que esforzarse, y mucho, para que la crisis en la economía no impacte en su caudal electoral.