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“Mi forma de ser tiende a conciliar las partes”

El ministro de Cultura porteño asegura que la reapertura del Teatro San Martín es su prioridad, y que es un gran desafío su gestión. Lamenta el final con Pepe Cibrián, y cree que es correcto que al frente de esa cartera esté un artista. Hoy dará un concierto en el Gran Rex.

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Clásicos. Drácula, en versión de Mahler y Cibrián, un exitazo. Hoy, en el Gran Rex, sólo puede tocar la música. El jorobado de Notre Dame, otro suceso. | cedoc

Luego de la renuncia de Darío Lopérfido, que se produjo en un tenso clima de conflicto con una parte importante de la comunidad artística y cultural porteña, Angel Mahler, desde el 18 de julio pasado, sumó a su desarrollo de compositor y director de orquesta la responsabilidad de ser ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires. Y sin abandonar su carrera musical al frente de una orquesta sinfónica: hoy dará un concierto, que realizará en el Teatro Gran Rex y que había comenzado a planear en febrero pasado. En él participarán, además de setenta instrumentistas, renombrados cantantes como Marilina Ross, Sandra Mihanovich, Juan Rodó, Gerónimo Rauch y Raúl Lavié.


Son tiempos de gran exposición pública para Mahler, pero también del final de su histórica relación artística con Pepe Cibrián Campoy, que parece haberse quebrado para siempre. Tanto que Juan Rodó, el barítono estrella de los espectáculos de la fórmula Cibrián-Mahler, marcado por el personaje de Drácula, estará en el Gran Rex pero no cantará estribillos como aquel de “Y fui yo quien un día la quebró, quien su alma condenó”, sino fragmentos de Jesús de Nazaret, una obra de 2000, en la que Mahler hizo equipo con Carlos Abregú. “La música de Drácula sí va a estar, [pero] como música”, aclara.


—¿Cómo lográs articular lo artístico y el trabajo de gestión?

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—Gracias a Dios, mi hijo Damián me está dando una mano muy grande en la organización del concierto. Sin él no sé qué hubiera pasado, porque la responsabilidad del ministerio me insume prácticamente todo el día.

—¿Quiénes te acompañarán en la función?

—Desde Juan Rodó hasta Gerónimo Rauch [cantante argentino radicado en España], y tantos invitados con los que llevamos una vida compartida: Marilina Ross, Sandra Mihanovich, Paula Almerares… Será un gran momento para mí en cuanto a todo lo que hecho a lo largo de mi vida.

—En tanto ministro, ¿cómo te sentís desde que asumiste?

—Estoy muy, muy contento. Es un desafío enorme. Las posibilidades de cambio son increíbles. Este puesto lo tiene que tener alguien que sea artista; es fundamental que así sea, porque se habla el mismo idioma con todos. Es ideal que sea un actor, un director, un músico. Si bien la faceta de músico es la que más se conoce, yo he hecho la producción de todos nuestros musicales con Cibrián. Y con el Gobierno de la Ciudad he trabajado en la puesta en valor de la calle Corrientes. Entonces, he conocido todas las áreas: público, mantenimiento, de todo.

—¿Mantendrás o cambiarás el equipo que estaba en la gestión saliente?

—Parte del equipo funciona muy bien y va a seguir, y estoy incorporando gente que es especialista en determinadas cosas que estamos planeando, a partir del año próximo. Pero ya de acá a fin de año va a haber una tendencia importante. Estoy recorriendo los lugares para poder utilizar nuestro potencial al máximo. Me da lástima cuando a veces veo cosas que podrían estar mejor.

—¿Podrías dar nombres de colaboradores que incorporarás?

—Yo me voy a asesorar en las cosas en que creo que necesito asesoramiento. No te quisiera dar un nombre hoy, porque estoy armando [el equipo].

—Recién decías que es importante que el puesto de ministro lo ocupe un artista. Pepe Cibrián declaró justo lo contrario: que los artistas no deberían aceptar cargos políticos.

—Si hubiese sido al revés [si él estuviera frente a un cargo], él habría dicho exactamente lo contrario. Son momentos. Pepe es muy pasional; a veces va para un lado, a veces va para otro. En una nota me elogió y me deseó suerte con el cargo; a los pocos días, salió otra nota en la que me criticaba. Lamentablemente hubo un corte [con él] que yo no busqué. Las relaciones pueden terminar, pero quedar en buenos términos. Nuestra historia es prácticamente familiar, porque estuvimos juntos en momentos muy difíciles, como la muerte de nuestros padres, y siempre estuvimos uno al lado del otro. Pero ahora tal vez sienta necesidad de estar solo. Todo me parece bien. Todo lo que haga que las personas sean felices me parece bien. Mi forma de ser tiende a conciliar las partes.

—¿Fue Macri quien te convocó para el ministerio? ¿Qué relación tenés con él?

—Yo lo conocí cuando llevé el proyecto de calle Corrientes, hace diez años. Me dijo que esperara un tiempo para llevarlo a cabo, pero después me llamó y me dijo: “El proyecto es muy bueno, hacelo”, y a partir de ahí empecé a trabajar para el Gobierno de la Ciudad. Tenemos una linda relación. Ojalá pudiéramos compartir más cosas. Hemos compartido cenas, algún partido de fútbol. Como trabajé tan bien, Eduardo Macchiavelli, ministro de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad de Buenos Aires, el primero que me llamó [para proponerme el Ministerio de Cultura] fue él. Después, a Mauricio le deben haber preguntado y debe haber dicho que sí. Me mandó unos mensajes muy lindos, pero ya una vez que asumí en el cargo.

—¿Cuál es la situación de los teatros San Martín y Alvear en relación con su reinauguración?

—El San Martín es prioridad número uno. Estuvimos recorriéndolo y se está trabajando de una manera increíble. Va a quedar de una manera impresionante, al nivel de los mejores teatros del mundo. La programación ya está lista a partir de abril del año próximo. El Teatro Alvear también es prioridad número uno y va a estar dedicado a la comedia musical, así que yo quiero que empiece a trabajar cuanto antes.

—¿Y qué sucede con la danza? ¿Cuándo se hará el Festival de Danza Contemporánea? Y el festival Ciudanza discontinuó su realización anual…

—En el Festival de Danza Contemporánea hay que designar una nueva directora. Quizás, para la realización… si no llegamos este año… lamentablemente hay cantidad de cosas. Esto también es prioridad; a medida que pasan los días, todo es prioridad. Quiero solucionar este tema también, y se va a resolver pronto con la designación de la directora.


Trabajar para salir de la grieta


—¿Cómo es tu vínculo con Darío Lopérfido? ¿Tenés alguna incumbencia en su rol frente al Colón?

—El Teatro Colón es un ente autárquico y las designaciones no dependen de mí, no dependen de Cultura. Yo con él tengo muy buena onda, una forma correcta de saludarnos, pero no nos conocíamos, salvo por vernos alguna vez en algún estreno. No tenemos una relación, y ahora cada cual está abocado a su gestión.

—¿Qué hiciste con respecto a los actores que repudiaron sus declaraciones sobre proyectos laborales realizados durante el gobierno anterior?

—En uno de mis primeros días como ministro fui a ver Doña Rosita la soltera; estuvimos hablando con Graciela Dufau, con Hugo Urquijo; con Rita Cortese también nos cruzamos, pero ella se tenía que ir ese día. También vi a Arturo Bonín. En mi vida he sido coherente. No digo que no me pueda equivocar. La gente me conoce. Con Arturo trabajé en una película en 1987, un éxito muy grande, se llamaba Otra historia de amor. A Guillermo Fernández fui a verlo en Gardel, que es una obra preciosa. Voy a tratar de que la grieta no exista más. Tengo ganas de marcar una forma de gestión que implique conciliar, acercar las partes y lograr cosas desde un lugar de entendimiento. Pronto vamos a hacer una inauguración en la calle Corrientes que tiene que ver con unas estrellas que se están poniendo en las veredas. Invité a muchos artistas a participar de distintos tipos de shows, desde Lito Vitale hasta Marián Farías Gómez. El arte no tiene color. Uno puede tener cierta preferencia, pero eso no implica que no podamos convivir. La cultura es una sola. La vida es una sola. Hay que trabajar para la unión de los argentinos. Esto ya lo dijo el Presidente [Macri]. Yo necesito tiempo y crédito, como cualquiera que asume: tiempo para mostrar el estilo y la forma de solucionar los problemas, y crédito porque hay mucha gente que me conoce como músico; entonces, evitar los prejuicios. Las críticas que he leído son de gente que no sabe cómo pienso ni lo que pienso hacer.