POLITICA
Los Kirchner en Nueva York

El lujoso Four Seasons y menú con pez espada en un restaurante italiano

El Presidente y Cristina caminaron distendidos por Manhattan hasta el restaurante Bice, donde tiene mesa reservada, pero poco después llegaron varios agentes del servicio secreto para protegerlos. Díaz Bancalari y Balestrini prefirieron las pastas.

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Nueva York - El presidente Néstor Kirchner abandonó el lujosísimo hotel Four Seasons, de New York, sin excesiva seguridad, un rasgo característico de sus preferencias en materia de protocolo y caminó distendidamente por las calles de Manhattan.

Pero a los pocos minutos de ocupar la mesa que le reserva el restaurante italiano Bice, un patrullero de la policía neoyorquina se estacionó en la puerta. Al rato, los miembros del Servicio Secreto habían formado un indisimulable "scrum" sobre la vereda, con sus proverbiales trajes negros y el cable espiralado que asciende hacia el audífono.

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Si bien fue creado en 1865 con el propósito de perseguir a los falsificadores de dinero, el Servicio Secreto tiene actualmente entre sus funciones la protección de los jefes de Estado que visitan Norteamérica. Rigurosamente, los efectivos siguieron al presidente y a sus acompañantes hasta que regresaron al hotel.

UN COMIENZO LIVIANO

En la primera jornada de una semana plagada de actividades, el presidente Néstor Kirchner y la candidata a sucederlo, Cristina Fernández, optaron por comenzar su estadía en Nueva York con un menú liviano. Los mozos del restaurante Bice le sirvieron pez espada, acompañado por una ensalada de hojas verdes levemente aderezada. Poco vino y mucha agua mineral. Otros comensales, como los diputados José María Díaz Bancalari y Alberto Balestrini, prefirieron la pasta.

UN HINCHA

Desde temprano, el argentino residente en New York, Gabriel Faingold, enfundado en una remera de la selección argentina, y su pequeña hija Valeria, en un cochecito para bebes, dieron vueltas en torno a la puerta del hotel Four Season.

Desde una esquina a la otra, el padre caminó, husmeó, bromeó con los fotógrafos que esperaban en la puerta.

Finalmente, después del mediodía y tras una larga hora de espera, el presidente Néstor Kirchner abandonó el hotel y Gabriel logró saludarlo y fotografiarse a su lado. Recién entonces se fue contento.

Fuente: DyN.