POLITICA
nexos con el vaticano

Razones ocultas del apoyo del Papa a Cristina y Carlés

Quiere incidir en la transición presidencial para que transcurra sin sobresaltos. Busca que CFK termine bien. Afinidad con Scioli.

Oportunidad. Francisco y Cristina se verán el 10 de junio, tres días antes del cierre de alianzas.
| Cedoc

La próxima visita de Cristina Kirchner al Vaticano, confirmada esta semana, fue leída como un uso con fines electorales de la figura del Pontífice. Sin embargo, los mejores intérpretes de Francisco advierten que esa conclusión es un error y que, por el contrario, está desplegando una estrategia que busca una transición ordenada, en la que quiere influir en favor de Daniel Scioli, el hombre que, aún en los peores momentos, se mostró junto al entonces arzobispo Jorge Bergoglio.
El primer peronista en ocupar el sillón de San Pedro dejó en claro a todos sus interlocutores que “la quiere ayudar a terminar bien”. A sus más cercanos contactos políticos también les mostró, con gestos públicos –y conversaciones privadas–, que quiere influir en la sucesión. “Cuando alguien cree que lo está usando a Bergoglio es porque seguramente él está usando a esa persona”, comentó uno de los interlocutores más cercanos de Pontífice.

Según esta interpretación, existe una intención de favorecer su visión del futuro político argentino al programar una visita que ocurrirá tres días antes del cierre de alianzas, el 10 de junio. Otro modo de explicar la cuestión es diferenciar la estrategia de la táctica. “Se confunden quienes creen que la estrategia del Papa es apoyar al kirchnerismo, es una táctica para avanzar la idea de país que él tiene”, explicó a PERFIL una fuente que conoce como pocos al hombre que es tan “pastor” como “político”.
Por otro lado, la intención de que “termine bien su mandato”, es tal vez la mejor garantía de una transición ordenada que impida un regreso forzado por convulsiones sociales, como el que intentó lograr Carlos Menem en 2003.
El Pontífice es una persona que resiste las interpretaciones sencillas y unidireccionales. Por eso quienes tienen un contacto más personal, y menos político, dudan de sus intenciones de influir y destacan el contenido humano de su relación con Cristina. En este sentido, coincidieron cuatro fuentes, debe ser interpretado el mensaje, enviado a través de una periodista de Crónica, de que “la quiere mucho”.
Los interlocutores más alejados de su trabajo político llegan a descartar su intención de influir sobre el proceso político argentino, en base a su responsabilidad como conductor de una institución con aspiraciones universales. Para rebatir este argumento, otros apelan a un dato pocas veces resaltado:  eligió como sucesor a un hombre alejado de cualquier intención de acción política como Mario Poli. Un vacío que, indican, él ocupa a distancia.

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Para estas fuentes, la preferencia por Scioli no responde a una ambición personal de quien ya accedió al más alto cargo al que pueda aspirar un hombre de la Iglesia. “Entre los tres candidatos en carrera, piensa que Scioli es quien mejor puede continuar las políticas sociales y sumar un espíritu de concordia”, indicaron.
 
Encuentro en el Vaticano. La confirmación de la visita ocurre en un momento en que está en discusión si Francisco propicia la llegada de un joven de 33 años a la Corte. ¿Apoya el Papa la candidatura de Carlés a la Corte, como afirma insistentemente el embajador argentino en el Vaticano, Eduardo Valdés en sus contactos con legisladores? Integrantes de la Cámara Alta con fluidos contactos eclesiásticos descartaron que exista un apoyo. “Si hay una instrucción del Papa, llegaría por el Nuncio u otros canales, no por el embajador argentino”, indicó uno de ellos. Sin embargo, otro sector muy cercano al trabajo político del Papa admite que no tiene “una directiva clara”, pero evalúa que “hay tantos gestos que son inconfundibles”. Para demostrarlo, relatan la conversación que el joven jurista mantuvo con el jefe de la Iglesia antes de visitarlo. “¿No lo comprometo?”, preguntó él, a sabiendas de que la visita ocurría en paralelo a su postulación. La respuesta de Francisco fue: “No, venga que lo recibo en mi despacho”.