POLITICA
mauricio macri

Un asado con la atención puesta en el Conurbano

Terraza. El candidato ayer, en el comando de campaña.
| Prensa PRO
Un asado. Sonrisas. Su hija Antonia corriendo entre los ministros porteños. Mauricio Macri pasó ayer un día tranquilo con la mente puesta en cómo aceitar el mecanismo de fiscalización que armó el PRO para intentar mitigar cualquier posibilidad de fraude en el conurbano bonaerense.
Por ello, su equipo de campaña preparó un sistema de “alertas” para identificar los lugares en los que podría haber irregularidades (ver página 14) y un plan para llevar a los medios cualquier conflicto que pueda suscitarse, en particular en el conurbano bonaerense. La estrategia supone reforzar la fiscalización en Merlo, Moreno, La Matanza, Florencio Varela, Avellaneda, Quilmes, San Miguel y José C. Paz, donde teme robo de boletas e incluso que no dejen entrar a los militantes del PRO a las escuelas.
Acaso por ello en el cierre de campaña, el jueves en Vicente López, reforzó la idea: advirtió que “la trampa es robarse boletas enormes, y lo hacen porque se saben minoría y saben que nosotros somos una mayoría”. Luego de su discurso en el Centro Asturiano expresó que el tema lo “preocupa y ocupa” en este último tramo de su campaña. De hecho, en los 15 días de campaña tuvo reuniones masivas con fiscales de la Provincia.
Ayer en la terraza que tiene el búnker de campaña del PRO en la calle Balcarce, a cinco cuadras de la Casa Rosada, se lo vio de buen ánimo, aunque ligeramente cansado. Allí comió un asado con su equipo de campaña que comandan Marcos Peña y Emilio Monzó, y charló con los ministros Esteban Bullrich (Educación), Carolina Stanley (Desarrollo Social), Miguel de Godoy (Medios), Daniel Chain (Desarrollo Urbano) y Andrés Ibarra (Modernización), quien se ilusionaba con que su mujer, Carla Piccolomini, pueda ingresar como diputada nacional.