A pesar de la distancia, el director teatral español Lluís Pasqual recordó a su amigo a través de una carta que leyó Joaquín Furriel en el cementerio. ◆ “Alfredo Alcón estuvo siempre a la altura de los que nos pueden hacer soñar su nombre. A mí me hizo soñar que él era el actor que yo estaba buscando. Y siguió alimentando mi sueño desde el primer día que lo conocí y alimentando el sueño de todos y el de cada uno de los espectadores que lo vieron en el cine, la televisión y, sobre todo, el teatro. Y se sobrecogieron, como hice yo, en el primer encuentro ante un gigante del arte de la interpretación” . ◆ “Los actores son como poetas que escriben sobre la arena al borde del mar. Basta que llegue la siguiente ola para que no quede ni una huella, como al final de una obra de teatro. Pero pienso que Alfredo rompe esa regla. Porque Alfredo, como todos los pocos verdaderamente grandes, sigue dejando huella. Nadie puede olvidar una interpretación de Alfredo porque queda impresa para siempre en algún lugar del espíritu”. ◆ “Yo he podido ver en Buenos Aires, una ciudad apasionada de verdad por el teatro y los actores, cómo después de una función una mujer con un bebé en brazos se acercó a Alfredo para que él le impusiera las manos, creyendo que así el bebé sería afortunado”. ◆ “Alfredo era admirado, amado, respetado y venerado por todos los que venían a verlo. Y lo es en la misma medida o tal vez más para todos aquellos que hicimos teatro. Nunca he visto a tantos actores viéndolo ensayar, conscientes de que estaban ante una gran lección y un gran regalo”. ◆ “Hace muy pocos días me dijiste, y eras un actor tan grande que no sé si fingías o no, que ibas a volver a España a hacer Casanova, que teníamos pendiente. Pero no va a poder ser”
