El empresario español Roberto Fernández Montes tenía una relación casi idílica con su yerno, Santiago Corona, hasta que ocho meses atrás las cosas se quebraron. La tensión entre ambos creció y hubo amenazas que no fueron tomadas en serio hasta que finalmente derivó en el homicidio conocido esta semana.
Trece años hacía que se conocían Fernández Montes y Corona, cuando éste último empezó a salir con la hija mayor del empresario, Natalia, la misma que lo entregó a las autoridades tras descubrir que su marido había sido uno de los que mató a su padre. Hasta llegaron a convivir dos años en el departamento de la calle Aranguren al 36 hasta que el matrimonio pudo comprarse un departamento.
Fue hace ocho meses cuando Fernández Montes empezó a sospechar de su yerno al percatarse de irregularidades en la empresa familiar "Mini Vial" que le había dejado a cargo. "Roberto se dio cuenta de que algo andaba mal cuando se rompió una máquina y llamó al seguro. Le dijeron que hacía meses que no se pagaba", revelaron allegados a la familia según precisó el diario Clarín.
Tras esa primera señal se descubrió que la empresa dedicada al alquiler de maquinarias para la construcción tenía menos ganancias y se detectaron deudas y falta de dinero. Ese fue el momento en el que suegro y yerno empezaron a intercambiar acusaciones y reproches hasta que en noviembre Corona empezó con las amenazas.