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Willy Crook: "No quiero que Macri siga en el gobierno"

El músico estuvo en la Escuela de Comunicación de Perfil. Sus anécdotas con David Bowie y James Brown y su nuevo disco, "Twice".

Willy Crook en la Escuela de Comunicación de Perfil.
Willy Crook en la Escuela de Comunicación de Perfil. | Eduardo Lerke

Willy Crook, saxofonista, guitarrista y compositor de rock, y antiguo miembro de famosas bandas como Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota y Los Abuelos de la Nada, visitó la Escuela de Comunicación Perfil. El músico, al frente de su banda “Los Funky Torinos”, habló de su nuevo disco, “Twice”, de su trayectoria, y respondió sobre la actualidad política: “Del gobierno de Macri no tengo nada para aplaudir ni festejar”. En la entrevista con los alumnos de periodismo, también fue muy duro con el Indio Solari.

- Usted fue telonero de David Bowie y de James Brown, ¿cómo fue esa experiencia?

- Si, con David Bowie teníamos un área en común. Un día lo veo y me acerco, el tipo estaba mirando a la nada, relajándose, oxigenando la mente y como que sintió mi intención de interrumpir, y puso la mejor cara que vi en mi vida, que expresaba "no me rompan las pelotas". Con el paso del tiempo, me doy cuenta que me quedó pendiente decirle que yo era el que no le rompió las bolas en Buenos Aires. En cambio, James Brown mostró un interés insólito, yo creo que capté su interés porque estaba bien vestido.

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- ¿Qué se puede adelantar de tu nuevo disco, "Twice"?

- Es un negocio redondo con un agujero en el medio, como todos los discos, pero es una formación nueva, con gente joven que entienden lo que quiero, lo que suena en mi cabeza. Sobre todo, nos admiramos mutuamente y hay una agradabilidad repugnante, los conflictos los tenemos que crear. Con “Twice” estoy contento pero no satisfecho, los discos tienen un proceso que te tenés que obligar a terminarlo, si no elegís el buen camino y no te decidiste, quedás en un solo disco dando vueltas, son interminables las mejoras que le podés dar a tu trabajo. Igual, la satisfacción en lo artístico ya la conseguimos.

- ¿Existe la grieta política en el rock? ¿Cómo ve el apoyo a la fórmula Fernández- Fernández que realizaron algunos artistas, como el “Indio” Solari?

- Creo en el criterio personal, en la consideración de los otros. En lo que a mí respecta, no me siento representado por ningún partido político. Me parece bien que un artista defienda la libertad de los derechos, la libertad de transitar por su país y trabajar, la reciprocidad del sistema para con uno, y cuando hablo del sistema, me refiero a todo lo que está mal. Ahora mismo tenemos un Poder Ejecutivo con gente que patrocinó las dictaduras, como la Sociedad Rural, que son personas nefastas. Y con respecto a la grieta, siempre hablar de política trae asperezas, hay falta de autocrítica, hay mucha intolerancia. En mi caso, llegué a perder amigos kirchneristas, pero de ese gobierno, aplaudo que hayan puesto a los mal paridos de la dictadura donde corresponde, y que hayan pagado la deuda externa. Ahora de este gobierno, el de Macri, no tengo nada para aplaudir ni defender.

- ¿Lo afecta la crisis económica? Y a la hora de hacer un show, ¿se nota el mal momento?

- Yo me quedé en la época de las promesas, escuché que la inflación era de ineptos, que era la demostración de la incapacidad para gobernar. Yo me quedo con las promesas nada más, vivo en las promesas, me gusta eso. Lo bueno de un show es que durante dos horas, por un precio, te olvidás de todo lo que sucede en el mundo y la gente lo disfruta, eso distorsiona el mundo, lo distrae y crea un paraíso ilusorio. Para eso está el arte, por eso la he pasado muy bien y es lo único que puedo aportar, más allá de que también apoyo causas.

- ¿Fue a a votar?

- Si, el domingo fui a ir a votar. Sinceramente no quiero que este muchacho siga en el Gobierno.

- ¿Se siente identificado cuando, en varios libros biográficos de artistas del rock nacional, lo mencionan como el malo de la película?

- Me parece que lo que se pueda comentar obedece a otra instancia, excede el espacio de lo musical, personalmente supe y sé estar entre gigantes. Yo mismo fui invitado a hacer una biografía (NdR: Crook escribió “Memorias improbables”, de Editorial Planeta), y ahora estoy planeando una que se va a llamar "Que la cuenten como quieran" (risas), ahí anduve explorando los terrenos que voy a caminar. Cuando le pregunto a mis amigos “¿te acordás hace diez años de tal noche?”, me dicen “esa noche estabas borracho”, y el otro me dice “esa noche no viniste”, y otro amigo me contesta ”esa fue la noche que te atropelló un camión”.

- En relación con lo sucedido con el recital del “Indio” Solari en Olavarría, ¿cree que él tiene alguna responsabilidad por lo que pasó?

- Yo no hubiera hecho lo mismo que él, me parece que tendría que tener más infraestructura de lo habitual. La idea para el músico es ir y tocar, pasarla bien y que todo el mundo lo disfrute. Si vos sabés que puede llegar a pasar algo de todo esto, tenés la obligación de tratar de evitarlo, me parece bastante pelotudo que él, sabiendo que iban a haber tanta gente, no planee nada, mínimo tener un par de ambulancias.

- ¿En que banda le gustó más tocar?

- Soy afortunado, cada cosa que hice la disfruté mucho. Todas me resultaron fascinantes, admiraba lo que hacían, no sólo arriba del escenario sino también las 22 horas que se conviven debajo. Excelentes experiencias que compartimos con el humor que me caracteriza, lo cual llevó a que nos entendamos a otro nivel. 


Willy Crook en la Escuela de Comunicación de Perfil

- ¿Hubo un antes y un después en el rock nacional a partir de la tragedia de Cromañón?

- Lo de Cromañón fue una gran desgracia. A los factores familiares y políticos se le sumó una gran cagada que fue el encarcelamiento a Omar Chabán que, sin él, no hubieran existido Sumo, Soda Stereo ni tantos otros. No fueron en cana ni funcionarios, ni inspectores, ni tampoco los comisarios que coimearon al lugar y mantuvieron la puerta cerrada. Fue una tragedia. Pero después de eso prohibieron los shows en Capital Federal y aparecieron los amiguitos de fulano que tenían una habilitación y le cobraban a las bandas por tocar. El mal fue peor, porque muchos músicos quedaron sin laburo.

Por Joaquín Nardillo y Alejandro Rossi

(Alumnos de primer año de la Escuela de Comunicación de Perfil)