Conocí a Manuel (nunca le llamé Manu) por video conferencia, antes de que las video conferencias fueran parte de nuestra vida. Fueron apenas cinco minutos en los que me dio la bienvenida a trabajar para DIRECTV. Nuestro amigo común Karim Lesina, mi jefe en AT&T, le había hablado bien de mí, y eso es todo lo que necesitó Manuel para darme la responsabilidad de asuntos externos y regulatorios en Latinoamérica. A un ‘gallego’ sin experiencia en el sector audiovisual. Pero del que hablaba bien un amigo común, y con el que conectó en los primeros 60 segundos.
Luego tuvo un terrible accidente de coche, y casi un año después retomamos la colaboración profesional, ya en serio. Lo hicimos como si esa conversación la hubiéramos tenido el día de antes, y no tantos meses después. Como una relación con un amigo de toda la vida.
Manuel era generosísimo con su conocimiento y sus relaciones. Y tenía una confianza plena en su gente, casi excesiva. Recuerdo que casi siempre con él terminaba las conversaciones con un ‘voy a ver qué puedo hacer Manuel’. Porque el siempre creía en su equipo, al máximo.
Pero Manuel es más. Trabajando mano a mano, fue conociendo -siempre por otros, nunca por él- su enorme impacto como directivo. Su apoyo a cientos de ejecutivos. A espacios como la Amcham. Su impulso en DIRECTV al vibrante negocio de prepago. Antes en Wal-Mart sus contribuciones al negocio minorista en Argentina y Brasil. Y, mientras tanto, sus proyectos de viviendas sostenibles.
Estos días se nos acumulan a colegas y amigos millones de anécdotas. A mí me viene a la mente nuestro Mobile Word Congress donde me enseñó su pasión por el buen vivir (en medio de reuniones con reguladores de telecomunicaciones), los mensajes a cualquier hora reclamando que el canal 1610 no se veía en impecable HD, el viaje de un día para otro que me hizo hacer de Santa Marta a Buenos Aires dándome una tarea casi imposible (pero que en equipo con Sofía Corral y Pancho Barreto logramos), y las conversaciones políticas por WhatsApp. El, un libertario de manual (con iniciativas sociales que guardaba para él) creo que se divertía con las visiones de un europeo “gauche caviar”.
Pensado en su impacto profesional, se me viene un adjetivo que no sé si la Real Academia Española incluyó ya, “maradoniano” (otro seria ́quijotesco ́ por su idealismo y lucha por las causas justas). No solo por su pasión por Boca y por el Diego, sino también por su gran aporte al sector. Porque si hay que buscar un Maradona del sector de distribución audiovisual, ese es Manuel. ‘Content is king, distribution is King Kong’ mantenía como su lema. Con sus imperfecciones – parafraseando la descripción del Dios humano de Eduardo Galeano-, y con su grandeza profesional y humana. Eso también para mi es Manuel. Un genio “maradoniano”. Buen viaje amigo.
* Vicepresidente de Asuntos Externos y Regulatorios, AT&T DIRECTV Latin America