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Disputa con China

Guerra comercial de Trump castiga a productores de soja de EE.UU.

El presidente de Estados Unidos se reunirá con su par chino, Xi Jinping, en la cumbre del G-20 y los operadores se muestran optimistas en cuanto a una posible resolución. Galería de fotos

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Donald Trump | AP

Si la historia sirve de ejemplo, la guerra comercial entre Estados Unidos y China tendrá efectos prolongados para los agricultores estadounidenses y sus cultivos de soja, efectos de los que el presidente Donald Trump no se va a jactar.

En unos días, Trump se reunirá con Xi Jinping, su homólogo chino, en la cumbre del G-20 en la Argentina y los operadores se muestran optimistas en cuanto a la posibilidad de una resolución. Pero el recuerdo del embargo a la soja decretado por Richard Nixon en 1973 y la prohibición de granos soviéticos que estableció Jimmy Carter en 1980 sugiere que lo que ya sucedió este año podría provocar cambios permanentes en el futuro, dado que China busca alternativas al mercado de EE.UU.

La medida tomada por Nixon incitó a Japón a invertir en la entonces naciente industria de la soja en Brasil, lo que encaminó al gigante de América Latina a convertirse en el principal exportador mundial. La prohibición de Carter desencadenó cambios en el flujo comercial que la volvieron ineficaz y empañó la reputación de EE.UU. como un proveedor confiable.

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"Es posible que China nunca vuelva a confiar plenamente en EE.UU. como socio comercial fiable", dijo Ann Berg, consultora independiente y operadora veterana que comenzó su carrera en Louis Dreyfus Co. en 1974. "Siempre estarán en estado de alerta. Su decisión de diversificar los suministros podría convertirse en un cupo de importación ’de facto’ para la soja estadounidense".

El ascenso de Brasil

En 1973, EE.UU. dominaba el sector mundial de la soja, con una producción cinco veces mayor que la China, país que se clasificaba segundo. En aquel entonces, Brasil ni siquiera figuraba entre los 10 principales productores. No obstante, el embargo de Nixon perjudicó a Japón, uno de los principales importadores, que dependía de EE.UU. para más del 88 por ciento de sus suministros.

En respuesta, Japón invirtió fuertemente en la industria brasileña de la soja, lo que ayudó a acelerar el crecimiento en la región agrícola clave del Cerrado, según Daryll E. Ray, profesor de Economía de Recursos Agrícolas de la Universidad de Tennessee.

Si bien ahora los agricultores brasileños producen alrededor de un 4 por ciento menos de soja que los estadounidenses, el país latinoamericano llegó a superar a EE.UU. como el principal exportador mundial en la temporada 2012-2013.

Brasil está una vez más en posición de ganar. Mientras la guerra comercial entre EE.UU. y China sigue su curso, la economía más grande de América Latina se apresta a exportar 77 millones de toneladas de soja esta temporada, casi un 50 por ciento más que EE.UU., según los pronósticos del Departamento de Agricultura estadounidense.

Como China busca sus granos en otros lugares, muchos países podrían subirse al carro y aumentar las superficies plantadas. Los candidatos obvios estarían en América del Sur, pero el primer ministro ruso, Dmitry Medvedev, ya advirtió que su país planea aumentar la producción en el Lejano Oriente para enviarla a China.

“Son tierras nuevas que una vez que entren en producción, permanecerán en producción. No paran”, dijo Jim Sutter, máximo ejecutivo del U.S. Soybean Export Council, con sede en San Luis, Misuri.

Brazil's Soy Boom

ED