Los molinos argentinos de soja están por cosechar parte de los beneficios que trae la tregua comercial a la que llegaron Estados Unidos y China. Las procesadoras locales vivieron un momento complicado este año ya que las ventas de granos a China se dispararon para contrarrestar la menor oferta estadounidense. La capacidad ociosa de las plantas de molienda en Argentina, mayor exportador mundial de harina y aceite de soja, funcionan al 50 por ciento por la guerra comercial, una sequía y una modificación tributaria.
"La paz comercial es una gran noticia", comentó Gustavo Idígoras, presidente de la cámara sectorial Ciara-Cec. Los miembros del grupo, entre los que se cuentan Cargill y Bunge, procesan granos en los puertos del río Paraná. Su producción se exporta países como Vietnam, Indonesia, Argelia e India.
Las procesadoras locales vivieron un momento complicado este año ya que las ventas de granos a China se dispararon para contrarrestar la menor oferta estadounidense
La soja subió a su nivel más alto desde junio el lunes en Chicago después de que la Casa Blanca anunciara que China acordó retomar las compras a EE.UU. como parte de un acuerdo entre los presidentes Donald Trump y Xi Jinping. Antes de eso, se proyectaba que los despachos argentinos de granos al gigante asiático correspondientes a la cosecha del próximo año aumentarían de 7 millones de toneladas a 16 millones de toneladas, indicó Idígoras. Pero ahora los molinos del país sudamericano recuperarán su participación de mercado si China comienza a comprar nuevamente a EE.UU., precisó.
No obstante, cuando una puerta se abre, otra se cierra. Si los aumentos de los precios de la soja del lunes en Chicago se mantienen, es probable que se frenen las importaciones argentinas desde EE.UU., consignó Idígoras.
C. P.