CIENCIA
Efecto Chernobyl

Así se preparan las centrales nucleares argentinas para evitar un accidente

La serie de HBO ha sido un gran éxito y generó que a nivel global la opinión pública comience a interesarse sobre la seguridad actual de sus reactores.

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La central nuclear Atucha. | Cedoc

El furor de las últimas semanas por la serie Chernobyl de HBO trajo a la actualidad la catástrofe nuclear que marcó a Ucrania. Tras ese fatídico 26 de abril de 1986, pasaron 33 años y, por suerte, no se volvieron a registrar accidentes nucleares mundiales de esa gravedad. De todas maneras, la serie revivió el interés de la gente a nivel mundial sobre la seguridad actual que ofrecen sus centrales nucleares.

En Argentina existen tres: Atucha I y II, ambas en el partido de Zárate de la provincia de Buenos Aires, y la central de Embalse en la provincia de Córdoba. Todas ellas, según aseguró a PERFIL la ingeniera nuclear Julieta Romero, "cumplen con todos los estándares de seguridad dictados por la Autoridad Regulatoria Nuclear (quien se encarga de velar por la seguridad nuclear a nivel país), así como por los organismos reguladores internacionales".

En ese sentido, la integrante de la Asociación Jóvenes Nucleares Argentina (AJNA) contó que la actividad nuclear en Argentina está regida por lo que llaman “cultura de la seguridad”. "Al compartir esta cultura de la seguridad nos beneficiamos todos, ya que la tomamos como prioridad en todo lo que hacemos: nuestras  decisiones y acciones están dominadas por el famoso “safety first” (la seguridad primero)".

"Nuestras centrales nucleares de potencia han adoptado actualizaciones de seguridad y de operación a lo largo de los años, y lo siguen haciendo. Además, se realizan sistemáticamente simulacros de evacuación, capacitación de personal en simuladores (réplicas de las salas de control reales), mantenimientos, estudios de seguridad probabilísticos y determinísticos, visitas de expertos, revisiones de pares y una larga lista más que apunta a estar continuamente en la cresta de la ola de la seguridad nuclear", argumentó a este medio.

Mitos y verdades sobre la catástrofe nuclear en Chernobyl en 1986

Asimismo, enumeró algunas de las diferencias más importantes con el accidente nuclear de 1986: "El reactor de Chernobyl era moderado con grafito. Esto quiere decir que, para que suceda la reacción nuclear y se sostenga en el tiempo (reacción en cadena), precisaban de este material para bajar la velocidad de los neutrones".

Sin embargo, en las centrales argentinas se usa agua pesada. "El agua pesada es como el agua común, pero en vez del hidrógeno en la famosa fórmula “H2O”, se forma con el isótopo deuterio: un primo del hidrógeno, que, en vez de tener sólo un protón en su núcleo, tiene además un neutrón. El agua pesada es incolora, inodora, imposible de diferenciar a simple vista del agua, pero absorbe menos neutrones que el agua común, permitiendo que esos neutrones sean luego absorbidos por el uranio y se libere energía con la fisión (es decir, se moderen)", explicó la ingeniera nuclear que junto a su asociación buscan hacer llegar al público de manera más amigable el tema de la energía nuclear.

"¿Y por qué nos importa esta diferencia entre el agua pesada y el grafito? Pues porque, cuando algo se calienta mucho, preferible tener agua, que cuando se calienta lo suficiente se evapora y deja de moderar (apaga el reactor), a tener grafito, que es básicamente carbono y al aumentar su temperatura sigue moderando a los neutrones (no se apaga el reactor)", enfatizó.

En esa línea, agregó que otra de las diferencias sustanciales es que "nuestras centrales cuentan con contenciones de hormigón y acero que revisten los sistemas nucleares, que son los domos característicos que pueden verse en las típicas fotos de Atucha. La forma esférica tiene una gran ventaja: al ser pareja y no tener esquinas, resiste uniformemente la presión, cosa que ayuda a mantener confinado el material radioactivo en caso de un accidente".

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El "domo" de Atucha, una contención de hormigón y acero que revisten los sistemas nucleares.

La especialista calificó a la serie de HBO como "muy buena" y generó que muchos conocidos le hagan consultas sobre el tema. "Los miedos provienen en general de lo desconocido. Es nuestra responsabilidad como sector informar y hacer entender a la gente lo que es la energía nuclear".

Por otro lado, señaló que la incomodó los datos que afirman al final de la serie: "Entiendo que quizás toman esto como un recurso para aumentar el dramatismo, pero los directores de la serie orientaron muchos "grises" hacia el extremos más catastrófico, cuando los datos avalados (sobre la radiación) por la comunidad científica no confirman esa versión".

Asimismo, señaló que "el mundo nuclear aprendió y se enriquece de sus lecciones: hoy en día esta industria es una de las más seguras del mundo, y Argentina es ejemplo de ello con su operación segura y eficiente de centrales nucleares de potencia, y con un destino exclusivamente científico de todos los desarrollos y emprendimientos en materia nuclear desde sus orígenes. Somos una industria que evoluciona constantemente, y trabaja día a día de forma colaborativa para brindar energía limpia, cuidando al medio ambiente y al mismo tiempo proyectándose como parte de la solución al cambio climático".

Video | Chernobyl: todos los secretos del sarcófago gigante que busca contener la radiación

Cuál fue el accidente nuclear más grave en Argentina

Poco tiempo antes del desastre que marcó a Ucrania, Argentina vivió un accidente nuclear aunque lejos de la gravedad de Chernobyl. Fue el 23 de septiembre de 1983 en el Centro Atómico Constituyentes en el partido de San Martín, provincia de Buenos Aires. El accidente nuclear en el reactor RA-2 dejó como consecuencia un muerto y 17 personas más afectadas por la radiación.

"Es importante notar que datan de una época similar a Chernobyl, pero que no se trata de un evento en un reactor nuclear a los que llamamos 'de potencia', sino que es uno de investigación. Son dos cosas absolutamente distintas, desde las dimensiones hasta las funcionalidades: los reactores de investigación son mucho más pequeños y, a diferencia de los de potencia, no brindan energía a la red eléctrica; se utilizan, como su nombre lo indica, para realizar investigaciones. Lo que tienen en común es que ambos funcionan con fisión nuclear", explicó a PERFIL la especialista Julieta Romero.

En esa línea, recordó: "Al tener tan poca potencia el reactor, las maniobras de movimiento de combustibles para configurarlo de una determinada manera se podían hacer de forma manual, siempre y cuando se respetaran las normas de seguridad. Lo que sucedió en ese evento fue que un operador transgredió estas normas, al “trabar” un sistema que permitía que se vacíe completamente el moderador antes de hacer la maniobra. Como había moderador, y la configuración geométrica juega un papel importante en la criticidad de un reactor, al mover los elementos combustibles, sufrió un altísimo nivel de radiación. El hombre, a pesar de su vasta experiencia, cometió una imprudencia que derivó en su fallecimiento 48 horas más tarde".

"Lamentablemente estas cosas nos enseñan lecciones durísimas: no pueden haber sistemas de seguridad que se pueda “trabar”, ni siquiera en situaciones excepcionales. Hoy en día, los sistemas de seguridad en las centrales se basan en los conceptos de redundancia y diversidad", expresó sobre este accidente nuclear que sucedió en el país.

ED EA