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¿De quién es la culpa?

Elecciones 2023
Elecciones 2023 | Telam

Cuando un actor convive mucho tiempo con un personaje, es inevitable que sus temas te acompañen también fuera de escena, como una sombra amorfa, como un prisma. El tema de mi obra ahora es la culpa.

Al aluvión de cartas de amigos de afuera, llenas de condolencias por las PASO o con clips internacionales de Milei que ni siquiera había visto, en vez de responder en broma, como hacíamos hasta ahora, respondo indignado. ¿Qué me van a decir los italianos, que votaron a la Meloni, o los españoles, dirigidos por monárquicos, o los yanquis, que se enfrentan a una probable vuelta de Trump? El fenómeno es el mismo en todas partes y la culpa –he aquí el tema– es de los medios. Y de nuestro consumo. No es de sorprenderse. En tiempos en los que la verdad es instagrámica y pesa sólo ese instagramo, no hay argumentos para explicar la necesidad de unos derechos, sino figuras 3D de representación imaginaria. Milei es ante todo una construcción simbólica, producto de un lenguaje diferente del de la política. Lo mismo que Bolsonaro. No en vano uno de los primeros a los que reconoció Milei fue a Fantino: “Vos me pusiste en primera plana”, le agradeció, como una amenaza, como un nomeolvides.

¿De quién es la culpa? ¿Es de todos, es de ellos, es compartida? El oficialismo hizo campaña explicando a todo el mundo que no había que dejarse quitar ningún derecho, pero olvidaron que el espectador al que habla Milei esos derechos ya los perdió hace tiempo. Le importa todo un rábano. Bah, todo no: un peinado escandaloso, un tono bien arriba, una hermana oscura, unos perros, todo eso le importa más que perder la salud pública o la equidad de género.

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