Hay una tentadora página o link o no sé cómo se llama eso, Academia.edu, que todos los días me envía ponencias o ensayos o escritos de críticos acerca de literatura argentina. Mucho Saer, sobre todo. Casi nunca abro los documentos. Demasiado largos, demasiado lleno de citas, demasiada remisión a fuentes. Lo académico no es lo mío. Hace unos días me llegó un título, algo así como: “El realismo en la reciente narrativa argentina”. Contra mi costumbre, hice un click sobre la página. Se abrió una serie de páginas en blanco, como sábanas perfectamente extendidas. La desaparición del texto puede deberse a mi torpeza con las manipulaciones tecnológicas, pero tiendo a creer que se trata de otro triunfo de la literatura fantástica.
Siguiendo con el tema, una de las novelas de Nabokov, El hechicero, surgió bajo el impulso que sintió el autor al leer que en un zoológico, un mono siempre mostraba curiosidad por la actividad de sus primos evolucionados, dibujantes y pintores que iban a retratarlo. Cierta vez, un guardián, por bromear, le dio un cuaderno y un lápiz. Después de algunas pruebas, el mono dibujó barrotes. No consta que su obra haya sido expuesta.
Derivando hacia las especies humanas, leí la transcripción de la charla de la esposa del presidente Piñera. De aspecto bastante similar a un ave psitaciforme que pertenece a la familia Cacatuidae, pero adornada con collares y anillos gordos como cagarruta de simio, la dama manifestó su preocupación por las especies alienígenas que asuelan las calles chilenas. Compartimos su preocupación. Ataviados con ropas de combate (¿saldos de los marines?), los gendarmes que entran en los comercios a saqueo, violan mujeres en las comisarías y asesinan niños y ancianos tienen todo el aspecto de marcianos. Esperamos las clarificadoras declaraciones de nuestra ministra Bullrich denunciándolos como infiltrados abortistas narcomapuches.