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opinión

Estancamiento secular

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Deterioro. Argentina no es el único país del mundo que atraviesa un período de neodecadencia. | Pablo Temes

Continúa de ayer: “Nacloc”

 

Tras explorar posibles motivaciones psicológicas de los votantes de Milei en las dos columnas del fin de semana anterior tituladas “Elogio y crítica a la locura y la ira”, comenzamos ayer a explorar las condiciones materiales que produjeron cambios estructurales del sistema político donde el voto a Milei es una de las distintas manifestaciones.

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En Argentina hay 12 millones de personas en situación de autoempleo o directamente changas

Ayer fue el turno de la geografía, hoy será el de la población, condiciones materiales que en su relación con la economía y la tecnología constituyen ecosistemas siempre en transformación y que permiten la emergencia de ciertas condiciones de posibilidad y la extinción de otras.

La población. No solo la Argentina durante la última década atraviesa un ciclo de estancamiento y neodecadencia. Medido por aumento del producto bruto o cualquier otro indicador, hubo un desaceleramiento de la economía mundial, primero por la crisis de las hipotecas 2007/8 y luego por las consecuencias del costo que tuvieron los planes (quantitative easing) implementados para que no terminara en una crisis comparable con la de 1930, a lo que años después se sumó el costo de las medidas de ayuda frente a la pandemia de covid, que derivaron posteriormente en un aumento de la inflación y más tarde de la tasa de interés para tratar de reducirla. Lo que Larry Summers llamaría “estancamiento secular” y Robert Brenner, “la larga crisis”. Desde la crisis de 2008, el número de multimillonarios se ha más que duplicado. El 82% de toda la riqueza creada en 2018 fue a parar al 1% más rico de la población, mientras que la mitad más pobre no recibió prácticamente nada.

En el reportaje largo de ayer en PERFIL, el profesor de Economía Digital del Departamento de Humanidades del King’s College London, Nick Srnicek, autor entre varios libros de Capitalismo de plataformas, explica que “si nos fijamos en cualquier período importante de perturbación económica mundial, probablemente el más famoso sea algo como la Gran Depresión, después siempre hay un largo período de polarización política (junto a) una especie de demonización, y decir que sus problemas de no poder pagar el alquiler y no poder encontrar un trabajo decente no se deben a cuestiones económicas, sino que se derivan de este otro grupo”. 

Nick Srnicek asocia la crisis de las hipotecas con el surgimiento de las apps de transporte de personas u objetos: “No es una coincidencia que empresas como Uber y Deliveroo (en Inglaterra, Rappi o Pedidos Ya en Argentina) y todos estos tipos de empresas de economía colaborativa comiencen a surgir en las décadas de 2010, después de la crisis financiera mundial, y la razón principal son dos elementos. Uno es que hay enormes cantidades de desempleo en muchos países, así que tienes un ejército de reserva de mano de obra que básicamente busca trabajo siempre que sea posible, independientemente del tipo de salario o condiciones laborales que puedan tener. Así que hay mucha gente que está abierta a la idea de la economía de las plataformas y, para empezar, acepta un trabajo en la economía de las plataformas”.

En Argentina, el autoempleo o directamente las “changas” (más elegantemente part-time) son un fenómeno anterior a la poscrisis de 2010: hay 12 millones de personas en esa situación, contra 9 millones de trabajadores que sí tienen un empleador registrado. Pero la erupción en las calles de los trabajadores de “plataformas austeras” hizo que se convirtiera a estos últimos en un significante de los trabajos precarios sin derechos y se asociara a aquellos a quienes una eventual reforma laboral y pérdida de derechos no les generara ninguna amenaza y hasta pudiera generarles alguna expectativa de posible ventaja, con los trabajadores de ese tipo de aplicaciones. De allí que se bautizó el voto por Milei como “el voto Rappi”, que además coincide con el rango etario donde el libertario es abrumadora mayoría.

Trabajo precario, grupo etario por debajo a la edad promedio nacional y utilización de redes para comunicarse e interactuar confirman el trípode de sustentación del voto libertario. La redes sociales incentivan el individualismo al convertirlas en una vidriera de su yo y retroalimentan ese ego recibiendo principalmente informaciones que contribuyen a reforzar sus creencias con algoritmos retroalimentadores de sesgos de confirmación.

Nick Srnicek agregó: “Una vez que se construye la infraestructura material, el tipo de comportamientos y estructuras de incentivos que contienen pueden continuar durante un largo período de tiempo, más allá de los ciclos electorales, de los ciclos económicos, más allá incluso de las vidas individuales. Simplemente pueden estructurar la sociedad de maneras particulares durante un largo período de tiempo. Creo que eso es doblemente importante cuando empezamos a hablar de tecnologías digitales, simplemente porque sustentan no solo la vida comercial y la economía, sino también nuestras vidas personales en formas que creo que no tienen precedentes”. Perón fue fenómeno de la radio; Menem, de la televisión, y Milei, de las redes sociales.

Volviendo al descontento que en todo el mundo promueve el crecimiento de la derecha extrema, es la pandemia otro componente del crisol del malestar cultural. A nivel mundial, la pandemia aumentó la desigualdad, enriqueciendo a los ricos y empobreciendo al resto: los diez hombres más ricos del planeta duplicaron su riqueza durante los últimos dos años, mientras que los ingresos del 99% de la población mundial se vieron reducidos. Durante la pandemia, más de 160 millones de personas pasaron a ser catalogadas pobres, y la desigualdad social contribuye a la muerte de, al menos, 21 mil personas cada día, por razones como la violencia, la falta de acceso a la sanidad y el hambre.

Y si proyectamos hacia adelante este estancamiento secular mundial, en el reportaje largo de hoy en PERFIL al mentor de Javier Milei y su introductor a las ideas económicas de la Escuela Austríaca, Diego Giacomini, el economista especializado en política monetaria, dice: “La situación mundial es la peor de los últimos cuarenta años, todo el mundo tiene la inflación más elevada de los últimos cuarenta años. Todo el mundo tiene el costo de capital más elevado de los últimos cuarenta años. Todo el mundo tiene perspectivas para los próximos tres años de las menores tasas de crecimiento de los últimos treinta o cuarenta años”.

Perón fue fenómeno de la radio; Menem, de la televisión, y Milei, de las redes sociales

Quizá lo mejor para Milei sería no ganar para no fracasar.