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Geografía y política. El acortamiento del territorio modificó el ámbito de lo electoral. | Pablo Temes

En las dos columnas tituladas Elogio y crítica a la locura y la ira del fin de semana pasado exploramos posibles motivaciones psicológicas de los votantes de Milei. Toca explorar ahora las condiciones materiales que produjeron cambios estructurales del sistema político donde el voto a Milei es una de las distintas manifestaciones.

El ‘glocal’ a nivel mundial: global y local, en lo nacional es ‘nacloc’: simultáneo nacional y local

Las condiciones materiales son cuatro: la geografía, la población, la economía y la tecnología, las cuales en su interrelación constituyen ecosistemas, siempre en transformación, que permite la emergencia de ciertas condiciones de posibilidad y la extinción de otras.

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La geografía. Cuando hace cuarenta años se recuperó la democracia, una de las características de las provincias era su aislamiento medido en su distancia a la Capital Federal (nombre que hasta ya casi se dejó de utilizar). En el libro de Félix Luna Soy Roca, su protagonista contaba cómo había cambiado Argentina desde que en 1858 había ingresado a la carrera militar cuando para llegar desde su Tucumán natal a Buenos Aires se tardaba varias semanas en carretas, mientras que cuatro décadas después, cuando en 1898 asumía como presidente, gracias al ferrocarril se tardaba solo un día y medio.

Los mismos cuarenta años de Julio Argentino Roca en el siglo XIX nos separan en este siglo XXI de la presidencia de Alfonsín y el regreso de la democracia cundo solo había dos partidos, peronismo y radicalismo, porque eran los únicos que contaban con estructuras en las 24 provincias. Por entonces, en 1983, no solo las redes sociales no permitían a los votantes de Salta, adonde Milei no viajó nunca y ganó con más del 50 por ciento de los votos, enterarse de que existía el libertario, sino tampoco los canales de televisión de Buenos Aires llegaban, porque las ondas de la televisión por aire tenían alcance de 200 kilómetros desde la Avenida General Paz y los canales de interior preferían las noticias locales.

La distancia muchas veces se mide en tiempo, “a tantas horas de auto”; podríamos decir entonces que lo que a Macri le llevó doce años (2003-2015) construir –un partido político con votos en todo el país–, a Milei le llevó dos (2021-2023).

Pero el acortamiento de la geografía que produce la tecnología no solo le permite a Milei llegar a los lugares más remotos con mínimo esfuerzo, sino, al mismo tiempo, posibilita localismos políticos autónomos de la estructura partidaria nacional y sus candidatos nacionales.

Como sucede con la globalización donde para este fenómeno se acuñó el neologismo “glocal”: global y local simultáneamente, la coexistencia de fuerzas centrífugas y centrípetas también a nivel nacional nos permitiría acuñar el neologismo “nacloc”: nacional y local al mismo tiempo.

Cómo se viene repitiendo en varias provincias, gana un candidato de un partido a nivel nacional, de otro a nivel provincial y de otro a nivel municipal. Y de la misma forma que empodera a un candidato nuevo sin partido permitiéndole nacionalizarse rápidamente, desempodera a las autoridades centrales de los partidos grandes, porque desengancha lo provincial de lo nacional.

El radicalismo es cada vez más hoy una confederación de liderazgos locales donde el presidente del partido a nivel nacional no tiene ningún poder sobre los dirigentes de cada una de las provincias, lo que ya se vislumbraba hace quince años, cuando en 2007 Néstor Kirchner con la transversalidad cooptó buena parte de los radicales dándole la vicepresidencia a Julio Cobos, fenómeno que había comenzado dos años antes sumando al gobernador radical de Santiago del Estero Gerardo Zamora.

Probablemente el peronismo se encamine a lo mismo con cada vez más gobernadores de Juntos por el Cambio o partidos provinciales que eran peronistas o filoperonistas previamente: Misiones, Neuquén, Río Negro, San Luis, San Juan, y la lista promete seguir.

Sergio Massa en 2013 anticipó este proceso de relocalización de la política en escala de la provincia de Buenos Aires con la revolución de los coroneles, los ocho intendentes (La Plata, San Miguel, Escobar, Malvinas Argentinas, Olavarría, General Villegas, Hurlingham y Tigre) que se separaron del Frente para la Victoria y del PJ bonaerense para crear el Frente Renovador, autopercibido como partido de “orientación peronista sincretista”.

Sincretismo es un término interesante, utilizado por la antropología cultural para explicar el proceso de hibridización y mestizaje de diferentes corrientes religiosas, culturales y raciales. Deriva de Creta porque, según Plutarco, en su libro Moralia (capítulo Sobre el amor fraterno), sostuvo que los cretenses abandonaban sus diferencias tras los períodos de guerra. Concretamente, es la práctica de armonizar ideas opuestas.

La idea opuesta que requirió armonizarse para ser constitutiva del estado nación Argentina fue la oposición puerto-interior. Nuestro sistema federal, compartido solo con Brasil en Sudamérica (y México en toda Latinoamérica), es resultado de la preexistencia de las provincias unidas del Río de la Plata plasmado en la constitución de un Poder Legislativo bicameral con un Senado que decide las cuestiones fundamentales de la gobernabilidad y representa a las provincias.

Y que en las provincias se hayan creado recientemente las condiciones para una interpenetración del empoderamiento de lo nacional y de lo local (nacloc) explica en parte las posibilidades del vertiginoso ascenso electoral de Milei, pero también que ningún presidente en esta tercera década del siglo XXI tendrá el poder de hacer reformas duraderas sin acuerdos. Ningún presidente volverá a tener el poder de Alfonsín, de Menem o de Néstor Kirchner, porque cambiaron las condiciones materiales dentro de las cuales se desarrolla la política.

“Efectividades conducentes” era la forma que utilizaba Hipólito Yrigoyen para referirse a las condiciones materiales necesarias para llevar a cabo con éxito una determinada acción. La tecnología no pudo vencer al tiempo, pero sí al espacio y, gracias al costo marginal cero que tiene su escalamiento, redujo a casi nada la cantidad de recursos económicos necesarios para atravesar un territorio.

Peronismo sincretista, como se autopercibe el Frente Renovador de Massa, adelantó la relocalización PJ

La tecnología no solo acorta la geografía, sino que, además, tiene consecuencia sobre los otros dos factores: la población y la economía,  sobre los que continuaremos explorando en la columna de mañana.

 

Continúa mañana: Estancamiento secular.