COLUMNISTAS
DEMOCRACIAS DETERIORADAS

La que se viene…

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El panorama del mundo deviene aterrador. Todo anuncia una guerra, en Medio Oriente o en alguna otra parte, con cualquier excusa, pero que en cualquier caso podría mundializarse.
Estados Unidos, hasta ahora la primera potencia mundial, está gobernada por un grupo de insensatos dirigido por un individuo payasesco. A Hitler también se lo consideraba así al principio, e incluso ahora, solo que ahora sabemos que ese clown encendió la mecha del “amplio programa público de empleo, conocido como la II Guerra Mundial, que terminó con la Gran Depresión”, según un keynesiano premio Nobel de Economía (Paul Krugman, “Decade at Bernie’s”, International Herald Tribune, París, 17-02-09).
Y ocurre que también ahora todos los aprestos guerreros, descomposición de viejas y formación de nuevas alianzas internacionales (http://www.perfil.com/noticias/columnistas/trump-saco-la-pistola.phtml), tienen como trasfondo una “gran depresión” cuya causa primera es la pérdida de empleos y la consiguiente crisis de demanda, seguida de una ayuda financiera que apunta a solventar la demanda y, al cabo, termina en una burbuja especulativa que se alimenta a sí misma y acaba por estallar.
Pero con las burbujas ocurre lo que con las guerras: empiezan por ser laterales, bordeando el corazón del sistema, relativamente pequeñas, manejables, pero acaban concentrándose en el centro vital del organismo. Las burbujas que estallaron desde los 80 del siglo pasado en los países periféricos –Malasia, Indonesia y Filipinas, Rusia, México, Argentina, etc.– se correspondieron con las guerras de Irán-Irak; Estados Unidos-Irak; los enfrentamientos entre Israel y los países árabes, etc., (https://www.libertaddigital.com/economia/cronologia-de-las-crisis-financieras-del-ultimo-siglo-1276406696/).
Pero desde 2008, cuando estalló en Estados Unidos y en todos los países desarrollados, la burbuja se viene cargando de razón militar planetaria. Se esgrimen razones de autonomía nacional, de religión, de raza, pero lo que se persigue es la protección del mercado interno y la conquista u ocupación de otros mercados. Necesidad de la hora: ninguna economía desarrollada puede vivir de su propio mercado. Y el dato nuevo es que el capitalismo occidental se encuentra hoy en desventaja con dos capitalismos, China y Rusia, que salieron del comunismo con gran capacidad productiva, pero conservan el control político y social de sus trabajadores. O sea, el paraíso capitalista.
Los capitales de China y Rusia han penetrado en América Latina y compiten con Estados Unidos y la Unión Europea en los países árabes y orientales. La deuda pública de Estados Unidos –la más alta del mundo– supera los 14 billones de dólares, de los cuales 6 billones son deuda externa. China, su principal acreedor, posee 1,2 billones en bonos del Tesoro (http://www.bbc.com/mundo/noticias-41070163). En la UE, la deuda pública de Italia representa el 132% de su PBI (https://www.datosmacro.com/deuda/italia). Es solo un ejemplo.
Así, las grandes democracias capitalistas se deterioran. Con desigualdades crecientes como trasfondo, crecen la corrupción social y política (Trump y Netanyahu, entre muchos otros, están siendo investigados), la violencia delincuencial, el terrorismo; aparecen y se desarrollan nacional-populismos cuyo proyecto es la cerrazón y, por lo tanto, el enfrentamiento con los demás. En un contexto parecido, Hitler y Mussolini recibieron simpatías y apoyos de medio mundo.
El problema es que hoy, un nuevo “amplio programa público de empleo”, una guerra, sería nuclear, bacteriológica… El gobierno sueco acaba de movilizar a todos sus ciudadanos con un plan de “instrucciones en situaciones de crisis, incluso de guerra” (El País, 22-5-18). Al día siguiente, Donald Trump anunció la suspensión del encuentro con el norcoreano Kim Jong-un y se envaneció de “la superioridad militar y nuclear mundial” de su país.
En eso estamos.
* Periodista y escritor.