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La tercera vía de Verón

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Nueva era. La Bruja quiere una inyección externa, pero mantener el control en Estudiantes. | prensa ESTUDIANTES

Otra vez, como tantas veces, Juan Sebastián Verón eligió ponerse en el centro de la escena. O en el frente. O en algún lado visible, con una exposición que mide casi como los cambios de frente de cuando era jugador. En sus primeros minutos como nuevo-viejo presidente de Estudiantes –ayer empezó su tercer mandato en una asamblea en la que se designaron nuevas autoridades, porque al no haber oposición, tampoco hay elecciones–, la Bruja no escondió las intenciones que desde el viernes circulan con cierto fastidio y admiración por grupos de WhatsApp de dirigentes: la tercera posición con respecto al debate que instaló el gobierno de Javier Milei sobre las sociedades anónimas deportivas.

“Se habló mucho de la reunión que tuve con hinchas. Quiero que sepan que vamos a trabajar dentro de una visión de club. Creo que nuestra casa nos quedó chica. Está de moda el tema SAD, yo hablé de algo mixto. No nos pongamos límites. Sin preconceptos”. La Bruja movió su ficha. O abrió una puerta. O sembró dudas y certezas, casi en igual proporción.

Verón pretende un modelo alemán para Estudiantes. El Bayern Munich como faro, pero también el Borussia Dortmund o el casi campeón Bayern Leverkusen. La regla 50+1: una suerte de cláusula o marco jurídico con lo que se garantiza que los clubes de la Bundesliga sigan siendo eso: clubes en manos de sus socios, que pueden recibir el aporte de inversores externos, pero siempre conservarán el control general.

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¿Se puede aplicar ese modelo en el fútbol argentino? Verón cree que sí. Pero no solo eso: también cree que es la única manera de aumentar el umbral de crecimiento de un club como Estudiantes, que construyó su estadio, creó su propia marca deportiva y tiene éxitos deportivos con cierta frecuencia. “Creo que el techo uno lo toca y está en nosotros aceptar el desafío de cómo hacer que ese techo esté más arriba”. Una metáfora que persigue un solo objetivo: lograr la aceptación del hincha, algo que en principio ya tiene.

Hace muchos años que Verón es observado con recelo por buena parte de la dirigencia. Es un sentimiento que empezó incluso antes de que asumiera por primera vez como presidente, y que se agudizó cada vez que había conflictos institucionales o discusiones económicas por los derechos televisivos.

La distancia que marca en cada charla o reunión con los principales directivos es uno de los motivos de ese recelo. La autorreferencia permanente, otro. Pero más allá de las críticas y de las sutiles maneras de desdeñarlo, hay varias personas que le destacan algo: él –o Estudiantes, lo que a esta altura es lo mismo– siempre toman iniciativas, que más que deportivas, son políticas. Su primer día como presidente, lo volvió a homologar.