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Un mundo nuevo

Ralph Murphine y la consultoría política

Gran difusor de la consultoría política en América Latina, Murphine murió esta semana, a los 80 años, en Quito. Supo introducir en la región las técnicas basadas en las ciencias para asesorar y organizar campañas electorales.

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Ralph Murphine. Gran difusor de la consultoría política en América Latina, Murphine murió esta semana, a los 80 años. | cedoc

En 1967, la conferencia de OLAS reunió en La Habana a movimientos revolucionarios de America Latina que apostaban a la lucha armada para cambiar el mundo. A las pocas semanas murió el Che Guevara en Bolivia, pero eso no impidió que empiece el cenit de la ofensiva soviética en la Guerra Fría y del prestigio de Cuba que intervino con sus tropas en Siria, el Congo, Angola, Eritrea, Etiopía, Namibia, el Ogaden y promovió movimientos guerrilleros en casi todos los países de América Latina.

Después llegó un rápido ocaso: la economía de los países socialistas hizo crisis y el desarrollo de las comunicaciones permitió que su población veía cómo vivían los occidentales. Los países con economía estatizada se desmoronaron a lo largo de la década de 1980 y sin el apoyo económico y logístico de los gobiernos de la URSS y Alemania Democrática los movimientos de liberación volaron por los aires.

Ciencias sociales. En esos años las ciencias sociales latinoamericanas estaban copadas por el marxismo estructuralista de Louis Althusser y Nicos Poulantzas. A partir de 1968 los intelectuales identificados con el Partido Comunista entraron en crisis. En 1980 Althusser estranguló a su esposa y terminó en un hospital psiquiátrico, Poulantzas se lanzó desde el piso 22 de la Torre de Montparnasse abrazado a sus libros, Andre Gorz publicó “Adiós al proletariado” y se suicidó con su esposa. El colapso de estos intelectuales dio espacio a las teorías de Antonio Gramsci, un periodista que había cubierto la Revolución Soviética de 1917.

Durante décadas, aquí hubo más interés en teorías que en la realidad concreta

Con el fin de la Guerra Fría y el desmoronamiento de la URSS desaparecieron las dictaduras militares y los movimientos armados. A fines de los 70 los países latinoamericanos empezaron a transitar hacia la democracia. Hubo elecciones en Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Paraguay, la República Dominicana y Venezuela, en casi todo el continente se instalaron gobiernos elegidos.  

Hasta entonces hubo pocos centros en los que se podía estudiar una sociología distinta al marxismo en América Latina. Probablemente el más importante fue la Fundación Bariloche, que reunió a profesores excelentes que, como la academia norteamericana, privilegiaban la constatación empírica de hipótesis sobre la reproducción metafísica de teorías. Destacaban entre ellos Edgardo Catterberg, Carlos Strasser, Ruben Kaztman y Manuel Mora y Araujo.

Las encuestas y los estudios empíricos que se habían desarrollado en Estados Unidos durante décadas no habían impactado en el mundo latino que, tanto en Europa como en América, tenía más interés en teorías que en comprender la realidad concreta. Para ellos los datos cuantitativos no eran importantes, reflejaban fenómenos efímeros. Los norteamericanos en cambio usaban el método científico, elaboraban hipótesis que contrastaban con la realidad, cuantificaban los resultados y acumulaban conocimientos para proponer leyes generales.

Encuestas. Al iniciarse el período democrático, aparecieron las primeras encuestadoras que estudiaban los procesos electorales, Apoyo en Lima, Conciencia 21 en Caracas, Informe Confidencial en Ecuador, Consulta Mitofsky en México, Equipos de Luis Eduardo González en Uruguay.

Cuando terminé mis estudios en Argentina, volví a Ecuador. El país se preparaba para las elecciones de julio de 1978 con las que retornó a la democracia. Fue una buena oportunidad para aplicar lo que había aprendido en Bariloche. Los resultados fueron imprevistos para la política tradicional, porque ganaron dos jóvenes políticos, Jaime Roldós Aguilera y Osvaldo Hurtado, cuando el círculo rojo creía que no tenían ninguna posibilidad.

Aplicamos la primera encuesta política de la historia ecuatoriana, que mezclaba ideología y técnicas cuantitativas. Pretendimos saber cómo impactaría la llegada de la democracia burguesa en la conciencia de clase del proletariado. Los resultados desbarataron nuestras convicciones. No había obreros que votaran por la izquierda, todos respaldaban la candidatura de Roldós.

Las encuestas eran nuevas en el país, la prensa y la televisión se interesó y de pronto, terminé convertido en una celebridad gracias a una técnica en la que no creía demasiado.  

Consultores. Hasta ese entonces la consultoría política había tenido poca presencia en América Latina. La profesión se desarrolló en los Estados Unidos, la democracia presidencialista más antigua del mundo, en la que eligen todo, desde presidente a jefes de policía y pastores de las iglesias. Quedé con muchas preguntas por el resultado de las investigaciones y quise conocer mejor el trabajo de los consultores políticos norteamericanos.

Asistí a un seminario en Washington en donde conocí a Ralph Murphine, uno de los directivos de la American Association of Political Consultants, que estaba en la cumbre de su poder: asesoraba a Mijaíl Gorbachov, iba a asumir la presidencia de la AAPC, tenía una enorme oficina a las orillas del Potomac y gran influencia en el jet set de la política de su país.

Estadísticas vitales

Ralph era sofisticado intelectualmente y tenía una compleja personalidad.  No conocí a otro norteamericano que no sepa conducir un coche y no tenga un carnet de conducir. Ganó mucho dinero, pero siempre gastó más de lo que conseguía y vivió entre altibajos económicos extremos.

Con su aguda percepción spicológica, detectaba lo que más podía fastidiar a los asistentes a una reunión y lo decía. Terminó peleando con casi todas las personas que conoció. Los últimos años de su vida fue muy pobre y en varias ocasiones sus enfermedades fueron sufragadas por consultores que reconocían su extraordinaria capacidad intelectual.

Murphine tenía predilección por América Latina y fue quien introdujo la profesión en nuestros países. En 1992 le invitamos a colaborar con la campaña de Jamil Mahuad para la Alcaldía de Quito. Se enamoró del país y la ciudad. En los últimos años asesoró a Rafael Correa. Ralph escribía largos informes estratégicos, inteligentes, profundos, que no todos sus clientes podían comprender. Estuvo asociado con Informe Confidencial por casi diez años.  

Campañas. Murphine trabajó desde muy joven con los fundadores de la consultoría política, que nació en las elecciones presidenciales de 1960 que ganó Kennedy, y que estructuró un equipo de primer nivel. Joseph Napolitan, el estratega de esa campaña, acuñó el término consultor político y desarrolló durante muchas décadas iniciativas para desarrollar la disciplina, entre las que estuvo la fundación de la Asociación Americana de Consultores Políticos.

Matt Reese, uno de los personajes más influyentes de la política norteamericana, ligado a la familia Kennedy, tenía casi dos metros de alto, se distinguía por su trato informal y su sentido del humor. En las campañas y en la vida cotidiana daba importancia a los detalles y era pragmático. Decía que “en política no existe lo que no se pueda contar”, quería que toda hipótesis se pudiera convertir en números, listas de nombres, direcciones y teléfonos. Napolitan, Schwartz, y Reese fundaron las campañas modernas, basadas en estudios cuantitativos para elaborar estrategias. Durante muchos años el brazo derecho de Reese fue Ralph Murphine.

Fue quien introdujo la profesión de consultor político en América Latina 

En 1993 bajo la conducción de Murphine, la APPC inauguró su conferencia en Cristal City, al mismo tiempo que el presidente Bill Clinton juraba su cargo. La elección marcó un hito por el triunfo de un candidato sin probabilidades, que comunicó mensajes a grupos específicos de la población, frente a las propuestas épicas de Bush. El segundo día del encuentro, en el que todos los asistentes vestíamos trajes oscuros y corbatas, la APPC invitó al consultor principal de Clinton, James Carville y a su esposa Mary Natalin para que debatieran sobre lo ocurrido en la campaña. Fue un caso extraño en el que Carville fue el estratega de los demócratas y su esposa la estratega republicana. James, siempre provocador, concurrió vistiendo jeans y zapatos deportivos que chocaban con el ambiente solemne de la cita. Napolitan comentó en voz baja “eso solo se puede hacer cuando su candidato ha ganado las elecciones para presidente de los Estados Unidos”.

Posgrado. Murphine convocó a profesionales latinos para que participaran de sus iniciativas como Roy Campos, Rafael Reyes Arce, Manuel Mora y Araujo, Roberto Izurieta y Santiago Nieto entre otros. Trabajó también en varios países enseñando con generosidad sus conocimientos.

Estadísticas vitales

En esos años Christopher Arterton fundó la Escuela de Graduados en Gerencia Política de la GWU. Chris, graduado en el Trinity College, enseñó en Yale y Harvard, ejerció la consultoría política y fue luego el padre de la West Point de la política. La incorporación de Roberto Izurieta a la facultad le dio una enorme proyección en el continente, organizó durante años seminarios en casi todos los países, creando después el postgrado en castellano que ahora mantenemos.

Ralph se esforzó por difundir la consultoría política en la región, trabajó en varios países, y ayudó a formar a nuevos consultores. Fue el personaje más importante en la difusión de nuestra profesión. Esta semana murió en Quito, a los 80 años. Su deceso ha causado dolor entre consultores de todo el continente, que hoy le rendirán un homenaje a las 15 horas de WDC, 13 de Buenos Aires.

*Profesor de la GWU. Miembro del Club Político Argentino.