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Milei presidente

Rumbo a lo desconocido

Emergencia de un outsider antipolítica. Reconfiguración del escenario político sobre bases aún inciertas. Son las primeras conclusiones que deja la consagración de Javier Milei.

Balotaje 2023 Bunker Javier Milei
Bunker Javier Milei | Sergio Piemonte

Fin del sistema bicoalicional y fragmentación. Emergencia de un outsider antipolítica en línea de los que han entregado en la región las democracias andinas. Reconfiguración del escenario político sobre bases aún inciertas. Son las primeras conclusiones que deja la consagración de Javier Milei.

¿Cómo llegó aquí la Argentina, una república considerada institucionalmente estable, con un sistema de partidos y coaliciones probados y una democracia, aunque imperfecta y llena de deudas, ejemplar? En la hasta hace poco impensada llegada de Milei a la máxima jerarquía institucional hay responsabilidades compartidas.

Ante todo, es resultado del estrepitoso fracaso de las últimas dos gestiones de Cambiemos y el Frente de Todos. Macri y el peronismo unido, que se alternaron en el poder en la última década, no fueron capaces de sacar a la Argentina del estancamiento iniciado en el último tramo de la segunda presidencia de Cristina Kirchner, y peor aún, profundizaron la crisis.

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Ganó Milei: ¿Qué Argentina se viene?

Ya se dijo aquí y vale más que nunca la reiteración: Rousseau dijo que el pueblo busca el bien, pero no sabe dónde está. El voto popular tiene la lógica irreductible de esa búsqueda. Las opciones que conformaron el sistema coalicional fracasaron. El hartazgo de un presente eterno pudo más que el temor.

Ese es el origen de un fenómeno que mejor interpretará la sociología que la política. Pero la contribución a la instalación y competitividad de la candidatura de Milei hay que buscarla, además, en el impulso que le dio primero el oficialismo, interesado en dividir a la oposición.

A esta contribución hay que sumar la apuesta personal de Mauricio Macri a una alianza con Milei cuando había renunciado a ser candidato a presidente. Macri ya había demostrado su incapacidad para conducir la interna fratricida en Juntos. Lo hizo tomando partido por uno de los candidatos, incapaz de ejercer un liderazgo integrador. El acercamiento al economista se iba a pronunciar antes de las generales, generando el desconcierto incluso de su propia candidata. Finalmente Macri y Patricia Bullrich blanquearon su opción por Milei y le permitieron romper su techo.  Las candidaturas (a cargos en el gobierno), los fiscales y los recursos para Milei provinieron esta vez del macrismo. Lo explicaría la psicología mejor que la política.

Bunker de Javier Milei
Javier Milei.

Así como ignoramos los términos del acuerdo entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner que llevó al poder al peronismo en 2019, no sabemos qué condiciones se impusieron Macri y Milei. Milei dependerá del macrismo para garantizarse gobernabilidad. Se supo en estas semanas que ese fue un pedido dramático de Milei al ex presidente. Cuál es el rol que se adjudicará Macri es una de las incógnitas que se abren. Alguna vez el ex presidente habló de la necesidad de que el próximo gobierno cuente con una “inteligencia externa” que lo asesore. Macri se ve hoy un paso más allá de esa figura y pondera las ventajas de gobernar detrás de escena.

Esto lleva a la pregunta sobre qué va a hacer Milei. Por empezar, deberá procurar evitar que su poder sea licuado por el macrismo. En las últimas semanas de campaña vimos esfuerzos de Milei por detener la avanzada del macrismo en la tarea de fiscalización en la provincia de Buenos Aires. Anoche agradeció a Macri por por su “desinteresado” apoyo. Con todo, detrás de su postura agresiva, Milei se ha mostrado como un personaje de débil constitución: quedó expuesto en el debate con Massa.

Como dijo en estos días Graciela Fernández Meijide, Milei ha sabido esconder su autoritarismo. Ha moderado su iconoclastia en la medida en que sus desbordes emocionales se lo permitieron. Pero eso no borra el desprecio por los valores de la democracia que demostró a lo largo de corta carrera política, una democracia cuyo sustrato es ante todo ético. Su compañera de fórmula, Victoria Villarruel, ha reivindicado veladamente primero y expresamente sobre el final de la campaña, el terrorismo de Estado. Lo hizo detrás de su reclamo de justicia completa, que incluya a las víctimas del terrorismo de los años ‘70.

Milei, del buen rating al poder

Hay muchas dudas que apuntan a si es factible el programa de reformas radicales de Milei, que van más allá del terreno económico. Y aquí se suma el papel del macrismo puro durante su presidencia. Algunos de esos dirigentes son personas que creen y respetan los valores sobre los que se reconstruyó la democracia hace cuatro décadas. Otros parecen no hacerlo.

La victoria de Milei da por concluida la experiencia iniciada en Cambiemos en 2015, con la ruptura definitiva de radicales y cívicos, a la que se sumaría el sector moderado de PRO que se referencia en Horacio Rodríguez Larreta. Esos realineamientos tendrán una expresión en el Congreso, donde se conformarían nuevos bloques legislativos.

La derrota termina también con los inestables equilibrios internos y la unidad artificial en el peronismo. Allí se producirá un desbande. Massa ha anunciado virtualmente su retiro de la vida política, algo en lo que pocos creen. Y se habla de su salida de Economía este mismo lunes. Decisiones de este tipo debería arrastrar a Cristina Kirchner, que volverá al llano, despojada de fueros. La Cámpora buscará refugio en la provincia. La figura de Kicillof plantea otra incógnita: ya anticipó que buscará inaugurar una nueva etapa, superior, del kirchnerismo. Es una de las figuras emergentes.

La principal duda es hacia dónde conducirá la Argentina un Milei presidente. Aún si el macrismo garantizase un piso de gobernabilidad con el aporte de equipos y necesario apoyo parlamentario, nada asegura el éxito de una agenda de apertura.

Javier Milei, Mauricio Macri y Patricia Bullrich
Javier Milei, Mauricio Macri y Patricia Bullrich

Las reformas en la economía demandarán acuerdos políticos en el Congreso, que además de darles viabilidad a los cambios, deberán garantizar la paz social. Pero no habrá mayorías parlamentarias: un bloque de La Libertad Avanza y el PRO en el mejor de los casos reunirá 80 diputados, lejos de los 129 necesarios para iniciar una sesión.

La fragmentación es una de las consecuencias principales de esta elección. El libertario dijo que recurriría a mecanismos plebiscitarios para la aprobación de sus propuestas más controvertidas. En los últimos días se dio un fenómeno curioso: mucha gente se inclinó por Milei con la convicción de que finalmente no cumplirá con sus promesas.

Si Milei está en condiciones emocionales de asimilar la presión que implica gobernar lo veremos pronto. De no estarlo, podríamos ingresar en una deriva institucional de desenlace también incierto.
La victoria de Milei conduce a la democracia a una tensión desconocida, cuando se cumplen cuarenta años de su recuperación. Hasta ahora, de cada acechanza, el sistema salió fortalecido. Pero nunca antes la amenaza surgió del ejercicio de la democracia misma, incluidos los desvíos autoritarios del kirchnerismo.

Vamos rumbo a lo desconocido.