CULTURA
Mercado editorial

Los libros no están muertos: los adolescentes y la pasión por leer

Booktubers y bookstagrammers producen contenido digital sobre literatura. En setiembre publicarán sus cuentos.

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Matias Gomez y Julieta Delgado | Cedoc

Si piensa que el papel desaparecerá, tómese un momento para leer esta nota. Jóvenes a nivel mundial utilizan las redes sociales para fomentar la lectura, y lo hacen con el libro físico como bandera. Se trata de los booktubers y bookstagrammers. En Argentina, cinco de ellos publicarán “Érase una vez…”, que llegará a las librerías en septiembre.

Como un club de lectura virtual, los adolescentes eligen su red social de preferencia para producir contenido. Así, en Youtube reseñan, recomiendan y hablan sobre libros, mientras que en Instagram fotografían las obras que leen y las acompañan de un texto breve, usualmente en inglés y castellano. 

En general, tienen entre 15 y 22 años, son estudiantes secundarios o universitarios y comprenden el contexto digital en el que viven. Publican material periódicamente y manejan las herramientas disponibles: componen imágenes, editan videos, adaptan contenidos a las distintas plataformas y conocen a sus audiencias.

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“Me divierto mucho grabando pero aún más editando. Mi mente piensa todos los días en qué contenido nuevo puedo crear”, cuenta Matías Gómez (20, Matías G.B, Cenizas de Papel), el primer booktuber del país. Sobre la plataforma explica que “en Youtube podés comunicarte ‘cara a cara’ con el espectador, ve tus emociones, gestos y entonación. Pero al usuario le toma pocos segundos decidir si quedarse o no a mirar el material completo. Se sube tanto contenido que es fácil cambiar de ventana. Ahí está el desafío: organizar la estructura del video, ya que si decís lo más importante al final, es probable que la mitad de la gente ya se haya ido”.

Julieta Delgado (22, @hijadeatenea), prefirió compartir su pasión por la lectura en Instagram. "Ser instagrammer es mucho más que tirar el libro sobre un fondo y sacar una foto", asegura. “Se trata de llamar la atención sobre una obra y compartir nuestra visión sobre ella, invitando a los demás a leerla y a formular una opinión propia”. “Somos una generación acelerada y, frente a eso, esta red social es una ventaja. Observar una imagen toma 3 segundos y leer la descripción lleva solo un momento más”, reflexiona. 

Existe en el país una comunidad de bookstagrammers (@bookstagramarg). En la actualidad son entre 40 y 60 chicos, pero aseguran que, debido a la velocidad con la que se crean las cuentas, es imposible saber cuántos son con exactitud. 

Un libro propio. En septiembre, cinco booktubers publicarán, por un rato, en papel. Matías, junto a Federico Valotta (22, Atrapado en la lectura), Carla Dente (20, Mi mundo está en tus páginas), Macarena Yannelli (22, Gracias a los libros) y Evelyn Torres (21, Iameveling), reescribirán cinco cuentos clásicos. “Érase una vez…” contará con nuevas versiones de Mulán, Pocahontas, Hércules, La alegoría de las cavernas y La doncella sin manos

“Tenía ganas de hacer un proyecto de retellings, reversiones de clásicos adaptados a los dilemas de hoy, escrito por jóvenes. Quería que ellos hablaran de lo que pasa en la sociedad. Cuando Fede Valotta, con quien trabajamos en la editorial, me preguntó si estaba interesada en hacer un libro con varios booktubers, dije que sí al instante”, cuenta María José Ferrari, editora del Departamento infantil y juvenil del Grupo Planeta Argentina

En 2016 disminuyeron el consumo de libros y la publicación de novedades. El papel parece amenazado frente al avance digital. Las generaciones más jóvenes son acusadas de no leer. Sin embargo, estos grupos de chicos hablan sobre literatura para sus pares. Y mantienen al libro casi como objeto de culto. “Lo más importante del auge de los booktubers y bookstagrammers es que generan comunidad alrededor de la pasión por la lectura y los libros. Queda en la habilidad de cada editorial entender que es un fenómeno maravilloso que sucede entre ellos y que los editores no podemos más que intentar acompañarlo, enriquecerlo y escucharlo”,  concluye Ferrari.