Los primeros sábados de cada mes, desde hace más de cinco años, las mesas del bar La Alameda, en Avenida de Mayo y Salta, se colman de revistas de tapas rutilantes y libros con dibujos de androides, “gauchoides” o variopintos espectros del futuro. Entre cortados en jarrito, medialunas de grasa o tostados, y ajenísimas al fútbol de los plasmas, varias personas las ojean mientras evalúan la posibilidad de colonizar Marte o comentan alguna novela de Ursula K. Le Guin. Desde mesas aledañas, la gente normal, los no iniciados, mira con mal disimulada cautela, aguzan el oído y se preguntan a qué extraña manifestación de la locura están, sin quererlo, asistiendo. Pocos son probablemente los que descubren que se trata, en realidad, de la Tertulia de Ciencia Ficción y Fantasía de Buenos Aires, que ya va por su 108ª edición, y que entre esas personas raras –algunas dicen acudir a la cita a través de complejísimas técnicas de teletransportación– hay buena parte de la nueva generación de escritores e ilustradores de la ciencia ficción argentina, convocados por la revista Próxima, que ya va por su quinto año. Entre ellos no es raro de vez en cuando cruzarse también con algunos popes como Eduardo Carletti, Luis Pestarini, Carlos Gardini o algún dibujante de la vieja guardia, que hace una visita ocasional. Así es: Buenos Aires también tiene cosas como ésta.
