Boca agujerea los arcos. Los deja inflados. Y te desorienta: cuando parece que no hará daño, que nade de lo que hace resulta, en un puñado de minutos rompe todas las estadísticas y las previsiones. Anoche, en Santa Fe, sucedió eso: después de un primer tiempo aburrido, tuvo un segundo tiempo para el éxtasis.
Si este texto tuviera que contener todas las jugadas más o menos importantes que tuvo el partido en el primer tiempo tendría apenas un par de líneas. Porque esa primera parte fue soporifera: casi no hubo avances, no hubo conexiones interesantes y todo quedó relegado a toques intrascendentes, un fulbito para la tribuna que no sirvió de nada.
Todo fue tan aburrido que lo primero que apareció fue una linda jugada de Zuqui por la izquierda, un centro y un cabezazo de Morelo que se fue por arriba cuando el arquero ya se había pasado. A la vuelta, ya en el descuento, Villa buscó el ángulo y la pelota pegó en el palo. Así terminó: con lo mejor en el final, casi como un preludio de lo que iba a venir.
Porque si el partido fue aburrido en el primer tiempo, en el segundo eso cambió de manera sustancial: no se armó un partidazo entre los dos, sino un partidazo que sólo disfrutó y gozó Boca. La llave hacia esa victoria impensada –por lo holgada, por lo que había sucedido en el primer tiempo y por cómo se había desarrollado todo– fue el primer gol que hizo Guillermo “Pol” Fernández, que se asomó al área, se encontró con la pelota y definió con exquisitez. Después vino el gol de Salvio, después el de Tévez y después el de Wanchope Ábila, con una tijera a lo Martín Palermo. Fueron cuatro goles en 29 minutos: una ráfaga que silenció el Cementerio de los Elefantes, que agudizó la preocupación de hinchas de Colón por su promedio y que le metió presión, otra vez, a River, que hoy necesita ganar para mantener la diferencia de tres puntos a una fecha del final de la Superliga. ¿Qué más se puede decir? Que el equipo de Russo, en apenas seis partidos, demostró un cambio de actitud, pero sobre todo de juego: Boca te arrolla. Está haciendo todo bien. Todo lo que está a su alcance. Nadie sabe si eso alcanzará. Sin embargo, pensando a futuro, quizás no sea lo más importante.
“bragarnik se cree el dueño del futbol”
NA
El presidente de Boca, Jorge Amor Ameal, volvió a apuntarle al empresario Christian Bragarnik: “Con Bragarnik, todo mal, no puede ser que se crea el dueño del fútbol. En Paraguay lo vi en el sorteo de la Copa Libertadores y no sé por qué estaba. Él es sólo un representante”.
En diálogo con TyC Sports, Ameal se refirió a la continuidad de Carlos Tevez. Contó que hablan “todo el tiempo” con el jugador y celebró que lo ven “muy bien”. “Si quiere seguir en Boca, lo hablaremos y arreglaremos en un minuto , pero para junio falta mucho”, añadió.
Y finalizó: “Russo junto Riquelme y el Patrón Bermúdez, vienen haciendo todo bien ”.