ECONOMIA
ALBERTO SCHUSTER Y DANTE SICA

“Devaluar genera competitividad pero de una manera transitoria”

Cuello de botella. El costo logístico resta a las empresas capacidad para vender al exterior.
| Cedoc

La palabra “competitividad” está de moda. Y es posible que en unos meses, tras el cambio de gobierno, quede subsumida a cuánto y cómo debe reacomodarse el valor del dólar, luego de que el tipo de cambio esté subiendo por debajo del promedio de los precios y por ende afectando la capacidad de las empresas para vender en el exterior. Sin embargo, la urgencia puede llevar a una corrección transitoria, advierte el contador Alberto Schuster, flamante encargado de la Unidad de Competitividad de la consultora Abeceb.com, que conduce el economista Dante Sica. Ambos están lanzando el primer ranking de competitividad hecho 100% en el país, en el que la Argentina se ubica en el fondo de la tabla. “Una devaluación genera una mejora de la competitividad espuria, transitoria”, advierten sin embargo.

En el Reporte de Competitividad 2015, nuestro país figura en el puesto 38 sobre 42 medidos, sólo por delante de Indonesia, Brasil, India y Venezuela. El atraso cambiario agrega, según los expertos, un condicionamiento a factores estructurales y de largo plazo, que van desde la infraestructura y las leyes hasta la educación. Pero el debate que se viene tras el 10 de diciembre es qué pasará con el dólar, mientras el resto de las monedas en la región y el mundo se deprecian. “Necesitamos un tipo de cambio competitivo y hoy nuestro tipo de cambio no está bien, pero eso no te resuelve todo”, asegura Sica. “Las mejoras de competitividad tras crisis y recuperación con saltos de tipo de cambio no duran más de tres años”, puntualiza Schuster, que plantea: “No podemos pensar que vamos a ser competitivos los próximos diez años en base al tipo de cambio”. Las mejoras de competitividad de mediano plazo tienen que ver con caminos y puertos, estabilidad jurídica y, en especial, a diez años vista, con la educación, señalan Schuster y Sica.

A la cola. Como en otros rankings de competitividad como el del Banco Mundial o el de la Fundación Heritage, se ponderan factores como “el ambiente macroeconómico”, el “marco regulatorio”, la “estructura de base”, la “innovación”, la “inserción internacional” y el marco institucional, y así se asignan puntajes a los países para definir cuáles son más competitivos. Se parte de la definición de que un país “es competitivo cuando ha creado y mantiene las condiciones para que las empresas y los emprendedores compitan exitosamente en el escenario global, generen empleo, inversiones e innovación y se motorice la prosperidad de la población”. Al tope del listado están Singapur, Suiza, Estados Unidos, Dinamarca y Suecia. El análisis parte desde 2004 y los países que más avanzaron en esa década son Corea, Taiwán, China y Colombia, y los que más retrocedieron son Reino Unido, Finlandia, Grecia y Argentina. Nuestro país, se detalla, cedió tres posiciones, en particular por la imposición desde 2011 de restricciones de divisas.

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