Desde el debut el 12 de julio de las nuevas restricciones cambiarias, el dólar blue no dio tregua y ayer cerró a $ 185, el valor más alto del año. El Gobierno minimizó esa escalada. La titular de la AFIP, Mercedes Marcó del Pont, justificó que es un mercado “muy pequeño, que con pocos movimientos genera reacciones al alza o la baja” y garantizó que no habrá “cimbronazo cambiario antes o después de las elecciones”.
El consenso de los analistas es que el Banco Central tiene poder de fuego para mantener controlado el dólar oficial hasta los comicios por las compras en el año de más de US$ 7.400 millones gracias a que la liquidación del agro y el precio alto de la soja que, sumado al endurecimiento del cepo, ayudaron a reforzar las reservas que en la semana cruzaron el umbral de US$ 43 mil millones, el stock más elevado desde fines de agosto de 2020.
Los economistas consultados por PERFIL prevén que no habrá un salto devaluatorio brusco luego de las elecciones, pero advierten que “sí se acelerará” la corrección del tipo de cambio oficial, que actualmente es de un ritmo de 1% o 1,5% mensual, muy por debajo de la inflación que en los últimos meses superó el 3%. El ajuste dependerá de lo que pase con la inflación, de si se cierra rápido o no un acuerdo con el FMI, e incluso del resultado electoral. “Cualquier extremo va a despertar incertidumbre, y puede haber mayores presiones sobre el tipo de cambio”, alerta Soledad Pérez Duhalde, de Abeceb.
Brecha. En contraposición, los analistas consideran que la tensión con el blue seguirá por la típica demanda electoral. El director de la Fundación Libertad y Progreso, Aldo Abram, auguró que el blue “estará en $ 200 para las elecciones, y probablemente buscando valores de $ 250 para fin de año y la brecha con el mayorista oficial no me extrañaría que esté en 120%”.
“Cuando hay incertidumbre por las elecciones, por el FMI, el argentino se saca los pesos de encima y busca refugio comprando dólares”, argumentó. En cuanto a los dólares financieros (CCL y MEP) pronosticó que “a finales de año van a estar arriba de los $ 200”.
Por su parte, Pérez Duhalde afirmó que “hoy el blue con los fundamentals de Argentina está elevado”, pero acotó que “frente a niveles de incertidumbre altos puede no tener techo”.
“Cuando ves el balance del BCRA y mirás las variables económicas y los respaldos de activos financieros, te da que a fin de año el CCL puede llegar a $ 200”, agregó.
¿Habrá cimbronazo poselecciones? Abram evaluó que, tras las elecciones, “de un día para otro no habrá una devaluación del dólar oficial de 30%, tendría que pasar algo muy grave en el país para que eso sucediera, como no arreglar con el FMI, o una crisis internacional, que por ahora no lo veo, pero sí en los meses subsiguientes el ritmo de ajuste del tipo de cambio lo van a acelerar mucho, y pasará del 1% mensual a seguramente 4% o 5%, quizás algún mes 6%”.
Con un diagnóstico similar, Pérez Duhalde, señaló que, poselecciones, “no estamos esperando un salto devaluatorio pero prevemos que a partir de diciembre haya una aceleración del tipo de cambio oficial. Debería acomodarse un poco más, sino tendrá presiones por turismo, dólar ahorro. Seguir con esta política generaría mayor atraso cambiario y vendría una dinámica inestable por el desincentivo a exportar, el incentivo a importar, y hay vencimientos de deuda fuerte hacia adelante”.
“Hoy el ritmo de ajuste es de 1%, como tiene cierto poder de fuego lo va a mantener en promedio en 1,4% hasta octubre, pero en diciembre prevemos una aceleración a una tasa de devaluación mensual de 3,5% por lo menos hasta mayo, con mayores presiones en el inicio del año”, agregó.
En sintonía, Federico Moll, de Ecolatina, planteó que “el tipo de cambio hoy se está moviendo muy por debajo de la inflación, una vez pasadas las elecciones, lo que el Gobierno buscará es acercar los dos ritmos lo más posible”.
“El tipo de cambio real está en niveles competitivos, los términos de intercambio nos favorecen y, por lo tanto, hay margen para atrasar el tipo de cambio hasta las elecciones y luego continuar moviéndolo a un ritmo similar al de la inflación. Sin mediar un salto discreto”, reflexionó.
No obstante, Moll sostuvo que “en la medida en que las inconsistencias macro se sigan acumulando el tipo de cambio oficial y el necesario para equilibrar la macroeconomía irán divergiendo y en algún momento será necesaria una corrección: probablemente antes de 2023”.
Acuerdo con el FMI. Juan Pablo Di Iorio, de ACM, coincidió en que tras los comicios no cree que “exista un suceso devaluatorio de gran magnitud pero sí que aceleren el ritmo de devaluación a una tasa sensiblemente mayor, no solo por la pérdida de reservas que le implicaria la estrategia preelecciones, sino también como parte de las condiciones que eventualmente pondrá el FMI para acordar un programa de Facilidades Extendidas, dado que es normal que el FMI imponga targets o metas cuantitativas de tipo de cambio real”.
Para Abram, el FMI “probablemente pida metas de reservas, lo cual ya condiciona un poco el tipo de cambio, porque para sostenerlo artificialmente bajo necesitás usar reservas o poner muchísimas restricciones”. Según estimó, el BCRA “en el segundo semestre, una vez que pase el efecto de liquidación de la cosecha gruesa, tendrá que vender unos US$ 2.500 millones para mantener tranquilo al tipo de cambio”.
En ese marco, Abram proyectó que “a fin de año no va a tener más de US$ 2.000 millones extras de reservas en comparación al cierre de 2020”.
Verano caliente. La consultora EconViews consideró que “el inicio del verano traerá un reseteo” en la cotización del tipo de cambio que permita “recuperar la competitividad cambiaria perdida”. Calculó que “el atraso en diciembre llegará a ser de 11% interanual, el más alto para un año electoral desde 2007”.
Víctor Ruilova, de esa consultora, comentó además que un driver que puede presionar sobre el billete verde y las reservas es el turismo.
“La presión por el lado del turismo en octubre o noviembre, si se abren las fronteras, puede ser de entre US$ 1.000 y 1.500 millones, o sea triplicar al de 2020”.
Además, consideró que “en los primeros meses de 2022, si no hay una corrección cambiaria y tarifaria en el marco de un acuerdo con el FMI, ahí la brecha se puede poner picante, porque el Gobierno ya no va a tener tanto para contenerla”.
Pérez Duhalde dijo que no descarta que en enero pueda llegar a haber algún cimbronazo si no se ven señales de avances de un acuerdo con el FMI: “Tendría que estar cerrado en el primer trimestre dado que ese mes vence el acuerdo puente con el Club de París”. Además, advirtió que “cuanto más se retrase más riesgo de presión cambiaria hay”.
Devaluación. Fernando Baer, de Quantum Finanzas, puntualizó que “en el primer trimestre de 2022 vencen US$ 4 mil millones, y no tenés los ingresos de la liquidación de la cosecha gruesa, y en general, la demanda de dinero cae, hay condimentos para tener una corrección del tipo de cambio”.
La brecha con el mayorista superó el 91%
El dólar blue cerró ayer a $185, su valor máximo en lo que va de este año, y asi quedó $10 por debajo del récord de $195 registrado en octubre de 2020. El dólar informal escaló $6 en la semana, y acumula en lo que va del mes una suba de $17, y en el año trepa $19.
De este modo, la brecha ascendió en una semana de 86% a 91,8% con respecto el dólar mayorista oficial que finalizó en $96,42, lo que implica un aumento semanal de 20 centavos. Según fuentes del mercado, las compras del Banco Central fueron de aproximadamente s US$ 20 millones, con lo cual en julio suman US$1.052 millones, su mayor nivel para ese mes en una década.
Por su parte, el dólar minorista quedó en $101,75 y el dólar solidario quedó en $167,88
Las divisas financieras terminaron la semana con una suba semanal de 0,6%. El CCL se ubicó en $167,17, mientras que el MEP cerró a $166,48.
El stock de reservas brutas del BCRA totalizó US$43.111 millones, en la semana subieron US$180 millones, y en lo que va de julio aumentaron US$674 millones.
Soja: peligran liquidaciones
Agencias
El crecimiento de la brecha entre el dólar oficial y el que surge de las operaciones en el mercado financiero o en el paralelo podría frenar las ventas de soja y derivados en los meses que restan para finalizar el año.
Así lo consideraron diferentes especialistas del mercado de comercialización agrícola, quienes recordaron situaciones similares a fines de 2019 y principios de 2020, cuando bajaron las liquidaciones del sector agroexportador.
En el caso de la soja, debido al peso adicional que representan las retenciones, la brecha de cerca del 90% que existe en la actualidad entre el dólar mayorista y el blue se elevaría a más del 170%, con el perjuicio que representaría en función de la necesidad de adquirir insumos y otros bienes. La diferencia entre el mercado oficial y el paralelo, así como la expectativa de una brecha mayor, podría desacelerar la venta de soja por parte de los productores agropecuarios.