Se sabe, en cualquier elección, la espera por los resultados finales suele ser muy larga. Por eso, en cada bunker suele haber catering para hacerle frente a esas horas y la comida no puede faltar. En el bunker de Cambiemos en Costa Salguero se vive una fiesta entre los ya clásicos globos y el reggaeton hay medialunas de jamón y queso, sanwiches de miga, de jamón y queso y de tomate y jamón, pizas y empanadas. La opción dulce, alfajores de maicena. Todo preparado por 100 personas de un servicio de catering llamado fennel que en sintonía con el clima que se vive en el salón mientras cocinan bailan reggaeton. El dato, Mauricio Macri y María Eugenia Vidal comerán en el vip lo mismo que los periodistas y asistentes. Un servicio austero, pidieron.
En el bunker de Unidad Ciudadana de Cristina Kirchner lejos de los tiempos de bombos y platillos se vive un clima austero de verdad: sin militancia gruesa, ni actores, ni música. Sólo videos de la ex presidente con “gente común” y una mesa larga con torta frita, empanadas, sanwiches, gaseosas, café y te. Todo preparado por gente del mismo club.
En el de Martín Lousteau y Débora Pérez Volpin, Evolución: hubo abundancia de masitas y café de una empresa de catering llamada Daquino que se reconoce por tener mesa dulce premium. Aunque para las primeras horas de la tarde noche la sala del hotel aún estaba vacía.
En el bunker de Un país de Sergio Massa y Stolbizer, también se inclinaron por la cafetería para hacerle frente a una tarde noche larga. Por su parte, el randazzismo o Cumplir, con sede en el Palacio Raggio, optó por sanwiches, y una barra en la que ofrecen gaseosas y agua. Eso sí, si se prefiere café hay que abonar $60. De fondo, suena reggaeton lento.