ESPECTACULOS
Greta Gerwig

"Mujercitas" lista para el siglo XXI

La directora de Lady Bird vuelve con una relectura enamorada y moderna del clásico de Louisa May Alcott que beneficia las aventuras de Jo y sus hermanas.

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La directora de Lady Bird vuelve con una relectura enamorada y moderna del clásico de Louisa May Alcott. | gza. sony

Mujercitas ha sido algo que es parte de quien soy desde que tengo memoria. De hecho, no recuerdo haber leído el libro. Es más, creo que me lo leyeron porque no recuerdo momento de mi vida donde no sabía quién era Jo March. Siempre fue mi chica, la persona que quería ser y la persona que esperaba ser. Me veía en todo lo que ella hacía, y siempre me acompañó la idea de que eran personajes con los que algún día haría algo” dice Greta Gerwig, la actriz devenida directora que acaba de estrenar, precisamente, una nueva versión de Mujercitas. Después del estreno de Lady Bird, Gerwig, famosa por roles en films principalmente de su pareja, Noah Baumbach, Gerwig se convirtió (salvo por los blanquitos y machitos Oscar) en la gran directora a cuidar y este film es la prueba de todo lo que su cine, siempre sentido, pero no por eso maniqueo, puede hacer.

—Después de “Lady Bird” ¿por qué querías revisitar este clásico de la literatura universal?

—Cuando escuché que iban a realizar una nueva Mujercitas, instantáneamente empecé a pelear para conseguir la dirección. Tenía una idea muy clara sobre lo que para mí representaba el libro: es sobre mujeres como artistas y sobre las mujeres y el dinero. Todo eso está ahí en la obra de Louisa May Alcott, pero es un aspecto de la historia que no hay sido tan visitado en el cine. Para mí, era algo que sentía muy cercano al corazón de la novela y que ahora mi película podía sentirse más biográfica que cualquier otra película que hice hasta ahora.

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—Muchas personas se vinculan con Jo, interpretada en el film por Saoirse Ronan. ¿Qué es lo que la hace un personaje tan moderno y que genera vínculos tan fácilmente?

—Mientras investigaba sobre Mujercitas, seguía cruzando con mujeres, increíbles mujeres, que sentían lo mismo que yo tengo por Jo. Y hablo desde Patti Smith a Simone de Beauvoir pasando por Elena Ferrante y Anna Quindlen. Jo representa algo para muchas escritoras y pensadores de diferentes educaciones, y muchos de esos nombres son gente que asociarías de inmediato al cariño por Mujercitas. Hay un espíritu rebelde que Jo representa y vive en ella, y creo que tiene que ver con tener la esperanza por generar una vida más allá de lo que tu género sexual dictamina a partir de los mandatos sociales. Es ambiciosa, está enojada y otras cosas que permiten que hoy nos identifiquemos con ella. Es como si ella nos hubiera dado el visto bueno para ser libres.

—¿Cuál fue el desafío a la hora de darle modernidad al relato?

—El lenguaje de Alcott era bastante novedoso y excitante y no necesitó prácticamente nada de mi parte. Entonces, solo traté de darle la mayor transparencia posible a eso: traté de llevar la obra a la pantalla palabra por palabra.

—Pero muchos sostienen que aparecen cosas que no se habían visto nunca en las hermanas March. ¿Por qué?

—Quería que los actores hablaran con ritmo similar al de la vida real. Quería que hablaran de forma rápida y sin reverencia, porque así es como yo lo leí en la obra durante toda mi vida. No quería que se genere una cacofonía. Quería que se sintiera como un orquesta, pero una casual. Quería las emociones, el entusiasmo, se sintiera en las formas en que las hermanas hablaban. No quería que se sintiera como que cada uno estaba esperando su turno para decir su línea. Esa no es mi experiencia con el mundo de las hermanas. Por suerte, tenía enormes actrices y eso fue fácil.  

*Entrevista gentileza de Sony

 

Las March como nunca antes

J.M.D.

—¿Qué esperás que genere esta nueva versión de “Mujercitas”?

—Esta película me ardía por dentro. Tenía que hacerla. Quería contar la historia de mujeres que hacían arte, mujeres haciendo dinero, mujeres llevando a cabo sus propias elecciones y cómo llevar la valentía de las adolescencia femenina a tu adultez. A veces, cuando le hacés caso a una corazonada que te genera una determinada historia se siente como si el mundo tuviera que lidiar con lo que vas a decirle. Esta historia nos habla porque es una obra humanista. Es la historia de una familia y de la conexión humana más allá del género, que es lo que le ha permitido vivir tantos siglos.

—Se siente como si mostraras a las hermanas y a los demás personajes de una forma que el cine nunca las capturó. ¿A qué crees que se debe?

—Pasé mucho tiempo intentando encontrar risa verdadera y diversión verdadera en el set y en la pantalla. Quería crear un espacio en el que los actores se divirtieran, porque cuando eso aparece se generan cosas muy lindas. Esas emociones reales son lo que le permite un punto de acceso al público y vivir en el mundo de las hermanas March. Fue crucial para mí generar una idea de familiaridad, de romper ciertas barreras que había visto siempre alrededor de esta obra en otros medios.