China y Estados Unidos enfrentados por el clásico conflicto comercial abren un escenario que perjudicaría gravemente al mundo. El Presidente de los EE.UU., Donald Trump vocifera a los cuatro vientos su sólida voluntad por imponer más aranceles que ascienden a 10% sobre los productos importados de China. Beijing no se quedaría atrás y haría lo propio con las importaciones americanas.
La Unión Europea es hoy un hervidero identitario. Los partidos soberanistas, de extrema derecha están dándose cita para las próximas elecciones del Parlamento Europeo de mayo de 2019. Las fichas de Trump y Putin están volcadas sobre el debilitamiento de la UE. Temerario resulta el perfil del Ministro del Interior italiano, Matteo Salvini quien levanta la bandera de mano dura contra los inmigrantes apoyándose en los partidos ultraderechistas de Francia con Marine Le Pen a la cabeza, los de Alemania, Holanda y Suecia en su afán por desmembrar al bloque comunitario.
Históricamente los conflictos motivaron desde la unidad de la UE hasta su gestación. El Plan Schuman representó, para el inicio del proceso de integración europea, la creación de la Comunidad Económica Europea (CEE), sus reglas y sus instituciones. Los seis Estados miembros fundadores -Alemania, Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo y Países Bajos- firmaron un tratado para gestionar sus industrias pesadas —carbón y acero— de forma común de manera tal que ninguno pueda individualmente fabricar armas de guerra para ser utilizadas contra el otro. El punto fundamental era el de la crisis de las relaciones franco-alemanas en torno a la región del Sarre donde se veía el miedo francés a una fuerte recuperación económica del Ruhr y a un eventual rearme alemán piloteado por los norteamericanos. Serán Monnet y Schuman quienes propondrán la creación de una Alta Autoridad carbo-siderúrgica como instrumento político para la reconciliación franco-alemana y sucesiva llave para la unificación europea.
En este sentido, se puede observar la peculiaridad estratégica de un plan político que supo ser portador de una solución para salir del estancamiento y consentir que Francia retomase la iniciativa. Sin una forma de cooperación y asociación con la futura República Federal Alemana, Francia vería restringida de manera drástica su libertad de acción.
Así, en el plan Schuman pueden reconocerse una serie de principios comunitarios, que constituyen la base del edificio comunitario actual: la superioridad de las instituciones, la independencia de los órganos comunitarios y la colaboración entre los Estados.
Se trazó un plan en medio de la crisis y se caminó hacia la gran meta: la conformación de la UE inspirada en el espíritu federalista. Sacrificios existieron y resignaciones nacionalistas pero se supo que se trataba de un recorrido largo y paulatino: la integración. Se identificaron fortalezas y debilidades económicas en cada Estado europeo aspirante a ser parte del bloque.
Argentina está tomando deuda. La crisis actual nos coloca como el país con mayor presión impositiva de la región. En vez de buscar “tapar agujeros”, ¿se identificaron las fortalezas productivas para cada región geográfica? ¿Se analizaron mercados complementarios?
La base para el crecimiento de todo país se encuentra en la creación de nuevas empresas, la inserción laboral plena, la educación que genera independencia mental y espiritual en pos de forjar una nueva Nación que dignifique a cada habitante del suelo argentino.
Se habla de la potencialidad de nuestra tierra, de la genialidad de los argentinos y la resurrección social cada vez que atravesamos crisis de la que estamos prácticamente “amortizados”. Lo preocupante es no conocer de manera clara hacia dónde vamos los argentinos. Más allá de la opinión de los otros… ¿Sabemos quiénes somos?
Nos dicen que aún quedan trimestres por delante de crisis y la recesión pasará. Nos dicen que 2019 “controlará la inflación”.
Europa tuvo el Plan Schuman. Los argentinos, ¿tenemos un plan?
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