Un repaso por las críticas a sus cualidades, las cuales podrían ser beneficiosas en el capitalismo, donde la adaptación y la habilidad son cruciales para lograr el triunfo.
Sergio Massa |
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“Ayer fue 17 de octubre, Día de la Lealtad y uno de los grandes cierres del acto del candidato peronista, Sergio Tomás Massa, como cantaba la canción con la que abrimos, una versión reformulada de Unión por la Patria, de La argentinidad al palo, de La Bersuit. Vamos a tratar de hacer un repaso sobre las características que se le asignan a Massa y cómo, en determinado momento, los defectos pueden convertirse en virtudes, y viceversa”, explicó Jorge Fontevecchia en la apertura de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1) del miércoles 18 de octubre de 2023.
Siempre se dice que la relación entre defecto y virtud es una cuestión de grado, que toda virtud en exceso se puede convertir en defecto. Lo que no está probado es que todo defecto en determinado grado se puede convertir en virtud, y hay dos defectos, o características, con los que se pretendió siempre bajar el precio a Massa.
La primera era la de Mauricio Macri cuando lo llamaba "ventajita", alguien que en realidad negocia por poco y quiere sacar una ventaja, como un comerciante y no un industrial, alguien que solamente quiere hacer un negocio en lugar de construir una organización.
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La otra es fullero, de la propia Cristina Kirchner, como alguien que es un apostador más que un constructor.
Se podría decir que en la historia del capitalismo, a lo largo de la creación de la riqueza precapitalista, a lo largo de la historia de la humanidad, el ser humano pasó de ser cazador a ser agricultor. El cazador dependía de la suerte, la presa no aparecía cuando él quería, había algo de fullero en el cazador, así que decirle cazador o fullero, o decirle ventajita, son dos formas despectivas de calificar a Massa.
De hecho, Macri se ufanaba a decir que Massa era un táctico y él era un estratega, o sea que Massa buscaba ventajas de corto plazo, que no eran sustentables a largo plazo y que, finalmente, los verdaderos ganadores son aquellos que no están prestando atención a las "ventajitas", sino que están tratando de construir ventajas competitivas.
Y cuando se llaman competitivas, que sean inigualables, que el otro no pueda imitarte rápidamente, que sean longevas.
Es probable que para el capitalismo estosdos elementos sean la característica básica del animal spirit, como lo llamaban los clásicos del capitalismo. El espíritu animal del capitalismo en el cual está el cazador, el que quiere sacar ventaja, el que hace trampa y esconde la carta. Todas estas características con las que se lo definen a Sergio Massa de alguna manera son las características del capitalismo en el sentido más puro.
En 2019 Macri calificó a Massa de "ventajita" y este año, volvió a repetirlo: “El esquema ventajita es así” y aseguró que el ministro-candidato volverá a traicionar a Cristina porque es como “el gran camaleón que se va adaptando a lo que sea”.
El planteo darwiniano es el que da origen, de alguna manera, al clásico libro de Adam Smith de “La riqueza de las naciones”, el cual parte de que no sobrevive el más fuerte sino que sobrevive el que más se adapta.
El ejemplo clásico son esos grandes animales de la prehistoria como, por ejemplo, los dinosaurios, que no pudieron sobrevivir, mientras que aquellos más pequeños que tenían más capacidad de adaptarse sí.
Entonces, cuando Macri dice era una cosa o era la otra, eso que es visto como un defecto, ¿en determinadas circunstancias, y más allá de cualquier característica ética, no termina siendo una característica casualmente del capitalismo? Y lo estamos encontrando frente al peronista más capitalista de toda la historia.
Otro carácter que tiene el capitalismo, y fundamentalmente los inversores, es el de apostador. “Vos sos medio fullero, porque cada cosa que le digo él dice te apuesto esto o lo otro. Está bien apostar, porque para ganar siempre hay que apostar”, le dijo la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, al candidato de Unión por la Patria.
Otro clásico ejemplo es la campaña política que fue furor en Estados Unidos. En 1960, el equipo de campaña de Kennedy hizo pegar una imagen de Nixon con la frase: “¿Usted le compraría un auto usado a este hombre?”.
Una táctica que intentaba sembrar desconfianza en el candidato republicano, después del Watergate. Allí se lo veía a Nixon con una sonrisa malévola, que generaba desconfianza, y que por momentos tiene Sergio Massa. De hecho, sobre la sonrisa de Sergio Massa, Jaime Durán Barba ha escrito ensayos largos explicando esta desconfianza. Nixon la primera vez perdió las elecciones, pero la segunda la ganó.
Massa ya compitió como candidato a presidente, y perdió, así que quizá ahora le toque ganar.
El candidato de la coalición oficialista estuvo el fin de semana en el programa de Mirtha Legrand y aseguró que desde el 10 de diciembre será presidente, aclaró duramente que “un montón de ministros de este gobierno, conmigo no serían ministros”, y agregó que “Roberto Lavagna va a tener mucho que ver en lo que viene”.
Es muy curioso cómo se arman las mesas de Mirtha. Con la presencia de Moria Casan, evidentemente, se buscaba un show, y que la tenga de suegra a Moria contribuye a esa idea de fullero y ventajita. No parece la forma más ortodoxa de lo que sería una familia clásica. Pero, evidentemente, Sergio Massa es una persona sui generis, y con una flexibilidad máxima.
El ministro hizo, ayer, su cierre de campaña en Sarandí y aseguró que “se va a hacer realidad el domingo porque estamos dando vuelta la historia”.
Abocó, de alguna manera, a la Marcha Peronista, que en una de sus estrofas recitaba “a la gran masa del pueblo, combatiendo al capital”. Habla de la masa del pueblo, obviamente otra masa, pero puesto en este contexto parece como que hubiese algo de un pitoniso viendo el futuro después de 70 años, y prediciendo que iba a aparecer una masa.
En los años 90 había un programa periodístico de mucho rating, de Bernardo Neustadt, donde le hizo una pregunta a Carlos Saúl Menem, a propósito, como probablemente la pregunta de Oliván respecto de los ministros y Lavagna a Massa, que era que si se iba a combatir el capital como decía la Marcha y Menem dijo que había queremixarlapara que en lugar de “combatiendo el capital”, fuera “seduciendo al capital”.
Hoy tenemos un candidato que ha convertido la ventajita y la fullería en herramientas útiles para poder seguir en lo que sería el fenómeno darwiniano de que no sobrevive el más fuerte sino el que mejor se adapta.
Massa llegó a la coalición gobernante hace tres años y medio, casi cuatro, con sólo 5% de los votos como cabeza del Frente Renovador. Estaba en una situación terminal, y se termina quedando con todo el peronismo. Este señor logró, con 5% de las acciones de la empresa, quedarse prácticamente con el 100%.
Macri era quien armaba escalera, ya que con el 51% compraba otro con el que volvía a tener el 51%, entonces él con el 25 de ese 200 lograba tener el control, y luego lo fusionaba con otro donde volvía a tener el 51% y finalmente con el 12,5% terminaba controlando todo, Massa parece haberle ganado, ya que con sólo 5% se quedó con todo el peronismo.
