El ex funcionario público, Pablo Avelluto, enfatizó que Cristina Kirchner resigna su candidatura por “haberse sentido abandonada por los propios", en referencia a "sus problemas judiciales”. Además, expresó en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9), que “el fútbol permite suspender, por un rato, la percepción de esta polarización agobiante que vivimos en Argentina”.
Esta semana se cumplieron 15 años de aquel triunfo del PRO en Ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, ninguna de las figuras pareció mencionarlo, excepto vos. ¿Creés que esto responde a la interna del PRO entre “halcones” y “palomas”?
Es un riesgo que se produzca una grieta en el PRO y que las diferencias sean mayores que los acuerdos. El PRO debe contener a todos. A veces me siento demasiado "halcón" para las “palomas”, y otras veces demasiado "paloma" para los “halcones”.
El PRO necesita de todos. Necesitamos la experiencia de Mauricio Macri, la capacidad de gestión de Horacio Rodríguez Larreta y las convicciones de Patricia Bullrich. No nos sobra nada. Incluso necesitamos de las capacidades de nuestros aliados para volver a gobernar la Argentina el año que viene, y hacerlo bien, desde luego.
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El hecho de que Cristina Kirchner haya decidido no ser candidata, ¿beneficia a las “palomas”?
Leí a algunas personas que razonaron en esa dirección. Creo que los principales motivos por los cuales Cristina resigna su candidatura son, en primer lugar, haberse sentido abandonada por los propios, con respecto a lo que ella esperaba que se pudiera hacer, desde el Ejecutivo, para aliviar sus problemas judiciales.
El segundo motivo es que los números no parecían ser favorables a su candidatura. Más allá de eso, ella tiene una gran capacidad para convertir sus decisiones políticas en grandes actos comunicativos, no exentos de melodrama.
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Pero es un problema para el kirchnerismo, no para la oposición. El tipo de candidato de la oposición tendrá que ver más con el estado de ánimo de la sociedad que con las estrategias electorales que cada uno tenga. Si la sociedad prefiere un proceso de reformas más radical, profundo y audaz, o si prefiere un proceso más gradual y más consensuado.
La gran responsabilidad política, en cuanto a la elección de candidatos y a las características de un próximo gobierno de Juntos por el Cambio, va a ser de la gente, no de la política.
Los cambios en la sociedad para las próximas elecciones
Hernán Lacunza señalaba algo en el mismo sentido, diciendo que si la sociedad no demanda un cambio, no se va a producir, porque no hay líder mesiánico que pueda imponer un cambio en la sociedad de arriba para abajo. En ese sentido, que la sociedad prefiera un cambio más radical o más pausado, ¿dependerá de cómo llegue la economía al año próximo?
Es posible. Pero creo que, de algún modo, la sociedad se está inclinando, ya desde hace tiempo, hacia una profundización de una transformación, con respecto al tipo de gobierno que tuvimos entre 2015 y 2019.
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Hay algunos indicadores que yo tomaría. Primero que, más allá de las posibilidades de recuperación, que ojalá se den (aunque yo estoy un poco escéptico al respecto), hay un hartazgo social con algunos de los rasgos históricos de nuestro viejo, y a veces un tanto ambiguo, populismo.
El déficit fiscal y el gasto improductivo por parte del Estado también. Hay aprendizajes colectivos que una buena parte de la sociedad ha ido haciendo, perdiéndole el miedo a algunos tabúes de la política argentina, que fueron protagónicos durante muchos años. Eso me lleva a pensar que en las PASO y en las elecciones generales van a triunfar las posiciones más radicalizadas.
Esto abre una oportunidad más interesante para un próximo gobierno, aunque no menos conflictiva. Porque los sectores que no quieren cambios, ni profundos ni graduales, defenderán sus posiciones y privilegios, intentando que estos cambios no sean fructíferos.
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Creo que la sociedad se ha desplazado. La irrupción del fenómeno libertario permite pensar que hoy las ideas de cambio más radicalizadas tienen una mejor imagen, una mayor aceptación entre algunos sectores de la sociedad, y eso es positivo. Eso me lleva a pensar que en las PASO y en las elecciones generales van a triunfar las posiciones más radicalizadas.
Los vínculos entre la política y el fútbol
Estuviste muy activo en las redes durante el Mundial. Incluso tuiteaste que “estaba surgiendo un kirchnerismo “maradoniano”. ¿Qué quiere decir eso?
Los mundiales ponen en cuestión, un poco, la grieta y la polarización, porque cuando yo grito el gol de Argentina en el balcón de mi casa, el señor que vive enfrente lo grita conmigo, y no sé si es kirchnerista o antikirchnerista. Entonces, estas instancias nos dan un descanso a la polarización.
Sí creo que el kirchnerismo hizo una interpretación kirchnerista de la figura de Maradona a partir de sus atributos como rebelde y defensor de las causas del pueblo latinoamericano. Pero lo hicieron omitiendo la enorme complejidad de la figura de Maradona, con sus claroscuros, y en particular, los oscuros aspectos de su biografía.
Una de las cosas que me cae bien, es que la Selección de Scaloni se ha colocado por fuera de la grieta. Es una Selección que no creo que permita que ninguna fuerza política pretenda usufructuar sus méritos deportivos en esta Copa del Mundo. Cuando un dirigente político pretende colgarse de los logros de la Selección, la gente percibe cierto oportunismo y lo rechaza.
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Messi es una contrafigura con respecto a Diego Maradona, en su aspecto público. Es una figura mucho más concentrada en lo deportivo. Maradona, por el contrario, ha apoyado a todos los gobiernos de la Argentina para luego terminar abrazado al kirchnerismo.
El fútbol permite suspender, por un rato, la percepción de esta polarización agobiante que vivimos en Argentina. La figura de Messi y el resto del equipo permite hacer eso. Sus declaraciones han sido muy prudentes en términos políticos, y la gente toma esa actitud de una manera muy positiva.
Los intentos de politizar a la selección, como lo de la “mufa” de Macri, han sido muy acotados a las burbujas más fanáticas de ambos lados.
FM JL