MODO FONTEVECCHIA
La apertura de Modo Fontevecchia

Policrisis, de Israel a Argentina

El orden tras la Segunda Guerra Mundial ha muerto, pero todavía no surgió un nuevo orden estabilizador, por lo que se podría decir que estamos en un “desorden mundial”. El conflicto en Medio Oriente, Ucrania y la emergencia de la extrema derecha en Argentina y el mundo.

Policrisis, un concepto para entender la situación mundial
Policrisis, un concepto para entender la situación mundial. | NA

“El conflicto entre Israel y Palestina se extiende desde hace décadas. Titulamos la apertura de hoy ‘Policrisis, de Israel a Argentina’ porque hablaremos un poco de este conflicto y también de la situación de nuestro país”, expresó Jorge Fontevecchia en la apertura de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1).

Ayer, el candidato más votado en las PASO, Javier Milei, propuso que todos los argentinos que tengan depósitos bancarios salgan del peso y se pasen a dólares, creando una situación de bomba financiera absolutamente irresponsable.

Tratando de explicar por qué están ocurriendo en el mundo conflictos y qué punto de contacto pueden tener con la situación que tenemos en la Argentina, vamos a apelar al concepto de “policrisis”, proveniente del historiador británico Adam Tooze.

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El concepto de "policrisis"

El conflicto entre Palestina e Israel está empeorando por el ataque de Hamas y la respuesta del ejército israelí. Esto agrega aún más inestabilidad a un mundo ya abrumado por problemas sin resolver. 

El historiador británico Adam Tooze ha acuñado el término 'policrisis' para describir la convergencia de múltiples crisis que están ocurriendo al mismo tiempo en la situación internacional actual y que están interconectadas. 

Estas crisis incluyen la guerra en curso debido a la invasión de Rusia en Ucrania, el aumento de los precios de la energía debido a la fuerte dependencia de Rusia para su suministro, la disparidad en la recuperación de la pandemia de COVID-19 y las amenazas persistentes que esta conlleva, la crisis climática que está afectando a un número creciente de países, los graves problemas de inflación que el mundo enfrenta a una escala no vista desde la década de los setenta, y además, las tensiones entre China y Estados Unidos, las dos principales potencias económicas del mundo.

Es importante destacar que la 'policrisis' no se trata simplemente de la coincidencia de múltiples crisis, sino que implica una compleja red de interacciones y retroalimentaciones que complican aún más la situación resultante.

Ayer Mariano Caucino, el ex embajador argentino en Israel, nos decía en este programa que la ex Unión Soviética, en su momento, jugaba como un elemento de equilibrio en Medio Oriente, el marco de cierta tensión de la paz mundial. Hoy lo que tenemos es que se ha roto el orden internacional vigente desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta la crisis de las hipotecas (2007-2008), y estamos en un interregno, hacia una nueva polaridad o una nueva multipolaridad.

Por ejemplo, lo que sucede con los armenios en Nagorno Karabaj no hubiera sucedido si Rusia estuviera fuerte, que era el aliado de Armenia en ese sector.

El debilitamiento de Rusia tras la caída de la ex URSS, el crecimiento de China, y el debilitamiento relativo de Estados Unidos, genera un nuevo contexto mundial interrelacionado. En medio de este complicado panorama, los partidos políticos tradicionales, que normalmente son sostenedores de los sistemas políticos que mantienen la estabilidad, están perdiendo en las elecciones frente a grupos de extrema derecha que promueven retóricas antidemocráticas y amenazan los principios básicos de la convivencia democrática y ciudadana. 

Ejemplos recientes incluyen los seguidores de Trump que tomaron el Capitolio en Estados Unidos, el partido de extrema derecha Alternativa por Alemania, que ha ganado apoyo en Europa, y los ataques de los seguidores de Bolsonaro contra edificios gubernamentales en Brasil, eventos que hace unos años habrían sido difíciles de imaginar. Aquí, en Argentina, un candidato presidencial sugiere que cada persona que tenga depósitos en los bancos lo saque y compre dólares.

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El inicio de la policrisis actual

Adam Tooze ubica el inicio de la crisis actual en el 2008, no sólo porque ese año ocurrió la crisis de las hipotecas, que cataloga como “la peor crisis financiera que había visto el mundo hasta entonces”, sino también porque ese año fue la primera agresión de Putin contra Georgia. También se produjo ese año el colapso de la OMC en la Ronda de Doha, que preparó el terreno para la excepción de las conversaciones sobre el clima de Copenhague. Además, hubo una epidemia de gripe porcina. “Muchos elementos del momento actual se unen”, afirma el historiador.

“No es la experiencia de una sóla crisis con una lógica claramente definida, sino la confluencia en un solo momento de cosas que, a primera vista y cuanto se profundiza en ellas, no tienen nada que ver entre sí, pero sin embargo parecen acumularse unas sobre otras para crear una situación en las mentes de los responsables políticos, empresarios, familias e individuos que es abrumadora y nos deja incapaces de hacerles frente”, decía Tooze en un programa de televisión.

Luego de la Segunda Guerra Mundial, con el triunfo de Estados Unidos y la Unión Soviética sobre el Eje, surge un nuevo orden mundial, se crea un nuevo equilibrio. Además, hay crecimiento de la economía global. Estados Unidos creció durante treinta años de manera ininterrumpida, como también la economía soviética hasta los ‘70.

Se produce lo que se conoce como Estado de Bienestar, aunque luego se entra en un estancamiento alrededor de los años ‘80. Allí se aplican, por primera vez, las ideas económicas neoliberales, con Ronald Reagan en Estados Unidos y Margaret Thatcher en Inglaterra. Se modifica con esto el sistema de impuestos.

A grandes rasgos, desde 1990 hasta hoy, los salarios de las personas en los países desarrollados siguen siendo los mismos, pero el valor de los bienes, como una casa, se duplicaron. 

Cuando uno ve la crisis financiera del 2007-2008, ocurre que se le había dado crédito a las personas con una tasa de interés muy baja, luego la tasa de interés aumenta, las personas no pueden pagar sus hipotecas, y se produce una crisis financiera. Pero, si uno lo examina a fondo, se trata de una crisis económica. Los hijos de los baby boomers, las personas que en Inglaterra o Estados Unidos en los ‘70 podían adquirir una casa, hoy no pueden hacerlo. 

¿Por qué los salarios se estancaron?, porque toda la industria se fue a oriente, concretamente a China y, en menor medida, a la India, en búsqueda de salarios bajos. Esta fue la manera que encontró Estados Unidos de vencer a la Unión Soviética, robándole a su aliado China, fomentando allí el capitalismo.

Hoy hay un malestar con la democracia. La crisis del 2008 fue un epifenómeno dentro de un fenómeno más grande, que es el hecho de que el capitalismo no está dando posibilidad de progreso a las personas en los países desarrollados. Esto genera la aparición de líderes autodestructivos, podríamos decir, de derecha.

Son ondas llegan tardías a la Argentina. De la misma manera que Estados Unidos, Argentina también se desindustrializó a partir del crecimiento industrial de China en los ‘70 y ‘80, nuestra economía también fue afectada, y la pérdida de los salarios reales, independientemente de la responsabilidad de cada gobierno por las medidas que tendrían que haber tomado, fue cayendo en función de un problema estructural.

Se rompió el orden mundial de equilibrio que marcó el mundo en la segunda mitad del siglo XX. Estamos en un interregno. El viejo orden murió, pero aún el nuevo orden no nació, por lo que estamos en un desorden mundial.

En este desorden mundial, independientemente de las situaciones propias de Medio Oriente, el Este Europeo, la OTAN o el ex Pacto de Varsovia, independientemente de Milei y su irresponsabilidad, cada uno de estos fenómenos están dentro del concepto de “policrisis”, de Adam Tooze.

¿Hacia un agravamiento de la policrisis?

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, emitió un fuerte mensaje tras los ataques sorpresa de Hamas y Hezbollah contra el Estado de Israel: “estamos en guerra”. El primer ministro informó a la población sobre las primeras órdenes operativas para el ejército israelí, “limpiar las zonas de los terroristas infiltrados”, e informó sobre una “amplia movilización de reservas” para “responder a esta guerra con un alcance y fuerza que el enemigo no ha conocido hasta ahora”.

El embajador de Israel en Argentina, ayer, en este mismo programa, marcaba la relación entre lo ocurrido y la República Islámica de Irán, y el hecho de que dicha nación esté ingresando a los Brics, dominados por China.

China va juntando apoyo entre los “malos y perdidos del mundo”. Arabia Saudita, que también está ingresando a los Brics, tiene su príncipe acusado de un atroz asesinato en la Embajada de Turquía, un asesinato a un periodista de origen árabe de nacionalidad norteamericana que escribía para el Washington Post.

En el caso de Irán, tenemos una potencia fuera de todo orden de derecho internacional. Los argentinos lo sabemos muy bien tras los atentados sufridos en nuestro territorio. Dentro del propio Brics está Rusia, que invadió Ucrania, y también los dos principales socios comerciales de Argentina, Brasil y China.

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Si esta guerra en Israel llegara a crecer e incluir a Irán, estaríamos en un agravamiento de la policrisis, a las puertas, quizás, de una tercera guerra mundial, como en algún momento lo dijo el Papa.

El 7 de octubre, el embajador de Israel en Argentina, en una entrevista en Radio con Vos, denunciaba el ataque contra los civiles israelíes por parte de Hamas, “con el apoyo de Irán”: “Mataron niños, ancianos, madres y padres, capturaron gente y la llevaron a Gaza sin informar quiénes ni cuántos son y, paralelamente, lanzaron tres mil cohetes hacia la población civil israelí de alrededor de Gaza, e incluso a ciudades del interior de Israel”. 

El 9 de octubre, el portavoz del Ministerio de Seguridad informaba que Israel ordenó un cerco total en Gaza, cortando el suministro eléctrico e imponiendo un bloqueo de alimentos y combustible en todos los puntos de entrada. En la televisión, se hablaba de hospitales colapsados, tratando de hacer frente al enorme número de heridos. El número de muertos, en ambos bandos, asciende a más de 1200. Las autoridades informaron que están recibiendo pacientes de todo el territorio y que las morgues están desbordadas. La Liga Árabe, integrada por 22 países, celebrará el miércoles una reunión de emergencia a nivel de ministros de exteriores, para abordar esta nueva reavivación del conflicto.

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Política exterior conspiratoria

Los académicos e investigadores Bernabé Malacalza y Juan Gabriel Tokatlian se sorprendían de que, en los debates presidenciales de la primera vuelta, no se haya abordado un tema sustancial, la política exterior.

Sin embargo, Bernabé y Toklatian explicaron que a pesar de esta falta de debate y pronunciamientos de los diferentes candidatos, hay indicios que sugieren la posibilidad de que, por primera vez en la historia argentina, se implemente una política exterior conspiratoria. Es decir, afirmaciones dogmáticas, incomprobables que apuntan a construir artificialmente un “mal general o un enemigo específico”, culpable de todos los problemas de la sociedad.

El ascenso de líderes políticos que promueven teorías conspirativas ha dado lugar a investigaciones sobre cómo estas narrativas influyen en la formulación de políticas exteriores. Más que centrarse en actos deliberados de conspiración, se analiza cómo se construyen percepciones y narrativas conspirativas para legitimar prácticas internacionales.

Este tipo de pensamiento tiende a proliferar en momentos de crisis, alimentando el miedo y la desinformación. En el contexto internacional, puede conducir a políticas exteriores extremas y a la polarización.

Un ejemplo claro de esto puede ser la tentativa de Milei de romper relaciones comerciales con China y Brasil por tratarse de, según él, pases “comunistas”. Es decir romper relaciones con los dos principales socios comerciales del país por una afirmación que lejos está de poder comprobarse en la realidad.  

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“El coraje de la desesperanza”

Según Žižek, el desencadenante de todas estas crisis no ofrecen ninguna perspectiva positiva y entender esta realidad es la clave en su análisis.  

En su nuevo libro, y como subraya desde su contratapa, Zizek parte de una frase de Giorgio Agamben, “el pensamiento es el coraje de la desesperanza”, que “resulta especialmente pertinente en nuestro momento histórico, cuando incluso los diagnósticos más pesimistas suelen terminar, por regla general, con alguna mención de la proverbial luz al final del túnel. 

“Para Žižek, el auténtico coraje no consiste en imaginar una alternativa, sino en aceptar el hecho de que no existe ninguna alternativa clara: el sueño de una alternativa no es más que un fetiche que nos impide analizar debidamente el punto muerto en que nos encontramos”.

Hacemos nuestras las palabras de Giorgio Agamben, “el pensamiento es el coraje de la desesperanza”.

FM