Los gobernadores de Juntos por el Cambio y del peronismo van a jugar un rol clave en las negociaciones con un presidente electo que no tendrá representación propia ni mayoría en el Congreso.
Javier Milei, presidente electo de la Argentina. |
Noticias Argentinas (NA)/Marcelo Capece
"Las palabras claves que se escucharon en las reuniones de ayer tuvieron con ver con federalismo y coparticipación, cómo se van a pagar los aguinaldos y si la culpa es de Massa o de Milei", explicó Jorge Fontevecchia en la apertura de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1) de este miércoles 29 de noviembre de 2023.
El historiador Pablo Gerchunoff habla de dos nostalgias entre los historiadores de la economía argentina: la primera es la nostalgia del país exportador, la argentina de Julio Argentino Roca en el primer centenario; la segunda es el país de la distribución, laArgentina peronista de 1945.
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El presidente electo se adscribe claramente a la primera de esas líneas. Sin embargo, la transición actual nos remite a una situación anterior: la previa a la primera Constitución de 1853 que no incluía a la provincia de Buenos Aires. Hoy estamos frente a un mapa político que puede recordar más a los años de la Organización Nacional, con caudillos federales y poco poder en el centro. Una liga de gobernadores frente a un solo gobernador de la ciudad de Buenos Aires que pone la moneda y los impuestos, mientras que el resto de la producción está en las provincias.
Javier Mileies el primer presidente de la historia argentina que no tiene ni un solo gobernador que le responda. A su favor, cuenta con una performance electoral descollante en el interior con guarismos que superan ampliamente los 55 puntos alcanzados a nivel nacional, algo que también se puede relativizar por los votos propios son muchos menos y el resto fueron agregados de personas que prefirieron no votar por la continuidad de el oficialismo.
La histórica disputa entre las provincias y el puerto
Sin embargo, su falta de estructura partidaria en las provincias y su programa de ajustes puede agrupar a peronistas y cambiemistas del interior, reeditando un viejo enfrentamiento en la historia política argentina: quienes defienden un poder central ubicado en Buenos Aires y quienes se agrupan para hacer prevalecer los intereses de las provincias del interior. Es decir, una remake de la lucha entre unitarios y federales, pero en el siglo XXI.
Entre 1828 y 1831, el enfrentamiento entre unitarios y federales se extendió por todo el país y se perfiló un alineamiento regional con líderes que basaban su poder político en criterios diversos unos de otros. Estas diferencias promovían dinámicas sociales diferentes en cada región.
Con la renuncia de Bernardino Rivadavia se derrumbó el proyecto unitario y retornaron las autonomías provinciales. Se inició entonces una etapa caracterizada por las guerras civiles que culminaron con el triunfo del federalismo bajo el liderazgo de Juan Manuel de Rosas. Los violentos hechos de esos años marcaron el punto máximo de la escalada entre los dos grupos. Hacia 1831, el país se encontraba dividido en dos agrupaciones: la Liga del Interior y el Pacto Federal. La guerra entre ambas parecía inminente, pero la caída del General Paz, líder de la Liga Unitaria, en manos enemigas, desmembró ese acuerdo y los federales se impusieron sin oposiciones en todo el país.
En esos años, los caudillos más destacados eran Facundo Quiroga de La Rioja, Estanislao López de Santa Fe y Juan Manuel de Rosas de Buenos Aires. Cada uno de ellos representaba los intereses de su región y expresaban las diferencias internas del federalismo. De a poco logró imponerse el último. Se dio paso entonces a la Confederación y volvió a retrasarse el dictado de una Constitución y la conformación de un Estado nacional que llegaría recién en 1853.
Rosas fue designado gobernador de Buenos Aires en 1829. Durante sus dos gobiernos que se extendieron hasta 1832 (el primero) y desde 1835 hasta 1852 (el segundo), se consolidó la hegemonía de la provincia sobre el resto del país. La Confederación Argentina funcionó a través de pactos y acuerdos entre provincias. Si bien no se formaron instituciones comunes, Buenos Aires obtuvo el manejo de las relaciones exteriores por lo que representaba a la Confederación como un Estado independiente en el plano internacional.
Los conflictos siguieron hasta la conformación del Estado Nacional a finales del siglo XIX. Tal es así, que la firma de la primera Constitución de 1853 fue sin la presencia de la Provincia de Buenos Aires.
Se podría decir que las tensiones entre el interior y Buenos Aires siguen hasta la actualidad. Son históricas y tienen que ver con la cultura argentina. Los gobernadores necesitan defender los intereses de sus provincias, muchas veces en condiciones adversas e incluso, en contra de su pertenencia partidaria.
Ayer hubo dos reuniones muy importantes que tuvieron a gobernadores del interior como los principales protagonistas. Por un lado, los mandatarios provinciales de Unión por la Patria se reunieron con el futuro ministro del Interior de La Libertad Avanza, Guillermo Francos y luego con el actual titular de Economía, Sergio Massa, para resolver el problema del cobro del aguinaldo en diciembre. Además, los 10 gobernadores de Juntos por el Cambio estuvieron en una reunión de coalición en el Centro Alemán de Equitación en el barrio porteño de Palermo.
Massa con gobernadores peronistas
El peronismo se presenta como dialoguista
Antes de la reunión peronista, Ricardo Quintela, gobernador de La Rioja, se refirió a la actitud que tendrán los mandatarios provinciales respecto al gobierno de Javier Milei: "Esperamos ser una oposición responsable, dialoguista y colaboracionista para tratar de sacar el país adelante. Habrá cosas en las que no estemos de acuerdo y las vamos a manifestar con argumentos sólidos". El riojano confirmó que su provincia podrá pagar el aguinaldo con fondos propios y sin ayuda de la nación.
Quintela estuvo en el centro de la escena durante estas semanas porque se le recordó que había dicho que renunciaría a la gobernación en caso de unavictoria de Milei. Finalmente el gobernador no dejó su cargo y, pese a las chicanas, podría afirmar que su promesa se refería a la primera vuelta en la que también se ponían en juego los cargos legislativos provinciales.
En la misma sintonía conciliadora de Quintela, el gobernador santiagueño Gerardo Zamora también celebró la reunión con el futuro ministro del Interior: “Guillermo Francos ha tenido el gesto de conversar y el gesto nuestro es el mismo”.
Cuesta recordar a tantos gobernadores reunidos en Buenos Aires sin un motivo institucional como podría ser una apertura de sesiones o un acto de asunción de un presidente.
Además del encuentro entre los mandatarios peronistas, también se reunieron los de Juntos por el Cambio y se repitió el clima de cooperación con el gobierno nacional: "Haremos todo lo que esté a nuestro alcance para que al gobierno le vaya bien" declaró Rogelio Frigerio, recientemente electo en Entre Ríos. Por su parte, el correntino Gustavo Valdés marcó los límites de la función que tendrán en los próximos cuatro años: “No nos eligieron para cogobernar, sino para ser opositores”.
Es interesante remarcar que Jorge Macri, jefe de gobierno porteño electo y primo de Mauricio Macri, se haya alineado con el resto de gobernadores de Juntos por el Cambio y no con su propio primo, quien luchó denodadamente dentro del PRO para que sea jefe de Gobierno: "Juntos por el Cambio está unido, va a ser una alternativa en el país".
Gobernadores electos de Juntos por el Cambio
Los gobernadores se enfrentan a sus líderes
Los mandatarios peronistas, enfrente de Guillermo Francos, le recordaron a su ex candidato presidencial, Sergio Massa, que ellos ya habían advertido sobre el hueco presupuestario que dejaba con su decisión de eliminar Ganancias y devolver el IVA a los alimentos y que tenía que ser compensado con otros aportes especiales del tesoro nacional.
Por su parte, en el encuentro de Juntos por el Cambio, quienes están al frente de los ejecutivos provinciales del interior manifestaron su distancia con la idea de incorporarse al gobierno de La Libertad Avanza.
Es decir, unos se enojaron con Massa por su “plan platita” y otros tomaron distancia del "Pacto de Acassuso" entre Macri, Bullrich y Milei y sentenciaron que quien quiera adherir al gobierno de Milei debe hacerlo “a título personal”. ¿Por qué existe esta independencia y protagonismo político de los gobernadores del interior cuándo un porteño es reemplazado por otro en la Casa Rosada?
Por otro lado, están los bonaerenses y porteños de Juntos por el Cambio que si quieren integrarse al nuevo gobierno: "Hay un presidente que ganó de manera contundente, sacó más 14 millones de votos, la sociedad pretende reformas y resolver problemas que vienen desde hace décadas. Juntos por el Cambio tiene que apoyar a un presidente que quiere hacer transformaciones", aseguró Diego Santilli, diputado del PRO.
Cristian Ritondoes otro de los nombres que responden a Mauricio Macri y que no están en desacuerdo con algún posible cogobierno con La Libertad Avanza. Su situación es especial ya que es mencionado como posible presidente de la Cámara de Diputados, algo que confirmó que no tendría problemas en aceptar.
El equilibrio de poder entre Buenos Aires y el resto de las provincias
Javier Milei, Alberto Fernández y Mauricio Macri son porteños. Podríamos sumar a la lista algunos de los candidatos derrotados de las últimas elecciones como Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich y Sergio Massa. También a los gobernadores de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, María Eugenia Vidal y Daniel Scioli.
Por razones históricas y económicas, los gobernadores del interior tienen sus propias posiciones y las necesidades de su provincias, en conjunto con la tensiones que históricamente se mantienen con el poder central ubicado en Buenos Aires, hacen que en esta situación, funcionen como una suerte de equilibrio de poder que requiere un presidente lo suficientemente fuerte como para poner en orden estas tensiones.
Cuando ese presidente no tiene la fortaleza, por no tener mayoría en las cámaras o apoyo del Poder Judicial, la tensión entre el interior y el puerto se coloca en una situación de paridad.
Al manifestar su voluntad de ser una oposición colaborativa y responsable, y por el otro lado, se niegan a integrar el gobierno de La Libertad Avanza, lo que hacen es defender los intereses de su Provincia. Los peronistas evitan romper todo puente con el Gobierno Nacional y los gobernadores de Juntos por el Cambio no quieren ser parte de un ajuste, que puede tener a sus provincias como las principales afectadas.
El experimento que implica el primer gobierno de la historia de un presidente “liberal-libertario”, tal como el mismo Milei se define, tiene un desafío más: coordinar los poderes territoriales con el nacional, una tarea que parece estar más en manos de su ministro del Interior, Guillermo Francos, que del propio presidente electo.
Quizás, la nostalgia de Javier Milei corresponda a mediados del siglo XIX antes de que Argentina se constituya definitivamente como una nación soberana.
