OPINIóN
Análisis

El fenómeno Milei

El frente que bloquea el avance de la Libertad avanza está compuesto por el gremialismo, los dirigentes de planes sociales y la dirigencia tradicional. La inflación baja, pero se acelera la recesión. “Que la población en los próximos duros tiempos, pueda tener templanza”, opina el autor.

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REDES SOCIALES. | REUTERS

El Presidente Milei se presenta a sí mismo como una suerte de antítesis del kirchnerismo, proceso que ha llevado al Estado y a la sociedad a una situación límite, testimoniada en índices de pobreza, corrupción, inflación y descapitalización generalizada. En ese marco, irrumpió vertiginosamente, quien más allá de sus impericias, ha  llevado a la sociedad a un profundo replanteo. 

El mundo empieza a observarlo con atención, desde la calidez del Papa, líderes europeos, latinoamericanos, hasta importantes medios periodísticos, especialmente los económicos, que no ahorran adjetivos para caracterizar al nuevo Presidente.

Su estilo disruptivo, que le ha permitido desde la nada hacerse con la presidencia del país con el 56% de los votos, la atracción que despierta, inicialmente entre los más jóvenes, y luego en los que no lo son tanto, convencidos de que la Argentina populista, demagógica y encerrada en sí misma no podría continuar, tras décadas de atraso continuo que propone cambiar drásticamente, a pesar de las trabas y zancadillas de aquellos que no desean perder sus posiciones, privilegios y prebendas.

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Una parte importante de este frente bloqueador está constituido por el gremialismo tradicional, aferrado a los intereses de los dirigentes, mucho más allá que los de sus afiliados, en un país que con su aquiescencia superó el 50% de pobres y 15 % de indigentes, y que no crece desde hace décadas.

Se suman los dirigentes de los denominados planes sociales, capitanes de un ejército millonario de beneficiarios de los magros emolumentos que por no trabajar les dispensa un Estado quebrado, que les quita con la inflación  lo que les ofrece con los magros planes asistenciales.

Y los partidos tradicionales, sorprendidos por el fulminante avance de Milei, quien de la nada se alzó con la Presidencia, que se vieron desconcertados ante los primeros movimientos (imperfectos) legislativos, del nuevo presidente, iniciativas actualmente bloqueadas por las mayorías  opositoras, no obstante lo cual los primeros resultados en los escasos dos meses de gobierno, le permiten al Presidente, pese a la casi límite situación económica, con récord de inflación, (producto de los desaguisados del gobierno anterior) mantener un nivel muy alto de aceptación popular.

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Más allá de las angustias del drama económico, las miradas del exterior, le otorgan a este curioso personaje devenido en Presidente de una República casi exhausta, un perfil no solo sorprendente sino en cierto sentido admirativo. A pesar de que  en el plano interno la cuestión sigue siendo muy complicada.

Para factibilizar el cambio de era, se deberá  indefectiblemente adecuar el gasto público a un nivel de ingresos sostenible en el tiempo con un sistema impositivo que no asfixie al sector privado, y salir de una economía cerrada hacia una de mercado integrada al mundo, fundamental para posibilitar la única llave del crecimiento económico genuino, la inversión privada.

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Si bien la inflación está bajando, esta desaceleración se hace posible a costa de una muy fuerte recesión, por lo cual  a medida que pase el tiempo podría perder popularidad, base de su poder político, dado su mínimo poder legislativo propio. 

En este contexto, resulta imperioso proseguir en el intento. El Gobierno deberá aunar su reconocido deseo de transformación, con la instrumentación de las medidas que lo conduzcan a ese objetivo, empleando las herramientas más idóneas hacia ese fin, ya sea desde el punto de vista de su concepción, como a través de la mejor estrategia y los mejores ejecutores.

A su vez, es de desear, que la población en los próximos duros tiempos, pueda tener la templanza suficiente para facilitar ese tránsito. Sabiduría en la conducción y resiliencia en los argentinos, constituyen requisitos fundamentales para superar largas décadas de atraso y de encierro, producto de los populismos y la demagogia que han condenado al país, a través de los tiempos.

Futuro difícil, pero no imposible.

*Economista argentino. Presidente honorario de la Fundación Grameen Argentina.