El plenario del peronismo que tuvo lugar ayer en Santa Teresita es una muestra de que el kirchnerismo busca dar un mensaje de unidad. Pero un sector muy importante del Gobierno mantiene una distancia infranqueable con el gobernador bonaerense, Daniel Scioli: “No nos representa”, se queja un funcionario que ya trabaja en su armado en su provincia y confía en que el kirchnerismo pueda construir un candidato con peso propio para las internas de 2015.
El debate es simple: por más que el gobernador se muestre públicamente cerca del kirchnerismo y que incluso defienda con vigor sus políticas, no lo quieren como heredero del trono. Están convencidos de que Scioli no continuará los ejes sobre los cuales se vertebra el “modelo”. El problema para el kirchnerismo es que Scioli encabeza las encuestas junto a Sergio Massa. “Es muy difícil que sea nuestro candidato en 2015”, sentenció esta semana uno de los ministros más importantes del Gobierno. No es sólo su opinión, asegura reproducir lo que ha escuchado de la propia boca presidencial.
Lo que siente la primera mandataria por el gobernador no es precisamente afinidad. Todo lo contrario. “Ella no quiere que Scioli sea su candidato y está dispuesta a sacrificar muchas cosas para evitarlo”, analiza un secretario de Estado que tiene trato asiduo con Cristina. “Ayudaría a Macri o a Unen para que Scioli no llegue a la segunda vuelta”, confiesa. Por eso, en los pasillos de los despachos más importantes del oficialismo ya hacen circular que el kirchnerimo va a construir un candidato “puro” para que compita en las internas. Saben que hoy los nombres que hacen circular no son competencia para el gobernador, pero creen que al menos lo pueden dejar peor parado una eventual segunda vuelta.
Hay diversos precandidatos que ya anunciaron que quieren subirse a la calesita de las primarias y competir por las presidenciales: Sergio “el Pato” Urribarri, gobernador de Entre Ríos; Julián Domínguez, presidente de la Cámara de Diputados –que ya dijo que Scioli no lo representa–;, y hasta el senador Aníbal Fernández. Ninguno suma hoy un caudal de votos que pueda preocupar a Scioli. Florencio Randazzo, ministro del Interior y Transporte, es otro de los que ya empezaron a tejer sus planes para jugar en 2015. Tiene las mismas aspiraciones que el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich. Se suma un nombre que muchos comienzan a repetir como un candidato: Axel Kicillof. Ya lo midieron para jugar en la Ciudad hace dos años, pero ahora buscan instalarlo como candidato para suceder a Cristina. La Cámpora festeja, pero sus adversarios se ríen por la alta imagen negativa que arrastra.
Algunos de los funcionarios que hablan varias veces por semana con Cristina dudan incluso de que bendiga a algún candidato hasta último momento. Los dejará jugar y apenas se meterá (públicamente) en la interna mientras ella misma planifica cómo perpetuar el kirchnerismo puro más allá de 2016.
Capitanich denuncia golpes ‘suaves’
El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, aseguró ayer en Santa Teresita que no tiene “especulaciones de ninguna naturaleza” respecto de posibles candidaturas en el seno del peronismo kirchnerista con miras a las elecciones de 2015, y llamó la atención sobre la estrategia que denominó de “golpe suave” para desestabilizar gobiernos de la región.
“Tenemos que ser conscientes en la responsabilidad en el ejercicio de gobierno”, añadió desde Santa Teresita, donde participó del congreso del PJ bonaerense, y aseguró que su misión era “cooperar y cumplir directivas e instrucciones de la presidenta” Cristina Fernández.
El jefe de Gabinete remarcó que el “desafío” es garantizar la “continuidad de este proyecto político”, aunque reiteró que las postulaciones para 2015 se resolverán a través de las elecciones primarias porque “uno no puede prohibir a nadie que sea candidato”.