Alberto Fernández parece incrementar su poder día tras día. Hace apenas unas semanas sumó el Comfer a la Jefatura de Gabinete; ahora podrá, también, decidir sobre las licencias de radiodifusión. Una nota publicada en Diario Perfil el sábado pasado reveló que también el brazo del jefe de Gabinete llega hasta la Cancillería, organismo que estaría virtualmente intervenido por Fernández, quien habría impuesto a uno de sus hombres, Victorio Taccetti, como vicecanciller.
Los alcances de Alberto F. son sorprendentes. Ya no son los superpoderes (o facultades extraordinarias, como prefieren llamarlo en Jefatura de Gabinete) con los que puede hacer y deshacer en el Presupuesto nacional a su antojo, sino que también llegó hasta la AFIP, y logró que Alberto Abad fuera reemplazado por otro de sus hombres: Carlos –para variar- Fernández.
Cuestionado por muchos y venerado por otros, Alberto Fernández cumple las veces de vocero que le pone el hombro a los desaciertos del Gobierno y que se sube a los aciertos antes que ninguno. Es capaz de defender lo indefendible, aún cuando todos opinen lo contrario. ¿Será esa la actitud que le valió atravesar las turbulencias, ganarse la confianza de los Kirchner, aunque los pingüinos no lo consideren santo de su devoción y mantenerse cada día más afianzado y ganando poder?Es probable.
Esta mañana, Alberto Fernández explicó que el ex presidente Néstor Kirchner no asistirá a disertar en el Congreso de las Américas “por problemas de agenda”. Sin embargo, sí irá él y se reunirá con Tom Shannon, el subsecretario para Asuntos Hemisféricos.
Hasta dónde podrá llegar Alberto Fernández es difícil de predecir, sobre todo si se considera que su llegada a la Jefatura de Gabinete fue, casi, un vuelo sin escalas.