Que 7.116.352 de argentinos optaran por Javier Milei en las PASO 2023 generó un shock que atravesó las fronteras. La sorpresa tuvo que ver con varios aspectos, como las bizarras características del personaje o el radical cambio del mapa político dominado por el kirchnerismo, el PRO y sus aliados. Pero hubo algo del aluvión de votos libertarios que no sorprendió: fue el único candidato que logró una conexión directa entre su narrativa y una sociedad que está, básicamente, harta.
“El batacazo”, “la sorpresa”, “la sensación”. Así describió la prensa internacional lo que pasó en las elecciones argentinas en las que el referente de La Libertad Avanza arrasó con el 30,2% de los votos, tiñendo al país de un violeta inusual y dejando atrás a las dos principales coaliciones. El día después del impacto abundaron los análisis sobre la versión rioplatense de Trump y Bolsonaro (salvando las distancias) y se habló de “voto castigo” para explicar lo sucedido en la escena política nacional.
Pero la figura de Javier Milei tiene un peso simbólico que va más allá de quienes lo consideraron “un problema” y hasta lo subestimaron desde sus escritorios. Se trata de una figura que a través de gritos y ataques a la "política tradicional" logró "encastrar" con un sentimiento de ira generalizado. Una revolución silenciosa de ciudadanos cansados de la debacle socioeconómica de larga data y una grieta política que ya no es negocio.
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La exitosa narrativa de Javier Milei
“La narrativa de Milei fue una de las pocas que en spots oficiales mostró a sus candidatos hablarle directo a cámara a la población mientras otros ponían actores contando conceptos elaborados lejos de la realidad caliente de Argentina”, dijo Lisandro Bregant, experto en narrativas públicas.
En diálogo con este medio, el fundador y director de Narraglobal analizó el detrás de escena de la exitosa estrategia comunicacional de Milei basada en la ira, una emoción que lo conectó con la gente de manera directa. “Hay dos vectores: el más visible: el ataque directo a la política tradicional. El otro, menos visible por el sistema política hasta los resultados de las PASO: la comunión con millones de personas que se tradujo en las urnas”.
Milei escribe sus discursos a mano, admite que ahora tiene que escribirlos más largos y evitar el “bulleteado” (la enumeración del contenido en viñetas). “Algún día va a tener un valor histórico”, le dijo a Alejandro Fantino al regalarle el manuscrito del domingo. El “león” se comunica gritando y sin intermediarios. Siente. Está enojado. Y la gente conecta con esa emoción. Esto lo posiciona como una “opción legítima” a ser elegida por los votantes, una de las claves del éxito de su narrativa.
“Javier Milei supo encarnar de forma genuina la bronca profunda. No digitó la bronca en más de siete millones de personas. Se encontró en la misma plaza con ellos. Encastraron”, analizó Bregant. Así creó una “comunidad de creencias” compartidas en la que Milei es el líder porque abiertamente “lo siente” y la gente le cree, a diferencia de otros candidatos que se basaron en el marketing político, la actuación o el coaching. Un sentimiento de confianza la gente lo materializó a través del voto.
“Saberse que tenía que moderar su forma de ser outsider y el sentimiento generalizado de bronca encarnado en alguien que orgánicamente puede interpretar la ira fue el combo narrativo perfecto para que Milei tenga las credenciales para ser opción firme en un cuarto oscuro”, indicó el especialista.
El triunfo de Milei y el "termómetro" de las redes sociales
Hace dos años nadie hubiera pensado que La Libertad Avanza, el espacio que creó Javier Milei para competir en las elecciones del 2021, se convertiría no solo en una fuerza competitiva sino en la primera minoría en la primera instancia hacia las elecciones presidenciales.
En las redes sociales, un termómetro social en tiempo real, llovieron las críticas de usuarios enojados con los votantes del candidato presidencial que se mostró a favor de la venta de órganos, la libre portación de armas y la dolarización. “¿Qué te hicieron de chico para votar a Milei?”, se preguntó el autor de un tuit que fue viral tras el shock posterior a las PASO.
Las respuestas fueron, al menos, dolorosas: “Mataron a mi viejo”, “vi llorar a mis papas por trabajar todo el día y no llegar a fin de mes”. La mayoría se refirieron a la inseguridad y la pobreza, dos problemas cotidianos que afectan a los argentinos y que se agudizaron en la última década. Ante esto, el excéntrico libertario que se mostró como “un distinto" resultó atractivo, y redirigió ese malestar a los partidos que gobiernan desde el retorno de la democracia y que al momento no lograron resolverlos.
La "casta" y la subestimación del votante
El "ataque a la casta" política es uno de los ejes de la comunicación de Milei, que involucra tanto al peronismo como a Juntos por el Cambio. "Es el corazón central de la forma de entregar el mensaje de Javier Milei es con ira dirigida a un grupo específico: la casta. En la noche de los resultados, en su narrativa de escenario, ese grupo específico fue más particularizado: el kirchnerismo", puntualizó Bregant.
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"Milei les hizo creer a esos dos tercios atacados que se trataba de algo entre ellos y Milei. Dedicaron tiempo, recursos y agenda para subestimar a Milei, a bajarle el precio. Entre ellos con aparato para gobernar y un excéntrico con energía incendiaria que iba a agotarse en sí mismo", continuó.
Sin embargo, lo que nadie previó es que en el fondo los que estaban siendo subestimados eran los ciudadanos, agobiados por una crisis social y económica sin precedentes pero con la convicción democrática de usar el voto como herramienta de cambio, más allá de las implicancias. "En realidad detrás de esa decisión de campaña" las dos principales coaliciones "estaban minimizando algo más crítico: subestimaron la ligazón de millones con esa bronca y esa ira”, cerró.
Gi