POLITICA
El poder envejece

El antes y el después de Mauricio Macri en el espejo

Tema recurrente en tiempo de elecciones, el cambio del rostro del Presidente en cuatro años es notorio. ¿En que te has transformado...?

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El candidato Mauricio Macri debate y debatió en el 2015.- | Cedoc Perfil

Cada vez que hay una elección o un debate presidencial hay temas no políticos, podríamos decir de back o de color, que deben cubrirse, como por ejemplo los looks, los memes, las perlitas, etc. Pero hay uno que llega solo y que nunca lo dejamos de lado porque es ahí, mientras recurrimos al archivo para buscar antecedentes, datos y fotos, cuando las imágenes nos golpean en la cara y una frase se dispara automáticamente al encontrarte con el mismo político, frente a frente en tu computadora, cual comercial del antes y el después de una dieta, con cuatro años de diferencia entre una foto y otra. ¿Qué le pasó? ¡Qué avejentado que está!, decimos inmediatamente. Y Mauricio Macri no quedó exento de esta comparación.

En el común de los mortales, a los efectos estéticos, parafraseando a Gardel y Le Pera, podríamos decir que cuatro años no son nada, pero en un presidente de la Nación pueden parecer una eternidad.

Aunque la ciencia es más explícita y detallista, a la vista externa y a los ojos del vecino, todo indica que sí. Y este efecto no es exclusivo de los primeros mandatarios, sino que podemos traspolar el tema a cualquier persona en un cargo de enorme responsabilidad y estrés.

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Ejemplos de lo que hoy nos ocupa hay tantos como presidentes en el mundo, pero quizás el más reciente se dio en 2016 con Barack Obama, cuando lo vimos en el último discurso y generó todo tipo de comentarios sobre el aparente envejecimiento sufrido desde que entró en la Casa Blanca en enero de 2009 hasta entonces, siete años después. Y hoy tenemos a Mauricio Macri...

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Según explica la doctora Irene Bermejo, Medica Dermatóloga (Matricula Nacional 60438) y Miembro titular de la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD), “cuando una persona está expuesta a un rol tan importante como ejercer el poder, sobre todo en un contexto de cambios, de reformas, de situaciones límites, requiere de un trabajo externo porque el poder se ejerce para afuera, pero también requiere de una templanza y de una fortaleza interior, para poder hacer frente a esta gran responsabilidad, evitando de esta manera que el estrés incida en su salud”. Y continúa:

"El estrés puede subir el cortisol, puede subir la insulina, estas hormonas aceleran los procesos de envejecimiento en el organismo y están estrechamente relacionadas con el estrés. Se genera un mayor consumo de oxígeno y de antioxidantes, generando grandes trastornos en el descanso, poniendo en perjuicio a la salud de quien lo ejerce, es necesario poder hacer un trabajo interior muy intenso, para el cual tal vez no hay tiempo y suplementar con antioxidantes para evitar que el envejecimiento se manifieste en el organismo. No es lo mismo ejercer el poder en épocas de bonanza, que ejercerlo cuando se está en momentos de cambios decisivos que hacen que todo el tiempo el organismo esté sometido a un estrés continuo”.

“El estrés es un proceso de adaptación extrema que acelera todos los procesos metabólicos de nuestro organismo", dice la Dra. Bermejo. 

Clarísimo, pero todo eso se nota en la cara. Y cuando no hay maquillaje de por medio, las ojeras son lo primero que marca la diferencia y que además de mostrar poco descanso, avejentan. Y si a eso se le suman algunos kilos menos en su peso, y algunas canas que aparecen pero que quedan libres de culpa y cargo ya que, rebeldes por naturaleza, lo hacen cuando quieren y con o sin estrés, todo suma para que veamos al personaje, en este caso Macri, con mucho más que cuatro años encima... Y basta ver las fotos para notarlo.

No es lo mismo viejo que avejentado...

Según explican los dermatólogos y esteticistas, con los años, la frente se agranda porque las cejas se van para abajo, las orejas,la nariz, los ojos y el mentón se hacen más grandes y los pómulos caen. Y como si eso fuera poco, aparecen las arrugas y las patas de gallo. Por supuesto, estamos hablando de la imagen, del afuera, de lo que se ve. Otra cosa es envejecer.

Segun la ciencia, los signos externos por los que consideramos a alguien viejo no tienen ninguna relación ni con el estrés ni con las causas de mortalidad. Un estudio masivo de 20.000 personas (hombres y mujeres) realizado años atrás por la Universidad de Copenhage, por ejemplo, no encontró ninguna relación entre la calvicie, las canas o las arrugas y la edad a la que la gente se muere o las causas, especialmente con la más ligada al estrés: el ataque al corazón.

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El estrés puede matarte, pero no envejecerte, podríamos decir. La oxidación celular y la adrenalina sí pueden acelerar el envejecimiento, como beber de más, fumar o llenarte de azúcar o de grasas. Sin embargo, hay estudios que prueban que llegar a presidir una Nación por varios años puede disminuir hasta 2,7 años la esperanza de vida. Lo dijo una investigación del British Medical Journal realizada en 2015 que comparó la supervivencia de 279 líderes del Ejecutivo de 17 países con la de 261 candidatos no elegidos entre un mismo período.

Así, la conclusión revelaba que los jefes de Gobierno viven hasta 2,7 años menos y, además, tienen un 23 por ciento más de riesgo de morir que los políticos que no llegan al nivel más alto de la política: la Presidencia.
Estos datos se han obtenido tras medir la edad de cada candidato en las últimas elecciones generales en las que han participado, y tomando como referencia lo que se esperaría en una persona de la misma edad y sexo. Los países analizados fueron Australia, Austria, Canadá, Dinamarca, Finlandia, Francia, Alemania, Grecia, Irlanda, Italia, Nueva Zelanda, Noruega, Polonia, España, Suecia, el Reino Unido y Estados Unidos.

Sin dudas, tener y mantener el poder cuesta, y a veces, un poco de ese costo, los presidentes lo pagan con su cara. Nada que un refresh, un retoque o unas buenas cremas no puedan mejorar.

AT/FeL