Laura Muñoz (36) ya no vive tranquila. Tiene miedo, dice que su vida cambió de un día para el otro y que su única protección es hablar. “Que quede claro, yo salí a hablar porque me iban a matar. No quería ser una Norita Dalmasso, que digan: 'uh, era drogadicta y se suicidó'. Entonces a mí no me queda otra que contar todo. Para salvar a mis hijos y salvarme a mí. Le dije a mi marido que iba a hablar... él estaba avisado”, relata Muñoz.
Su marido es Alejandro Paul Vandenbroele (42), el amigo íntimo del vicepresidente Amado Boudou que se quedó con el control de la ex Ciccone Calcográfica -rebautizada con el nombre de Compañía de Valores Sudamericana-, la única impresora privada del país que puede imprimir billetes, pasaportes y hasta patentes de autos. Según denuncia Muñoz, su marido sería testaferro de Boudou y la habría amenazado de muerte para que no cuente estas revelaciones.
Hoy Muñoz vive con sus tres hijos -uno de su matrimonio con Vandenbroele- en Mendoza y está intentando divorciarse de su marido.
NOTICIAS: ¿Qué le dijo Vandenbroele cuando le avisó que iba a contar sus negocios con Boudou?
Laura Muñoz: Que nadie me iba a creer porque me iba a hacer pasar por loca y me iba a internar. Y que después se iba a encargar de matarme. Él me dijo muchísimas veces que me iba a declarar insana para sacarme a mis hijos. Hubo muchos hechos graves. Envenenaron a mi perro, un día se metió un hombre en mi casa y me dijo: “Callate, puta, que te vamos a matar”.
NOTICIAS: ¿Las amenazas fueron por la información que usted maneja?
Muñoz: Sí. Y todo se agravó desde que empezó a tener estos trabajos relacionados con el poder. Creo que él se sintió impune por todo lo que estaba pasando. Y después se fue de la casa en la que vivíamos juntos, me desalojó y hasta me agarró los dedos con una puerta.
NOTICIAS: ¿Vandenbroele es testaferro de Boudou?
Muñoz: Sí. Todo indica que es la mano derecha en los negocios no claros. Además, él empezó a trabajar con José María Núñez Carmona. Iban a poner una consultora en Puerto Madero para recibir negocios del Gobierno. Alejandro me decía que Boudou le había dicho a Núñez Carmona que pusieran esa consultora y mi marido decía que era una “consultora fantasma”, porque abrías la cortina y era otra cosa.